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ABC MADRID 25-02-2006 página 7
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ABC MADRID 25-02-2006 página 7

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ABC SÁBADO 25 2 2006 Opinión 7 TRIBUNA ABIERTA POR BORJA BERGARECHE HAMÁS, DICHOS Y HECHOS Hamás debe ahora elegir entre sus dichos o los hechos: gobernar acorde al integrismo islámico de su carta fundacional o aparcar sus valores tradicionales en aras del pragmatismo OS acontecimientos en Oriente Medio han producido siempre una mezcla de fascinación y miedo en el individuo occidental. La tentación es grande a la hora de analizar la victoria de Hamás dentro de las coordenadas de peligro islamista y terrorismo que nos han dejado el fin de la Guerra Fría y la era post- 11 de Septiembre. Cabe, sin embargo, una alternativa: dejar nuestros sueños y pesadillas de lado y mirar de cara a los acontecimientos. El embrión de Estado palestino era un ejemplo poco común en Oriente Medio de sociedad laica con una democracia electoral sorprendentemente dinámica y libre, ocupación israelí mediante. Entonces, ¿por qué Hamás? El contenido de su carta fundacional es inequívoco: destrucción de Israel y progresiva islamización de la sociedad palestina como objetivo. ¿Es éste el programa que han votado los palestinos? Claramente, no. La victoria de Hamás no supone el triunfo de sus valores más íntimos. El auge de grupos fundamentalistas en la región no responde a una conversión en masa del electorado árabe al islamismo militante, sino a las limitadas opciones que ofrece la vida en condiciones de pobreza, de ocupación extranjera o de represión política. Lo que hoy conocemos como Hamás tiene su origen en la decisión estratégica del nuevo gobierno israelí de Menahem Beguin, en 1977, de apoyar a las organizaciones islamistas palestinas para contrarrestar la pujanza del nacionalismo palestino, laico y de izquierdas, simbolizado por Arafat. A finales de los ochenta, con el estallido de la primera Intifada, las nuevas generaciones de islamistas deciden sustituir la colaboración con el ocupante por los atentados suicidas contra civiles israelíes. Ha nacido Hamás. En los años que siguen, Hamás capitaliza el fracaso del proceso de paz ofreciendo infatigablemente a una sociedad palestina cansada y empobrecida la alternativa del Islam y la red de servicios asistenciales que lo acompañan. La noticia ahora es que Hamás ha logrado doblar su apoyo popular. Lo ha hecho siguiendo una estrategia electoral clásica, apelar a los votos de centro mediante el ocultamiento de sus principios fundacionales. Bajo la tímida denominación electoral de Reforma y Cambio Hamás basó su campaña en lo obvio, en subrayar la incapacidad de Fatah de realizar los sueños del pueblo palestino: salir de la miseria, moverse libremente por su país y poner fin al conflicto con Israel. Nada hubo en los mítines de sus candidatos acerca del velo obligatorio y la segregación en las escuelas. Además, con la omisión de sus habituales justificaciones de los atentados suicidas, Hamás ofrecía a los palestinos, tácitamente, un mensaje de distanciamiento de la violencia. Así, el grupo integrista se acercaba pragmáticamente a esa mayoría de palestinos contrarios al terrorismo contra civiles que muestran sistemáticamente las encuestas. Parece inevitable también, por otro lado, que ante la suspensión unilateral del proceso de paz por parte de L ÁNGEL CÓRDOBA Israel y su desprecio a Mahmud Abbas, uno de los políticos palestinos más moderados, las papeletas encerraran un mensaje a Israel: Si no os gusta Abbas, probad con Hamás Vistos de cerca, los resultados electorales no muestran tampoco una conversión en masa de la sociedad palestina al islamismo militante. El parla- mento palestino se elige a partes iguales mediante dos tipos de papeletas, una basada en el sistema proporcional de voto a un partido y otra de tipo mayoritario, en el que el candidato más votado se lleva el escaño en cada circunscripción. A nivel nacional, las listas proporcionales dieron una muy ajustada victoria a Hamás, que obtuvo el 44 por ciento de los votos (29 escaños) frente al 41 por ciento de Fatah (28 escaños) Fue por tanto con el sistema mayoritario (45 escaños para