ABC MADRID 12-05-2006 página 14
- EdiciónABC, MADRID
- Página14
- Fecha de publicación12/05/2006
- ID0004959783
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14 Nacional VIERNES 12 5 2006 ABC Bronca sin precedentes en el Congreso con la histórica expulsión de un diputado del PP Pujalte abandonó el hemiciclo mientras sus compañeros pedían a gritos la dimisión de Alonso b El PP pide la reprobación de Manuel Marín, mientras el presidente del Congreso tratará de calmar los ánimos en la reunión de la Mesa y Junta de Portavoces del martes J. L. LORENTE L. L. CARO MADRID. Si esto es política, que venga Dios y lo vea Son palabras del diputado de CiU Josep Maldonado pronunciadas ayer desde la tribuna del Congreso en medio de una sesión bronca, que alcanzó tintes de espectáculo a cuenta de la petición de dimisión planteada por el PP al ministro de Defensa, José Antonio Alonso, por su supuesta responsabilidad política en las detenciones ilegales por las que el pasado lunes fueron condenados tres policías. Una petición que la bancada de diputados populares escenificó primero durante más de quince minutos seguidos de voces de dimisión fascista a la calle y fuera Con pataleos y palmadas en los escaños, convenientemente orquestados con premeditación para repetirse una y otra vez a la mínima de cambio- -la magnitud de la tangana que preparaban los populares a Alonso circulaba de boca en boca por los pasillos hacía horas- y que tuvo además un epílogo insólito que caldeó el ambiente, con el diputado del PP Vicente Martínez- Pujalte, que fue expulsado, y el presidente de la Cámara, Manuel Marín, como protagonistas. Y, por si fuera poco, un remate también en clave de tensión cuando la diputada, también del PP, Ana Belén Vázquez, pidió la palabra antes de la votación final para denunciar que, desde el otro lado del hemiciclo, habían dirigido a ella y sus compañeras un gesto obsceno, ofensivo y machista por parte del parlamentario socialista José Pliego. El gesto consistió en levantar el dedo corazón, con el resto de la mano cerrada. Pliego aclaró que no, que sólo estaba dando palmadas cuando la señora de enfrente le llamó gilipollas Horas más tarde, el propio Marín confirmó a ABC, tras revisar el vídeo de la sesión, que el término empleado por la diputada fue el de payaso Pujalte, arropado por sus compañeros en el momento de abandonar su escaño ABC Aprobado el refuerzo, hoy parten 70 soldados hacia Afganistán L. L. C MADRID. José Antonio Alonso ni siquiera utilizó ayer el turno de palabra que le corresponde como ministro para cerrar el debate sobre el envío de un refuerzo de 150 soldados a Afganistán para el que fue a pedir la autorización al Parlamento. Por cierto, que obtuvo utilizando por primera vez la fórmula de la votación en Pleno tras la aprobación de la Ley Organica de la Defensa en noviembre, y con victoria por goleada: 283 a favor, 6 en contra y dos nulos. Incendió los gritos de dimisión a su llegada con una primera frase en la tribuna- esta es la España que quiere el Partido Popular -y a partir de ahí, la bronca le hizo intentar arrancar media docena de veces su discurso. Que luego redujo a diez minutos inaudibles entre la algarada, versión abreviada de la exposición hecha dos días atrás, el martes, en la Comisión de Defensa. Y puso cara de resignación para asistir al resto de la sesión, con ganas indisimuladas de salir de allí cuanto antes. La España que queremos es en la que no se pueda detener ilegalmente le espetó, el portavoz del PP, Eduardo Zaplana, que luego reprocharía a Alonso la falta de respeto de no querer dar explicaciones al final. La España que queremos no es la de un ministro que permite que sus sobordinados sean condenados y él no asume ninguna responsabilidad siguió en alusión a la sentencia del caso Bono Ya en materia de Defensa, Zaplana instó a Alonso a que llame las cosas por su nombre en un intento por hacer prosperar la idea de que España no manda más soldados a Afganistán para proteger a las tropas que ya están allí, sino porque el escenario empeora y Estados Unidos pide personal para la operación antiterrorista Libertad Duradera Con todo, el PP dio su sí al refuerzo, como el resto de los Grupos excepto IU y BNG. Sin más demora, a mediodía de hoy partirán los primeros 70 rumbo a Afganistán. Donde el clima se complica. Como en el Congreso. La secuencia de los hechos Todo comenzó cuando José Antonio Alonso hizo a las tres y media de la tarde su entrada en el hemiciclo. Se debatía en ese momento la reforma de la ley del Poder Judicial en materia de justicia de proximidad. Al ver a Alonso, Pujalte gritó desde su escaño ministro, dimisión Fue entonces cuando Marín le llamó al orden por primera vez. Al finalizar ese punto del orden del día y cuando iba a comenzar el debate sobre el envío de tropas a Afganistán, Pujalte volvió a gritar señor ministro, que nos detienen mientras hacía el gesto de cruzar las muñecas en señal de estar esposado. Manuel Marín: -Señor Pujalte, le llamo al orden por segunda vez. Le advierto que si tuviera que llamarle al orden una tercera vez, le invitaré a abandonar el hemiciclo. Quiero que lo tenga usted en cuenta. Vicente Martínez- Pujalte: -La policía... M. M. -Señor Pujalte, le llamo al orden por tercera vez. Abondone el hemiciclo. V. M. -P. ¡Que me detengan! M. M. -Abandone el hemiciclo. Esto no puede ser. José Madero (PP) ¡Que vengan las fuerzas del orden! Eduardo Zaplana: -Pido la pala- bra por una cuestión de orden. M. M. -Se la concederé, sin ninguna duda, usted lo sabe, pero el diputado al cual he llamado tres veces al orden tiene que abandonar el hemiciclo. A renglón seguido, Marín rogó reiteradamente a Pujalte que saliese y sólo se cumplió su decisión cuando, tras leer a la Cámara los artículos del Reglamento aplicables a estos casos, avisó al diputado de que, en caso de no atender la expulsión, se expondría a no poder asistir al próximo Pleno. Pujalte se fue, no sin antes dirigir una reverencia burlesca al presidente del Congreso y a las bancadas socialistas. Mientras tanto, sus compañeros del Grupo Popular le aplaudían en pie y le felicitaban dándole palmadas en la espalda. Con Pujalte fuera, el PP se empleó en poner a prueba la paciencia de Alonso- -que empezó su comparecencia media docena de veces- -y de Marín, que de pronto asistió a la algarada de los populares sin pedir siquiera silencio. La bronca tiene pocos precedentes en el Congreso, aunque se trata de la primera expulsión de un diputado desde la restauración de la democracia. El asunto va a traer cola. El PP se apresuró a presentar un escrito con la reprobación de Marín, mientras el presidente del Congreso llevará la polémica a la reunión de la Mesa y la Junta de Portavoces del martes. Ése día, Marín pedirá a los grupos que reflexionen sobre la crispación creada en el Parlamento.