ABC MADRID 20-06-2006 página 98
- EdiciónABC, MADRID
- Página98
- Fecha de publicación20/06/2006
- ID0004964359
Ver también:
98 MARTES 20 6 2006 ABC MUNDIAL 2006 ASÍ JUGARON LA SELECCIÓN CASILLAS. Bien. A punto estuvo de desviar también el segundo remate de Mnari, luego de su primera parada. Después, un par de salidas al final y poco más. SERGIO RAMOS. Bien. En la primera parte subió mucho por su banda, pero no acertó a sacar ningún centro bueno. Siempre presente en las acciones a balón parado en ataque. PABLO. Bien. De menos a más. Tuvo que estar más atento a los hombres que llegaban desde la segunda línea y se impuso en casi todos los balones divididos y en el juego aéreo. PUYOL. Bien. La indecisión en la jugada del gol tunecino le tuvo unos minutos despistado, pero acabó mandando en la línea. La velocidad de Jaziri le incordió. PERNÍA. Bien. No terminó de aprovechar los muchos metros que tenía por delante, pero la sensación de que siempre tiene controlada la situación y su zona. SENNA. Regular. Menos dinámico que de costumbre, no encontró su posición y apenas intervino en la circulación del juego, antes de ser sustituido en el descanso. XABI ALONSO. Notable. Lo mejor, el ritmo altísimo que impuso desde el primer al último minuto. Pudo volver a marcar de cabeza, pero le sacaron el balón en la línea. Torres, cañonero mayor del reino JOSÉ MANUEL CUÉLLAR Un tupido velo tunecino tapó a los delanteros españoles, nublados durante muchos minutos. Pero llegó Raúl, arrancó dicho velo y luego la insistencia de Torres decapitó al rival Excesivamente revolucionados, incisivos y lanzando desmarques de continuo, pero hecho todo a demasiada velocidad, sin el tempo necesario ni la coordinación suficiente para que les vieran sus compañeros. Así funcionó la tripleta española durante toda la primera mitad. No les salió casi nada, atrapados en el buen funcionamiento táctico de los tunecinos, que llegaban de cuatro en cuatro a las bandas para taponar las entradas por las alas. Se movieron mucho los puntas de demarcación, aparecía Torres por la izquierda o Villa por la derecha y Luis García por el centro, según el plan previsto, pero los tunecinos habían visto el vídeo del partido ante Ucrania y no cayeron en la trampa. Mantuvieron el orden y los marcajes zonales, acudiendo con ayudas. Así que hubo mucha imprecisión en los controles y en los pases, especialmente por parte de Luis García, que no tuvo una primera parte afortunada. Apenas un remate de cabeza desviado y poco más. Las escasas veces que pudieron entrar los delanteros españoles fue por las aperturas de Torres a los carriles intermedios del diez y del ocho. En la primera ocasión desbordó por el lado izquierdo, pero se le apagó la luz en un centro deficiente que dio ocasión al despeje de la zaga tunecinta. Lo mismo le pasó en la otra oportunidad, con un disparo desviado con la derecha cuando tenía un buena opción de tiro. Villa estuvo peor, apareció poco por el centro y con escaso peligro. Apenas una incursión en el minuto 14 cuyo centro desperdició Luis García. En general, los tres delanteros fueron los más perjudicados en el planteamiento tunecino, pues se encontraron con muchos elementos contrarios en su área. Túnez permitió el dominio de los centrocampistas españoles, pero tapó con numerosos jugadores los pasillos de asistencia a los delanteros, que nunca vieron el panorama despejado. Las mejores ocasiones de los puntas españoles tuvieron que llegar a balón parado, cuando Torres consiguió alcanzar algún balón, pero sus cabezazos nunca fueron bien dirigidos. En suma, mucho movimiento de los delanteros, pero eran como una mosca en la tela de araña tunecina: desesperados intentos para librarse de las marcas, pero sin llegar a buen puerto. El rojiblanco, pichichi Cambió Luis en el descanso metiendo a otro delantero, Raúl, y quitando a Luis García, pero la vanguardia no ganó en efectividad, entre otras cosas porque tanto Villa como Torres se empeñaron en trasladar demasiado, en vez de tocar de primera, realizar diagonales o paredes. Conducir entre tanto tráfico tunecino era intento baldío, así que Luis acabó quitando también a Villa para meter a Joaquín e intentar abrir un poco el juego, que se estaba apelmazando con tanto delantero por el centro de la defensa tunecina. Pareció que la cosa no funcionaría porque Torres, a pesar de estar en casi todos los ataques con una perseverancia elogiable, se mostraba demasiado individualista, Raúl tocaba muy lejos del área y Joaquín entraba poco en juego. Pero he aquí que los dos últimos llegaron en la enésima jugada, el primero tiró y el segundo apuntilló al rival con su estilo clásico de oportunista, metiendo la puntita, que en su caso suele ser letal. Luego, Torres, con más espacios y su eterna insistencia, fue tan mortal como se le supone con dos goles que premiaban su tesón y le hacen máximo goleador del Mundial. Al final, los delanteros nos salvaron el trasero.