Hamás y 17 para Fatah) y gracias a la incompetencia del partido gobernante, que Hamás logró el 56 por ciento de los escaños (74 de 132) con el 44 por ciento de los votos. Hamás debe ahora elegir entre sus dichos o los hechos: gobernar acorde al integrismo islámico de su carta fundacional, con el riesgo de traicionar a esos electores de centro que le han dado la victoria, o aparcar sus valores tradicionales en aras del pragmatismo y la gobernabilidad. Es la prueba de fuego del islamismo en el poder. Más allá de la firmeza retórica, Hamás ha señalado con el nombramiento de dos moderados para la presidencia del Parlamento y el puesto de primer ministro una voluntad constructiva. En pocas semanas sabremos si se avecina un gobierno de unidad palestina, y la perspectiva de que por primera vez un acuerdo de paz lleve la rúbrica del 90 por ciento del pueblo palestino, o el caos palestino. El legado de Sharón es clave. Israel ha renunciado a negociar la paz, gobierne quien gobierne en la parte palestina, en favor de una retirada unilateral de Gaza y un empotramiento de la ocupación en Jerusalén y Cisjordania. La previsible victoria del bloque Kadima en las próximas elecciones israelíes no alterará por tanto el quid de la cuestión: el fracaso de Oslo alimenta la victoria de Hamás. Europa y Estados Unidos esperan cautelosos, a la intemperie al haber desbordado los acontecimientos la lente antiterrorista que todo lo hacía y deshacía. Pretender ahora que el estrangulamiento financiero del gobierno palestino lleve a los electores a desdecirse de su voto es irrisorio. Acercaría a Hamás a sus dichos, y no a los hechos. Y haría que se estrellen, una vez más, sueños y fantasías contra la realidad testaruda de Oriente Medio. Abogado REVISTA DE PRENSA POR JUAN PEDRO QUIÑONERO GIGANTES, ENANOS Y CARNAVALES Tensión y maniobras en torno a los hombres, empresas y proyectos de España en Europa y América. Le Monde presenta el caso Endesa en el marco de la Europa de los gigantes de la energía cuya concentración, estima, es inexorable e indisociable de los aprovisionamientos energéticos del continente, sobre los que pesa el fantasma de los suministros de gas ruso, cuyo grifo está en las manos muy políticas de Moscú. The Economist abunda en esa perspectiva y estima que, finalmente, en la Europa de la energía sólo quedarán cuatro o cinco actores de talla continental. A su juicio, el Gobierno español perdería muchos amigos si intentase manipular políticamente el caso Endesa. Advertencia elíptica pero palmaria: un enfrentamiento Zapatero Merkel tendría un costo diplomático imprevisible. En esa misma línea, Financial Times Deutschland (FTD) denuncia las tentaciones políticas de Zapatero, de Merkel, de Madrid, de Berlín, de Cataluña, de Baviera, etc. A su modo de ver, tales interferencias políticas estatales, nacionales y regionales sólo complican operaciones que deben dejarse a la libertad de acción de empresarios y accionistas. Menos librecambista, Die Zeit no deja de insistir en los riesgos de la posible tentación política de Zapatero. En un terreno casi ecuménico, en México, El Universal afirma que Zapatero (su gobierno) ha salido en defensa de José María Aznar, atacado por la oposición populista mexicana de entrometerse en la campaña electoral en curso. Rozando el ecumenismo, igualmente, por una vez, Juan José Ibarretxe es citado en Burdeos por Sud- Ouest defendiendo proyectos ferroviarios concebidos y apoyados por numerosos gobiernos españoles: el tren de alta velocidad París- Burdeos- Vitoria- Madrid. Proyecto apoyado por Aznar y sus gabinetes, sistemáticamente boicoteado por Chirac, en París. En los antípodas del ecumenismo, Joseba Azkarraga, consejero vasco de Justicia, de gira por Argentina, Uruguay y Bolivia, es citado por Clarín, en Buenos Aires, comentando de manera más o menos sinuosa el proceso en marcha para terminar afirmando: Al final, el País Vasco debe ser un Estado en buena vecindad con España Por su parte, El Universal venezolano publica una larga crónica sobre los carnavales europeos, elogiando con mucha simpatía los muy distintos carnavales españoles, entre los que destaca los de Cádiz, Málaga, Murcia y las Canarias. Vaya usted a saber.

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