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ABC MADRID 03-10-2006 página 34
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  • EdiciónABC, MADRID
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34 Internacional MARTES 3 10 2006 ABC TÁCTICAS VARIADAS res dirigentes conservadores europeos tratan de diseñar una estrategia que les lleve al triunfo en las urnas con resultados muy distintos. En Inglaterra, desde los años de la Revolución Thatcher, el conservadurismo ha estado vinculado a un serio compromiso ideológico. Había un programa tan sencillo como radical. El Partido Conservador era el partido del cambio, de la liberación frente a un estado que había crecido en exceso y que ahogaba la libertad individual. Pero aquella bandera perdió parte de sentido cuando Blair la tomó para la causa laborista. Dos grandes estadistas de dos formaciones antagónicas que coFLORENTINO incidían en lo fundaPORTERO mental. El resultado ha sido caótico: un laborismo en plena crisis de identidad, donde las bases se revuelven frente a un liderazgo al que acusan de conservador. Un conservadurismo, el de Cameron, que abandona el compromiso ideológico y se lanza a los brazos del marketing y la sonrisa. Se trabaja a golpe de encuesta, se dice lo que se quiere oír y se olvida, como Thatcher y Reagan demostraron, que en política, como en el mundo de la empresa, la oferta crea la demanda cuando se tiene algo que decir. Sarkozy aspira a gobernar tras dos septenatos de Chirac, en los que Francia se ha ido hundiendo en la apatía. Sin las reformas económicas necesarias, con un intervencionismo económico anacrónico, con una sociedad acostumbrada a un sinnúmero de servicios y derechos... el país no acaba de levantar cabeza. Para este descendiente de judíos húngaros es el momento de asumir un programa de cambio: liberalizar la economía, reconstruir la alianza con Estados Unidos, recuperar la calidad en la enseñanza... En Francia el marketing y las sonrisas corresponden a la candidata socialista Royal. En España Rajoy se encuentra ante una política que choca frontalmente con el legado Aznar, del que el propio Rajoy es parte indiscutible. La crisis constitucional, el tratamiento de la cuestión etarra, el desprecio por los valores liberal conservadores, el hundimiento del papel internacional de España... son temas que abocan a un inexorable enfrentamiento en el terreno de las ideas, aunque algunos responsables del partido creen que es posible una estrategia más templada, moderada y centrista que, el día a día parlamentario revienta ante la radicalidad en el ejercicio del poder del gobierno Zapatero. Dos posiciones representadas en Madrid por Aguirre y Ruiz Gallardón. Situaciones distintas que imponen tácticas diferentes. Tras ellas nos encontramos a tres dirigentes políticos que sólo el tiempo nos dirá hasta qué punto participan de una ideología común. No es sólo un problema de relación entre grupos nacionales distintos sino un debate interno en cada país, la tensión entre el compromiso ideológico y el oportunismo político. T Cameron, en compañía del senador John McCain, durante el congreso conservador que se celebra en Bournmouth EPA Cameron, ante las primeras objeciones internas a la nueva línea de su partido Antiguos thatcheristas critican que no se ofrezcan rebajas de impuestos de los conservadores británicos prefiere que su formación no fundamente todo su programa en la tradicional apuesta electoral de su partido EMILI J. BLASCO. CORRESPONSAL LONDRES. David Cameron afronta la primera disidencia interna en sus diez meses de liderazgo del Partido Consevador británico. Su negativa a prometer una rebaja de impuestos ha galvanizado a quienes ven con intranquilidad los cambios que está introduciendo el líder tory y desean que el partido siga enarbolando su tradicional bandera de recortes impositivos. El movimiento, promovido sobre todo por antiguos thatcheristas no pone en peligro el nuevo rumbo que Cameron está imprimiendo a los conservadores, pero sí asegura un nivel de controversia interna que puede llegar a comprometer el auge del partido en las encuestas. b El líder No podemos hacer promesas que no se puedan cumplir respondió Cameron a sus objetores. La prioridad del líder conservador es la estabilidad económica y mantener a bajo nivel los índices de interés e inflación. También su deseo es que por primera vez el partido deje de fundamentar toda su apuesta en asuntos impositivos para tomar otros banderines de enganche que atraigan a otros electorados. La cláusula cuatro Hay quien ha comparado esta cuestión con la cláusula cuatro del programa laborista, aquella que reivindicaba la propiedad colectiva de los medios de producción y que Tony Blair logró eliminar con el fin de centrar su partido y así llegar al poder. De la misma manera, Cameron trataría de enterrar el tradicional señuelo de la derecha para presentar a su formación como capaz de liderar otros debates. En su editorial, The Times advertía ayer de lo ridículo de esa comparación, pues el recorte de impuestos no es ningún trasnochado anhelo, sino algo a lo que hasta la izquierda se apunta si está en condiciones de hacerlo. Folletos a la contra De momento, las discrepancias centraron ayer el segundo día del congreso que los tories celebran en Bournmouth. Un grupo encabezado por John Redwood, ex ministro de Thatcher, distribuyó entre los delegados un folleto en el que se defiende la conveniencia de una reducción de impuestos para conseguir un acentuado crecimiento económico. También Norman Tebbit, antiguo presidente del partido y hasta hoy la casi única voz crítica con Cameron, insistió en esa línea. Cameron quiere ser dueño de la modulación de su mensaje, y no está dispuesto de momento a ceder en este terreno, cuando falta bastante tiempo hasta las elecciones de 2009 o 2010. Y la nueva dirección tory no sólo no quiere hablar de rebajar la presión fiscal, sino que no descarta mayores cargas impositivas. A preguntas de la prensa, George Osborne, el joven responsable económico del partido y estrecho colaborador de Cameron, admitió que aun no deseándolo es concecible que los conservadores puedan subir un día los impuestos. Y recordó que así ocurrió cuando Thatcher llegó al poder, si bien luego pudo aplicar recortes una vez enderezó la economía. Las cosas en el congreso no le están saliendo a Cameron todo lo perfectas que quería, y sus nuevos derroteros ecológicos se vieron también cuestionados. Una escasa mayoría de delegados votó en contra de una moción que echaba las culpas de parte del cambio climático al efecto que está teniendo el boom de los vuelos baratos. Estrictas medidas de seguridad También hubo malhumor por las colas a la entrada de la sede del congreso por las estrictas medidas de seguridad. Esto sucedía después de saberse que el domingo la Policía detuvo a un hombre armado con un largo cuchillo de cocina tras haber saltado la valla exterior que protege Downing Street. Aunque Tony Blair se encontraba en casa en ese momento, su seguridad no estuvo en peligro según los agentes. Hay quien compara la renuncia a reducir impuestos con el no de Blair a la propiedad colectiva de los medios de producción

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