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ABC MADRID 05-08-2006 página 49
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  • EdiciónABC, MADRID
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4- 5 S 6 LOS SÁBADOS DE LA HISTORIA DE ESPAÑA NOVELA A NOVELA La más hermosa derrota REUTERS Julio Bocca da un paso más en su despedida, ahora en el Liceo Julio Bocca sigue con su gira de despedida de los escenarios. Su nueva parada ha tenido lugar en el Liceo de Barcelona, donde ha presentado los espectáculos El Quijote y El lago encantado El bailarín argentino, que asegura que no abandonará del todo la danza, porque tengo una compañía, una fundación y una escuela confesó que su decisión se debe más a razones psiquícas que a físicas Estoy cansado de este ritmo Mañana, con ABC, decimocuarta entrega de la colección de novela histórica. Trafalgar de Benito Pérez Galdós, por tan sólo 1,99 euros POR LUIS CONDE- SALAZAR INFIESTA L EFE Lole Montoya y su hija, Alba Molina, por tangos y bulerías en Sabatini Lole Montoya y su hija Alba Molina actuaron el jueves, dentro de los Veranos de la Villa, en los Jardines de Sabatini. Montoya subió al escenario con su último disco, Ni el oro ni la plata en el que ha contado con la colaboración de su hija. Ambas estuvieron acompañadas por palmas y guitarras en un espectáculo que comenzó con canciones íntimas como Dime y continuó por bulerías, tangos y alegrías. EFE Reválida de Gema Jiménez en el Festival del Cante de las Minas La joven ganadora de la pasada Lámpara Minera Gema Jiménez, fue la encargada de abrir el Festival del Cante de las Minas, acompañada a la guitarra por Eduardo Rebollar. Llegó dispuesta a pasar la reválida. Cantó por mineras, tientos- tangos, milongas y una serie de fandangos. as naciones recuerdan a sus héroes. Y, aunque en general suelen ser éstos productos de la victoria, los hay también (pero menos) que nacen al abrigo de una derrota. En este caso, de una derrota que no debió ocurrir, por ser aquella batalla que nunca debió librarse. Sucedió un fatídico 21 de octubre de 1805 en el Cabo de Trafalgar, frente a las costas de Barbate. La flota inglesa, con el genial Horacio Nelson al mando, y asistido por Collingwood, se impuso a la combinada franco- española, con el inepto Pierre Villeneuve al frente de un operativo que, a falta de pies y cabeza, se batió en cuerpo y alma. Para Gran Bretaña, aquel lance supuso la confirmación de su hegemonía marítima. Para Francia, la derrota no tuvo consecuencias demasiado graves. Además, un día antes de Trafalgar. sus tropas vencían en Ulm, y poco después, en Austerlitz. Tras conocer la derrota, el emperador exclamó aquello de Yo no puedo estar en todas partes El hecho fue silenciado en el país galo, y la memoria de quienes allí lucharon, borrada. Pero para España el fracaso tuvo consecuencias nefastas: el fin del dominio oceánico, el principio de los procesos de emancipación americanos y el inicio anunciado de la Guerra de Independencia. Sin embargo, el desastre hizo surgir de los buques hundidos, destrozados y capturados una estirpe de héroes que se batieron como tales, aun sabedores, casi desde un principio, del resultado fatal que se les avecinaba. Entre ellos, el gran Almirante Cosme Damián Churruca, a bordo del San Juan Nepomuceno, que perdió la vida en la batalla. Murieron más de 1.200 españoles, unos 2.000 franceses y casi 500 ingleses. Nelson fue uno de los caídos, hoy símbolo estelar de su país, especialmente tras los fastos del segundo centenario de su victoria. Con Trafalgar (publicada por vez primera en 1873) Benito Pérez Galdós (Las Palmas, 1843- Madrid, 1920) inició la serie de 20 volúmenes de sus Episodios Nacionales según Antonio Regalado, en conjunto, una obra no igualada en su género en la literatura europea durante la época del autor dando comienzo también a la novela histórica es- pañola contemporánea. Y de qué forma. El narrador es Gabriel Araceli, un joven grumete que participa en la batalla sirviendo a su amo Alonso Gutiérrez de Cisniega, curtido en mil lances y mil veces herido curábale su esposa con amor, aunque no sin gritos, pues el maldecir a la Marina y a los navegantes era en su boca tan habitual como los dulces nombres de Jesús y María en boca de un devoto que da fe de aquellos hechos a bordo del magnífico buque Santísima Trinidad. Esta novela, podríamos decir que intrahistórica, en apariencia de claro componente bélico, lleva implícito un mensaje antibelicista, en especial referido a esas guerras inútiles libradas únicamente para satisfacción de orgullos necios y desatadas por palabras huecas. Y también una crítica mordaz hacia la clase dirigente, encabezada por Carlos IV y el déspota Godoy, príncipe de la Paz, que, si no fuera porque él mismo se buscó el título, diríase que es un eufemismo. Así lo atestiguan las voces del propio narrador que pone en boca de su amo frases como ésta: Qué faltos estamos de un buen hombre de Estado a la altura de las circunstancias, un hombre que no nos entremeta en guerras inútiles y mantenga incólume la dignidad de la Corona Personajes como Marcial, apodado Medio- hombre por las muchas buenas partes de su cuerpo perdidas en combate, rivalizan en protagonismo con nombres como Dionisio Alcalá Galiano, Churruca o Gravina, en un libro maravilloso, pero con un defecto: que se acaba.

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