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ABC MADRID 14-05-2006 página 4
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ABC MADRID 14-05-2006 página 4

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4 Opinión DOMINGO 14 5 2006 ABC PRESIDENTE DE HONOR: GUILLERMO PRESIDENTA- EDITORA: CATALINA LUCA DE TENA LUCA DE TENA CONSEJERO DELEGADO: SANTIAGO ALONSO PANIAGUA DIRECTOR: JOSÉ ANTONIO ZARZALEJOS Directores Adjuntos: Eduardo San Martín, Juan Carlos Martínez Subdirectores: Santiago Castelo, Rodrigo Gutiérrez, Carlos Maribona, Fernando R. Lafuente, Juan María Gastaca, Alberto Pérez Jefes de área: Jaime González (Opinión) Mayte Alcaraz (Nacional) Miguel Salvatierra (Internacional) Alberto Aguirre de Cárcer (Sociedad- Cultura) Ángel Laso (Economía) Jesús Aycart (Arte) Adjuntos al director: Ramón Pérez- Maura, Enrique Ortego Redactores jefes: V. A. Pérez, S. Guijarro (Continuidad) A. Collado, M. Erice (Nacional) F. Cortés (Economía) A. Puerta (Regiones) J. Fernández- Cuesta (Sociedad) A. Garrido (Madrid) J. G. Calero (Cultura) J. López Jaraba (Deportes) F. Álvarez (TV- Comunicación) L. del Álamo (Diseño) J. Romeu (Fotografía) F. Rubio (Ilustración) Director General: José Luis Romero Adjunto al Consejero Delegado: Emilio Ybarra Aznar Económico- financiero: José María Cea Comercial: Laura Múgica Producción y sistemas: Francisco García Mendívil IBEROAMÉRICA, FUTURO INCIERTO N DIGA LO QUE DIGA ETA E L diario Gara anunció para su edición de hoy la publicación de una entrevista con la organización terrorista ETA. Según el contenido anticipado por el diario proetarra, la banda terrorista subrayaría en la entrevista que la clave del proceso está en el debate democrático en Euskal Herria animando, cabe suponer que al Gobierno central y a los agentes sociales a desarrollar el proceso que tendrá como objetivo un acuerdo que responda a las claves del conflicto No hace falta saber más para rechazar de plano las propuestas de ETA. Digan lo que digan hoy los terroristas- -o mañana, o cualquier día- el fin de este proceso iniciado por el alto el fuego no debe ser un acuerdo sobre las claves del conflicto porque este no es, ni el Gobierno de Rodríguez Zapatero debe consentir que lo sea, un proceso de negociación política con los terroristas. Si ETA considera que la tregua es un instrumento más de su estrategia de lucha contra el Estado, el Estado, cerrando cualquier posible cesión a la benevolencia con los asesinos por dejar de matar, debe aprovechar la tregua como un recurso de su acción política y legal para derrotar a ETA. No cabe otra opción legítima, no se puede trabajar con otro escenario que no suponga la disolución y el desarme de ETA. Diga lo que diga ETA, el guión de esta etapa debe acabar con la victoria del Estado, con los terroristas vencidos, y la sociedad española, vencedora. Es una buena noticia- -hasta cierto punto, amortizada- -que los informes policiales confirmen que ETA no desarrolla actividades terroristas en España. Precisamente, y quizá sea pura casualidad, ETA anuncia su entrevista al día siguiente de que el presidente del Gobierno reciba el tercer informe favorable del Ministerio del Interior. Pero que no haya atentados es lo propio de un alto el fuego, aunque las cartas de extorsión a empresarios y los atentados de Guecho y Barañáin den a la sociedad otra impresión muy distinta. Lo que importa no es verificar cómo se ajusta ETA a sus propias tácticas- -pues la tregua es una de ellas- sino cómo ETA está procediendo a su extinción como organización terrorista. Y de esto no se dice nada, al menos pública y oficialmente, pese a que es lo único que realmente importa a los ciudadanos: la desaparición inmediata de ETA. Sin embargo, lo que ETA anuncia a través del diario Gara es exactamente lo contrario de su desaparición. Es la confirmación de que este proceso iniciado por el alto el fuego, que ETA quiere tutelar, tiene una función y unos objetivos políticos. Da lo mismo qué entiendan los terroristas por debate democrático en Euskal Herria porque llevan treinta años queriendo acabar con la democracia en el País Vasco, mediante el asesinato de demócratas no nacionalistas, la extorsión a los empresarios y la intimidación a media sociedad vasca. Da lo mismo también qué entiendan los terroristas por un acuerdo que responda a las claves del conflicto porque no hay más conflicto que el provocado por los terroristas con sus atentados y con su propia existencia, aunque sea inactiva. La clave es que ETA desaparezca y se repongan plenamente en el País Vasco los principios de la democracia, porque después de más de tres décadas de terrorismo han sido decenas de miles los vascos desplazados, como bien recordaba el Foro de Ermua con su propuesta de reconocerles el derecho de voto; incalculables los daños al desarrollo social, cultural y económico del País Vasco, camuflados tras un fortísimo intervencionismo público; gravísimos los perjuicios a la ética colectiva de la sociedad vasca; irreparables, al menos a largo plazo, los efectos perniciosos en una buena parte de la juventud vasca por una educación sectaria en un nacionalismo etnicista; e irreversibles las pérdidas en vidas humanas. Por eso, que ETA se descubra hoy como apóstol de la democracia y la paz en el diario Gara es, simplemente, una patraña que nadie debe comprar. Y menos que nadie, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y el PSOE, que bastantes errores han cometido hasta el momento