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ABC MADRID 12-10-2006 página 27
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ABC MADRID 12-10-2006 página 27

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC JUEVES 12 10 2006 Internacional 27 DESAFÍO NUCLEAR EN EXTREMO ORIENTE La amenaza atómica no es el primer desafío de Corea del Norte al mundo. Ya en los años 70 y 80, el régimen estalinista secuestraba a ciudadanos surcoreanos, japoneses, tailandeses y hasta europeos para aleccionar a sus espías De desertores del tío Sam a astros del cine No todos los extranjeros que recalan en Corea del Norte lo hacen forzosamente invitados por su dictador, Kim Jong- il. Por extraño que parezca, algunos incluso han llegado a este país asiático, el más cerrado y aislado del planeta, por su propia voluntad. Tanto durante la guerra como tras el armisticio, un puñado de soldados de Estados Unidos destinados en Corea del Sur decidieron abandonar las filas del tío Sam y cruzar al otro de la frontera, al temido y misterioso norte. Una vez que el régimen estalinista superó sus recelos iniciales ante estos traidores, algunos de ellos hasta se ganaron el título de ídolos en Corea del Norte. Es el caso del sargento Robert Charles Jenkins, quien, a los 25 años, desertó en enero de 1965 mientras patrullaba en la zona desmilitarizada En la carta de despedida que escribió a sus familiares, decía que se marchaba en busca de una vida mejor que sin duda encontró porque se convirtió en una rutilante estrella del cine norcoreano. Tanto él como Larry Ashbier, que cambió de bando en mayo de 1962 a los 19 años, y James Dresnok, quien desertó tres meses después con 21 años, interpretaron a militares estadounidenses en una película que se titulaba Los héroes de Unsung Los desaparecidos de Kim Jong- il P. M. DÍEZ SEÚL. En 1976, la japonesa Megumi Yokota tenía sólo 13 años cuando un par de hombres la abordaron en plena calle mientras volvía de sus clases de bádminton. Sin dar más explicaciones, la metieron a la fuerza en un coche que se perdió de vista al instante. Su familia no volvió a saber nada de ella hasta que, en septiembre de 2002, el entonces primer ministro nipón, Junichiro Koizumi, se reunió con el máximo líder de Corea del Norte, Kim Jong- il. En esta cumbre histórica, que pretendía suavizar las relaciones entre ambos países, Kim Jong- il reconoció que el régimen estalinista había raptado en los años 70 y 80 a 13 ciudadanos japoneses para enseñarles el idioma a sus espías. Para asombro de sus parientes, una de estas secuestradas era Megumi Yokota, quien en su nueva vida incluso había llegado a casarse con Kim Young- nam, un surcoreano también raptado en 1978. el director Shin Sang- ok. La orden venía directamente de Kim Jong- il, un cinéfilo compulsivo que pensaba que podía añadir la pareja de artistas a las 20.000 películas de su videoteca privada. Pero ambos lograron escapar en 1986 y dieron a conocer numerosos detalles de la vida de los secuestrados en Corea del Norte, revelando la identidad de algunos a los que habían llegado a conocer. Entre ellos destacan dos jóvenes chinas, Hong Lingseng y So Miochun, que fueron apresadas el 2 de julio de 1978 en Macao, donde trabajaban como dependientas de una joyería en el Hotel Lisboa. Engañadas por unos hombres que se hicieron pasar por adinerados empresarios japoneses, fueron invitadas a un paseo en barca que acabó Muertos o suicidados Aunque Pyongyang permitió un mes más tarde el regreso a Japón de cinco de los capturados, afirmó que los otros ocho, entre los que estaba Megumi, habían muerto. Para justificar que ésta se había suicidado en 1994, Corea del Norte entregó los restos de la mujer, que precisamente este domingo cumpliría 46 años. Pero las pruebas de ADN realizadas a dichos restos demostraron que no pertenecían a Megumi Yokota, sino a dos personas distintas, levantando así la sospecha de que tanto ella como los otros siete secuestrados seguían estando vivos y permanecían retenidos por el régimen estalinista. Así lo teme la Asociación Nacional para el Rescate de Japoneses Secuestrados por Corea del Norte, que eleva la cifra de raptados hasta la veintena de personas. Y es que el caso de la joven Megumi Yokota, frecuente caballo de batalla en las relaciones entre Tokio y Pyongyang, es uno de los más conocidos, pero no el único. Desde el final de la guerra entre las dos Coreas (1950- 53) se sospecha que el opresivo régimen estalinista ha raptado a miles de surcoreanos- -de los cuales medio millar seguiría aún con vida- -y a un puñado de chinos, malayos y libaneses, así como a varias personas procedentes incluso de Francia, Holanda, Italia y Tailandia. Todos ellos eran utilizados por los servicios secretos norcoreanos, dirigidos por Kim Jong- il, para aleccionar a sus espías no sólo en sus respectivos idiomas, sino también en las costumbres occidentales. Así lo explica el libro Eco desde la oscuridad de la famosa actriz surcoreana Choi Un- Hee, secuestrada en Hong Kong en 1978 junto a su marido, Todos los raptados eran utilizados para enseñar a sus agentes secretos idiomas y costumbres occidentales Se sospecha que desde el final de la guerra de Corea el régimen ha secuestrado a miles de surcoreanos abruptamente en un carguero fondeado cerca de la costa, con el que fueron trasladadas a Corea del Norte. Ese mismo día, también desapareció de la entonces colonia portuguesa Anocha Panjoy, una muchacha tailandesa que trabajaba en un salón de masajes. Tras recalar en el hermético país comunista, se casó con Larry Abshier, uno de los soldados estadounidenses que han desertado a Corea del Norte durante las últimas décadas. El militar falleció en 1983 y, cuatro años más tarde, Anocha desapareció del domicilio conyugal, por lo que nunca más se ha sabido nada de ella para desesperación de sus familiares en Tailandia. Su historia se conoce gracias al libro escrito por otro de estos desertores, el sargento Robert Charles Jenkins, quien cambió de bando en enero de 1965 para convertirse posteriormente en una de las estrellas más populares del cine norcoreano. Empleado también como profesor de inglés, Jenkins se casó con Hitomi Soga, una alumna suya que, según se descubrió más tarde, había sido secuestrada años atrás en Japón. Después de muchos esfuerzos diplomáticos para que ella fuera liberada y para que él evitara la cárcel en su país por traición, la pareja pudo instalarse finalmente en Indonesia, desde donde han desvelado algunas pistas sobre varios de estos secuestrados, que siguen perdidos en Pyongyang. El máximo dirigente de Corea del Norte, Kim Jong- il (en el centro) junto a dos militares en un cuartel de Pyongyang EPA

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