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ABC MADRID 17-04-2006 página 54
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  • EdiciónABC, MADRID
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54 LUNES 17 4 2006 ABC FIRMAS EN ABC PABLO BLESA ALEDO VICERRECTOR DE RELACIONES INTERNACIONALES. UNIVERSIDAD CATÓLICA SAN ANTONIO DE MURCIA 2006: ¿LA REFUNDACIÓN DEL EJÉRCITO DEL PAPA Este año jubilar servirá para meditar varias respuestas de choque a la gran crisis de vocaciones: desde el final del Concilio Vaticano II (1965) hasta hoy, los jesuitas han perdido al 45 por ciento de sus miembros... ANTA Teresa de Ávila solía decir que aquellos eran tiempos recios pero para el hombre cojo, fracasado, ya anciano y al que amigos y familiares consideraban excéntrico aquellos eran tiempos de oportunidad por lo que tomó una mula y se determinó a ir a París a estudiar Teología. Loyola estudiaba Teología en la Sorbona por la mañana; por la tarde, rodeado de un puñado de hombres jóvenes e inexpertos, sin plan de negocio alguno tuvo tiempo para fundar la orden religiosa más numerosa y más influyente de los últimos cinco siglos. Lo de Bill Gates en su garaje de Seattle palidece ante la revolución cultural que despertó este grupo de siervos inútiles en las catacumbas del Sacré Coeur de París, allá por el año 1540. En sus inicios, el Papa consideró que la decena de iñiguistas entusiastas que se presentaron en Roma podría muy bien disolverse en la poderosa Orden de los Teatinos. A Loyola no pareció gustarle la idea. Con su característi- S ca habilidad, y garantizándose la enemistad de un distinguido cardenal, consiguió que se aceptara el nacimiento de una nueva congregación. El Santo Padre limitó inicialmente el número de sus miembros a sesenta: en el plazo de treinta años, los jesuitas habían multiplicado sus efectivos por quinientos y son hoy más de 20.000 miembros en 127 países. Teatinos quedan aproximadamente doscientos. La orden religiosa más numerosa del mundo llegó a ser también la empresa más influyente: sus miembros eran confidentes de monarcas europeos, del Emperador Ming de la China, del Shogun japonés y del Emperador mogol de la India. Pero los jesuitas no quedaron seducidos por el boato de la Corte: exploradores jesuitas fueron de los primeros en cruzar la cordillera del Himalaya, penetrar en el Tíbet, remontar en canoa las cabeceras del Nilo Azul y trazar el curso del alto Misisipi. Jesuitas franceses regalaron a Luis XV un ejemplar del primer atlas integral de la China, y a los mandarines chinos, el pri- mer mapa del mundo. Sus misiones en América eran un ejemplo que alabó hasta uno de sus grandes detractores, Voltaire. En Europa, sin ninguna experiencia docente previa, los jesuitas se las ingeniaron para fundar treinta universidades en diez años, que se habían convertido en más de setecientos centros educativos por los cinco continentes para finales del siglo XVIII. San Francisco Javier promovió el primer intercambio universitario de la historia, entre una universidad japonesa y una universidad europea. Los eruditos europeos conocieron la realidad de Asia, África y América gracias a las más de mil obras de historia natural y geografía redactadas por jesuitas de todo el mundo. Sin renunciar a su propósito fundador de salvar almas y como lanza de la Contrarreforma, los jesuitas supieron especializarse en la materia prima más preciada de un mundo en plena ebullición: el conocimiento. Ninguna compañía moderna ha sabido crear equipos multinacionales tan cohesionados, adaptables, flexibles, motivados y audaces. En las escuelas de negocios más prestigiosas del mundo se estudian hoy sus técnicas y tácticas. Ciertamente, en la Societas Jesu cada miembro era un líder. Por su proverbial habilidad para hacerse influyentes, la calidad de sus cuadros y su desbordante vitalidad, a los jesuitas no les faltaron aduladores, detractores y enemigos. Ya en vida, Loyola se percató de que sobre todo aquí en Roma, ya tenemos la fama de que queremos dominar el mundo Expulsados de España, Italia y Portugal, diversas intrigas condujeron a su disolución en 1773: el General de la orden fue encarcelado, y sus 25.000 miembros desbanda- IGNACIO TORRIJOS PERIODISTA LUNA SANTA A Luna, a pesar de su menguante share en el prime time es una de las cosas más conseguidas y amenas que pueden verse en horario nocturno. Mira que lleva rato ahí, la Luna, alucinando los tiempos de la noche desde la noche de los tiempos, y sigue como el primer día. Nosotros, pobres satélites de cara oculta, vamos pasando, y por ella no pasan los años ni los poetas malos. Me escalofría imaginar que en el Pilaret o en Villa Fortunatus, allá a orillas del Cinca, mis antepasados iberos o romanos, a falta de tele, ya se empapaban de Luna en la pantalla líquida de sus cántaros. También es verdad que yo soy muy impresionable... En definitiva, creo yo, el sol es más chulo (el