con discursos ambiguos sobre Navarra, sobre Batasuna, sobre las víctimas y sobre el futuro constitucional de España. La territorialidad, la autodeterminación y la amnistía son radicalmente inadmisibles, ni siquiera como consumo interno de los terroristas. El Gobierno debe decir cuanto antes no a todo lo que ETA proponga que sea distinto de su rendición incondicional, para afrontar este proceso, de una vez por todas, como el de la definitiva derrota terrorista. CONTRA LA CENSURA IDEOLÓGICA A Comedia Francesa ha retirado de su programación una obra del dramaturgo Peter Handke, con el pretexto de que su autor defiende la actuación del líder serbio Slobodan Milósevic- -fallecido recientemente en su celda de La Haya- -durante la guerra de la ex Yugoslavia. Escritores e intelectuales de diferente signo han tomado partido en favor o en contra de la decisión, aunque parece claro que ciertas posturas obedecen más a prejuicios apasionados que a una consideración objetiva de los hechos. El autor austriaco asegura que no niega las atrocidades (plenamente documentadas) cometidas por los serbios durante la guerra, sino que reclama la misma condena para los croatas y musulmanes bosnios culpables de actuaciones similares. El literato Claudio Magris acierta al advertir que se trata de evitar una perspectiva unilateral. En efecto, la historia no es una película de buenos y malos en aquella contienda sanguinaria, víctimas y verdugos estaban mezclados en los distintos bandos, dejando una estela de odios y rencores que siguen aflorando en cuanto se presenta la oportunidad. L Cualquier género de censura es condenable en una sociedad democrática. La diferencia de opiniones no puede dar lugar a discriminaciones en el terreno artístico y cultural, por muy odiosas que resulten algunas de ellas. Mucho menos, como es el caso, cuando no se niegan los crímenes contra la Humanidad cometidos por una de las partes, sino que se exige imparcialidad para reconocer otros comportamientos inaceptables. El discurso de la corrección política conduce a la uniformidad y empobrece el debate. En este sentido, la libertad de expresión y difusión del pensamiento es un derecho prioritario en la sociedad abierta, porque las restricciones- -aunque parezcan inspiradas por una causa justificada- -crean un ambiente de intolerancia. Los únicos límites admisibles son los que establezca el Código Penal, aplicados por el Poder Judicial con las garantías propias del Estado de Derecho. Ninguna instancia cultural puede erigirse en guardián de las ideologías, aunque se trate de hechos tan atroces como los ocurridos en la antigua Yugoslavia para vergüenza del mundo civilizado. O es posible seguir ocultando por más tiempo las profundas divisiones que están cuarteando el continente americano. Los vientos que ha sembrado en los últimos años el venezolano Hugo Chávez son tempestades y los ecos de sus truenos se escuchan ya perfectamente desde Europa con la misma fuerza con la que hace tiempo se vienen registrando desde el otro lado del Atlántico. La reunión cumbre que terminó ayer en Viena ha sido seguramente el último acontecimiento en el que se haya visto comparecer juntos a los países de la Comunidad Andina de naciones (CAN) antes de que se produzca su inevitable desmembramiento. Para la Unión Europea, el único resultado de la reunión ha sido evitar que la ruptura le hubiera estallado en sus manos, lo que habría podido deteriorar peligrosamente su reputación en toda la zona. Poco más podía salvarse en estos momentos en los que este movimiento populista y protoindigenista (que el escritor peruano Mario Vargas Llosa ha calificado acertadamente como racista ha emprendido un camino que le impide tener relaciones normales y provechosas con Europa, y es de prever que más temprano que tarde el cisma que hoy se está produciendo entre los andinos acabe salpicando a Mercosur y repercuta negativamente en las relaciones del subcontinente con la UE. Y ello, con el agravante de que en el corazón de ese movimiento están las ingentes reservas petroleras de Venezuela y las de gas de Bolivia, de las que somos dependientes. Para ser objetivos hay que reconocer que, muchas veces, la popularidad de las tesis neorrevolucionarias ha sido alentada por ciertas políticas que las empresas que han invertido en aquellos países no se habrían atrevido a realizar en Europa, pero eso no justifica la deriva por la que se disponen a llevar a sus pueblos algunos presidentes, como el boliviano Evo Morales, al que no pocos líderes europeos le han tenido que pedir en Viena que se comporte de una manera responsable. El trío que forman Fidel Castro, como responsable ideológico, Hugo Chávez, como principal impulsor, y Evo Morales, el último en incorporarse (por ahora) no oculta lo que quieren ni mucho menos lo que no quieren. Ni las políticas abiertas ni el libre comercio están en su programa, y sólo por eso representan una opción incompatible con los fundamentos de la UE. Cuando lleguen los peores momentos, España está llamada a ser un elemento central de las discusiones. Esperemos que entonces el Gobierno ya tenga claro qué intereses debe defender y cuáles son las prácticas que no se pueden admitir. Lo que ha pasado hasta ahora con Cuba, Venezuela y Bolivia demuestra claramente que una política de apaciguamiento que no tenga en cuenta los principios básicos que defiende la UE es el mejor camino para el fracaso.

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