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ABC MADRID 29-03-2006 página 14
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  • EdiciónABC, MADRID
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14 Nacional ALTO EL FUEGO DE ETA PUESTA EN ESCENA DEL ENCUENTRO ZAPATERO- RAJOY MIÉRCOLES 29 3 2006 ABC EL jefe del Gobierno y el líder de la oposición fumaron su primera pipa de la paz en un encuentro (no un encontronazo) en el Palacio de la Moncloa, tras dos años de tensión y palabras demasiado mayores Zapatero y Rajoy se dan (algo de) tregua TEXTO: MANUEL DE LA FUENTE FOTOS: IGNACIO GIL Hace unos años, bueno, algo más, unos mil, a la gente ya le daba por matarse casi como ahora. Tanto que la Iglesia tuvo que meter sus santificadas manos en el asunto y sacarse de la manga de la sotana la Tregua de Dios, para que por lo menos en días festivos y en determinados períodos del año litúrgico las espadas permanecieran en sus vainas. Toda España desea ahora, desde hace una semana, que el llamado alto el fuego permanente venga avalado por las alturas, que falta hace, aunque por aquí, en las bajuras, se empiezan a dar los primeros y parece que firmes pasos para que el permanente se troque en definitivo Por eso, ayer, La Moncloa acogió un esperanzador (que no se nos vaya de la boca una de las más hermosas palabras castellanas) encuentro entre el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y Mariano Rajoy, líder de la oposición. Entre manos, y entre agendas, un propósito: empezar a allanar el camino, darse una tregua tras dos años de poner piedrecitas (y peñascos) en los zapatos de postín, abrir la cancela a una tarea en común. El presidente recibió a Rajoy rodeado de tantos compañeros gráficos que resultaba imposible que escaparan gestos como el del dolor en su mano herida en Móstoles (ya saben, el helicóptero) tras el apretón interminable de Rodríguez Zapatero. Ya en el interior, antes de comenzar a hablar de sus cosas (en este caso las nuestras, las de todos) hablaron de los suyos. ¿La familia? bien gracias. Tengo una tía de 93 años- -decía Rajoy- -que es directora en una escuela privada. Claro, si estuviera en la pública ya se habría jubilado Hubo lugar también para que Zapatero le preguntara a Rajoy por su esposa Elvira, mientras que el presidente popular le hizo los honores y se interesó por sus hijas. Crecen demasiado deprisa se soltó el presidente. Y por supuesto, lo primero que quedó claro es que Rajoy no se sube más a un helicóptero, ni al de los caballitos. Es una idiotez, pero le he cogido pánico a los aviones pequeños ¿La familia? Bien, gracias (Grabación cedida por TVE) Tras el apretón de manos, Rajoy hizo gestos por el dolor en su mano derecha, la que se lesionó en el accidente de helicóptero. Zapatero se interesó por su estado Rajoy: Estoy bien pero aunque sé que es una idiotez, no he podido subirme a un helicóptero. Zapatero: Pues yo los uso continuamente. ¿Y Elvira? Rajoy: Bien, ¿y sus hijas? Zapatero: Me parece que crecen demasiado deprisa Rajoy: Mi padre va a cumplir 85 años y está en Canarias, se pasa 4 meses al año en Canarias, que yo iré si Dios quiere en Semana Santa. Y mi otra tía tiene 93, y es directora de una escuela privada... claro, si estuviera en la pública ya se habría jubilado. Zapatero: Yo el otro día estuve viendo a mi abuela, que tiene 103 años Rajoy: Eso es para nota Zapatero: Es la madre de mi madre Rajoy: ¿Dónde vive? Zapatero: En Valladolid más a siniestro) Es este un recinto políticamente correcto, con cartelitos por todos los lados, pulcro y luminoso. Y situado en la parte lateral de La Moncloa, a un paso de la facultad de Políticas, ¡ay presidente! cómo se corría allí hace años luchando por el talante. Los Convidados de piedra Los convidados, casi de piedra, son los periodistas. Por docenas, que apuran la espera como en un paritorio. Que sea niño o que sea niña pero que sea para bien. Cigarrito va, cigarrito viene, paseo por aquí, paseo por allá, incursión en la cafetería (con camarero interracial, por supuesto, un peruano) los plumillas mandan sms, juegan con los móviles, aguantan las llamadas impacientes de los jefes, en fin, nada fuera de lo habitual. También se deja caer por el lugar Fernando Moraleda, que siempre fue un hombre de campo, es ahora secretario de Estado de Comunicación y más que repartir, siembra sonrisas y buenos gestos a diestro y siniestro (quizá compañeros hablan de lo de siempre (de su curro) y un puñado de televisiones mantienen en hora al que lo desee: María Teresa Campos por un lado, imágenes del adiós a Rocío Dúrcal, las elecciones de Israel, cualquier explosión en Irak. La mayoría de los asistentes está curtida en cientos de batallas político- periodísticas, pero hay cierta expectación, bastante expectación. ¿Saldrá la vicepresidenta después de Rajoy, saldrá Zapatero? son cuestiones a priori menores pero que en esta situación pueden ser cuestiones de Estado. De momento, lo que toca, que diría uno que pasó por aquí a menudo, es cambio de sala, es decir, cambio de escenario, cambio de marco incomparable. ¿Razón oficial? Exceso de gente. ¿O es tal vez un gesto más, el llevar a Rajoy a la sala donde sólo habla el Gobierno y los Jefes de Estado? Estamos en una partida de ajedrez. Todos sabemos quiénes son las negras. Pero lo que hace falta es que las blancas se pongan de acuerdo. Y en eso estuvo Rajoy: discreto, sereno y sencillo. Después, cuestión resuelta, fue el propio presidente el que dio su punto de vista (esperanzado) sobre la reunión. Al fin y al cabo, lo que quiere es que tras dos años al borde del jaque, el alfil y el rey blancos, tengan el mismo objetivo. Ése es el objetivo de España, darles mate. De momento, Zapatero y Rajoy lo que se han dado es (algo de) tregua. Que sea de ley. Y de Dios.

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