tío ni siquiera se deja mirar fijamente) pero la Luna es más bonita. Llevado por mi devoción lunar, L ahora que llegaba la Semana Santa, hice una miniencuesta lunática, cuya ficha técnica es como sigue. Ámbito: nacional. Universo: población de entre 25 y 75 años. Tamaño y distribución de la muestra: diez entrevistas, seleccionadas en razón de que cada una de las diez personas (todas ellas bachilleres o universitarias) fuera de una comunidad autónoma diferente. Método de recogida de la información: asalto presencial o telefonazo limpio. Única pregunta: ¿sabe usted cómo se determinan anualmente las fechas de Semana Santa? El resultado de esta indagación cuaresmal fue: nueve estrictos no y un espectacular sí (emitido por una catequista) con aderezo de unos pormenores plausibles. El optimismo ambulante de muchos semanasanteros se verifica en que a su vuelta de esta vacación pascual con paseos crepusculares a cielo abierto, año tras año, exclaman: ¡Y qué suerte, oye, otra vez ha habido luna llena! Podría parecer que la Luna, en cuanto despunta la primavera, está, para lucirse iluminándola, al acecho de la Semana Santa; pero lo cierto es (la catequista lo sabía) que es la Semana Santa la que, a la luz de la historia, busca la Luna. Desde el año 325, en memoria de los ritos propiciatorios judíos en época del equinoccio para la fecundidad del ganado, por decisión del Concilio de Nicea la Pascua de Resurrección se celebra el primer domingo después del primer plenilunio primaveral. Esto, calendario a la vista, quiere decir que: 1) La Pascua cae en un día variable entre el 22 de marzo y el 25 de abril. 2) La Cuaresma (cuarenta días antes del Domingo de Ramos) empieza impepinablemente en miércoles, el de Ceniza. Y 3) No por casualidad, sino por decreto astrológico- conciliar, en llegando estas vacaciones siempre hay luna llena. Así de cumplidora es la Luna, y más esta Semana. Una santa. dos. En un golpe de suerte, Catalina la Grande de Rusia se negó a aplicar la disolución. El tejido jesuítico sobrevivió durante cuarenta años gracias a la clemencia de la Emperatriz y a la tolerancia, no siempre de buen grado, del Nuevo Mundo John Adams, segundo presidente de los Estados Unidos, solía decir que si hay congregación alguna de hombres que merezca la perdición aquí en la Tierra o en los infiernos, es la compañía de Loyola; pero nuestro régimen de libertad religiosa tiene que darles asilo Curiosamente, los comunistas admiraban su disciplina y dedicación: Lenin comentaba que si sólo tuviera una docena de cuadros tan talentosos y dedicados como los jesuitas, el comunismo barrería el mundo Es bien sabido que Joseph Stalin tenía los Ejercicios espirituales de San Ignacio como libro de cabecera. Eminentes comunistas revolucionarios, entre otros Fidel Castro, fueron educados en instituciones jesuitas. Algún que otro jesuita eminente, como el padre Llanos, se afilió al Partido Comunista. La Compañía de Jesús ha sufrido altos y bajos, persecuciones y no pocos martirios, pero mientras que sólo dieciséis de entre las cien compañías más grandes de los Estados Unidos en 1900 han cumplido un siglo, el llamado Ejército del Papa camina hacia su sexto centenario. El año que comienza será piedra angular de ese periplo: además de tiempo de celebración por el 450 aniversario de la muerte de San Ignacio y el 500 aniversario del nacimiento de San Francisco Javier, este año jubilar servirá para meditar varias respuestas de choque a la gran crisis de vocaciones: desde el final del Concilio Vaticano II (1965) hasta hoy, los jesuitas han perdido al 45 por ciento de sus miembros, pasando de 36.000 a 20.000 en todo el mundo. La elevada edad media de sus afiliados augura la pérdida de unos 300 miembros por año, con lo que la solvencia de la congregación para gestionar sus más de 3.400 centros educativos, atender a sus más de dos millones y medio de alumnos y administrar miles de fundaciones y ONG dispersas por el mundo podría quedar en entredicho. Su Prepósito General, el padre Kolvenbach, anunció el pasado diciembre la posibilidad de crear la figura del colaborador externo siempre que no desvirtúe el carisma y la identidad tradicional de los jesuitas Más sorprendente aún, el Prepósito comunicó la convocatoria de una Congregación General para 2008, que aprobará directrices para superar la crisis a largo plazo: en cinco siglos, sólo se han convocado cinco Congregaciones Generales por motivos otros que la defunción del Papa negro En otro gesto sin precedentes, Kolvenbach ha hecho saber que abandonará su cargo, de carácter vitalicio, en 2008. Los que admiramos el carisma jesuita nos alegramos de la toma de conciencia de sus autoridades y de la valentía con la que afrontan la crisis presente. El Papa Benedicto XVI y la Iglesia universal necesitan de una congregación fiel y firme, posicionada para afrontar el siglo XXI.

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