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ABC MADRID 02-11-2006 página 17
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ABC MADRID 02-11-2006 página 17

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC JUEVES 2 s 11 s 2006 Elecciones catalanassPSC ESPAÑA 17 José Montilla s Candidato del PSC LA SOMBRA TRANQUILA DE MARAGALL El líder socialista, el gran derrotado, se ha bregado en el Gobierno Zapatero s La relación con Maragall, sin duda muy ufano anoche, se ha resentido con el Estatuto I. A. BARCELONA. José Montilla (Iznájar, Córdoba, 1955) es la gran novedad de estos comicios. Ha roto un tabú, por el simple hecho de aspirar a la presidencia de la Generalitat habiendo nacido fuera de Cataluña; es diferente, porque su carácter tímido le convierte en un candidato más que atípico; es desconocido, porque ésta ha sido su primera campaña importante como candidato, y es novedad, porque representa a una nueva generación del socialismo catalán. Sus rivales le recriminan su mal catalán y la falta de titulación universitaria, pero él se defiende asegurando que la vida me ha enseñado más que la Universidad por la que pasó para empezar las carreras de Económicas y Derecho, aunque no terminó ninguna. Así las cosas, la incógnita de Montilla en su nuevo papel de candidato no ha comportado demasiadas sorpresas. El lema de la campaña, Hechos, no palabras ya era toda una declaración de intenciones de un político que ha hecho de sus silencios una de sus armas. En campaña electoral el silencio no es una ventaja, especialmente cuando, en vez de un mitin intimista, se protagoniza un debate a cinco en televisión. Pero, incluso entonces, supo medir su momento y esperar a que su rival agotara su tiempo de palabra, la estocada final. Probablemente, los tres años escasos en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero le han dado tablas en las batalla pública, aunque las lagunas siguen siendo evidentes. Pero, dos años luchando denodadamente por la improbable opa de Gas Natural sobre Endesa, sirven para hacer callo a cualquiera. La opa ha enturbiado una gestión que empezó siendo prometedora, cuando aquel hombre callado que casi nadie conocía llegó a cambiar, sin despeinarse, hasta seis presidentes de empresas privatizadas en legislaturas anteriores y nombrados por el PP. Sin que la oposición pudiera hacer nada y sin que el ministro de Economía y vicepresidente del Gobierno, Pedro Solbes, pareciera inmutarse. El hombre del aparato Sus primeros pasos políticos los dio en una organización maoísta, que pronto abandonó para seguir en la lucha antifranquista desde el PSUC. En 1978 ingresó en el PSC y en 1979 era ya primer secretario de su comarca. En 1994 fue elegido secretario de Organización, a las órdenes de Narcís Serra. Desde 2000 ocupa la primera secretaría. Entre 1985 y 2003 fue alcalde de Cornellá, en 2003 presidió la Diputación de Barcelona y en 2004 fue nombrado ministro de Industria. La principal batalla la planteó, paradójicamente, el presidente de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, Carlos Bustelo, que luchó contra viento y marea para evitar el traslado de la CMT a Barcelona. Pero Montilla no es hombre de muchas promesas, y cuando hace una, le gusta cumplirla. Ya lo había demostrado en su breve paso por la Diputación de Barcelona y, sobre todo, como primer secretario del PSC, cargo al que accedió en 2000, formando tándem con Pasqual Maragall, que ocupó entonces la presidencia del partido. La bicefalia funcionó a la perfección en el partido, pero empezó a resquebrajarse cuando los socialistas volvieron al poder en España mientras lo compartían en Cataluña con Esquerra Republicana. Cada uno de los desencuentros entre ambos ejecutivos ha minado un poco más la relación entre estos dos hombres, hasta que Montilla acabó sustituyendo a Maragall como candidato a la Generalitat el pasado verano. Antes, le reventó una remodelación de su gobierno mientras Maragall se empeñaba en dificultar aún más la reforma estatutaria. Ahora, la batalla contra CiU los ha unido de nuevo, aunque nadie olvida que Montilla representa lo contrario de Maragall: el político de base, el inmigrante integrado, el hombre hecho a sí mismo, la seriedad y la disciplina frente la genialidad alocada. Seny o rauxa (locura)

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