ABC MADRID 09-11-2005 página 12
- EdiciónABC, MADRID
- Página12
- Fecha de publicación09/11/2005
- ID0004940178
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12 Nacional DEBATE SOBRE EL ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS MIÉRCOLES 9 11 2005 ABC Vicente Álvarez Areces Asturias Apoyamos firmemente el proceso de reformas y un estilo de gobierno que enfocó un camino de diálogo con las comunidades Pedro Sanz La Rioja Los riojanos estamos preocupados por la propuesta de reforma estatutaria del Parlamento catalán por lo que pueda permitir Zapatero Ramón Luis Valcárcel Murcia No se nos propone nada concreto para reformar el Senado. Traiga una reforma del Senado aquí, que eso también es talante Los líderes autonómicos del PP avisan al Gobierno de que no admitirán transacciones con el término nación Matas acusa a Zapatero de usar la reforma del Senado como señuelo para no hablar de Cataluña b Las duras críticas de Juan Jesús Vivas y Juan José Imbroda obligaron a Zapatero a anunciar que visitará Ceuta y Melilla a principios del año próximo J. L. LORENTE MADRID. La intervención de los presidentes autonómicos del PP, que coparon ayer casi en exclusiva- -antes del turno de réplica- -la segunda jornada del debate sobre el Estado de las Autonomías, hizo subir el tono de la sesión. El ambiente, lleno de interrupciones y abucheos, se acercó al clima crispado que se suele vivir el Congreso y sacó del letargo a los senadores, tras una tediosa jornada del lunes. La insistencia en la crítica de Jaume Matas (Baleares) Esperanza Aguirre (Madrid) y Juan Vicente Herrera (Castilla y León) hizo que el presidente del Gobierno, José Luis Rodriguez Zapatero, diese a conocer algunas pinceladas de su modelo de Estado. Matas dijo que el problema en España no son las Autonomías, sino el Estado menguante que es sustituido por otro emergente (el de los nacionalistas) impulsado desde el Gobierno en una extraña especie de pulsión suicida Tras acusar a Zapatero de utilizar la reforma del Senado, el incremento de responsabilidad fiscal y la participación de las autonomías en la UE como señuelo para que no se hable del auténtico problema- -el Estatuto catalán- recomendó al presidente del Gobierno que pregunte a los españoles si quieren reformar la Cámara Alta o suprimirla directamente Herrera, por su parte, advirtió al Go- Rajoy posa con sus presidentes autonómicos y otros líderes regionales del PP bierno de que Castilla y León no admitirá transacciones o privilegios en la igualdad entre españoles que garantiza la Nación constitucional y que este concepto sea una muñeca rusa en la que soberanía pierda peso, con ciudadanos de primera y de segunda EFE Ante las duras críticas de los presidentes de Ceuta y Melilla, Juan Jesús Vivas y Juan José Imbroda, respectivamente, Zapatero anunció que visitará las dos ciudades autónomas a principios de año, al tiempo que defendió la españolidad de las mismas. La irrupción en el debate de Aguirre, Matas y Herrera obligó a Zapatero a declararse partidario de ceder unas competencias que el tripartito ya ha decidido invadir con el nuevo Estatuto Estado mínimo a la medida de Maragall ÁNGEL COLLADO Esperanza Aguirre rompió el discurrir de soliloquios encadenados con que arrancó el debate sobre el estado de las Autonomías. La segunda jornada sirvió al menos para que el presidente del Gobierno, estimulado sobre todo por las críticas de la presidenta de la Comunidad de Madrid, pero también por las intervenciones de Jaume Matas y Juan Vicente Herrera, diera alguna pista sobre el modelo de Estado que quiere promover con la ayuda de sus socios nacionalistas, independentistas y de IU. Zapatero dijo que está convencido de que al Ejecutivo le basta con ocuparse de la política exterior, la de Defensa, tutelar la unidad de mercado y mantener la legislación penal. Definió un Es- tado mínimo como si fuera un liberal de toda la vida. Rodrigo Rato no se hubiera atrevido a llegar tan lejos. Y eso que el mes pasado se había declarado rojo en la revista femenina Marie Claire Como el intervencionismo se lo deja a los gobiernos autonómicos, ante los que él desempeñaría las funciones de arbitraje y coordinación, Zapatero animó a los Ejecutivos regionales a hacerse con competencias en aeropuertos, nuevas tecnologías, Justicia, inmigración y relaciones laborales. Los cinco puntos citados figuran de forma prolija y muy detallada en el proyecto de nuevo Estatuto catalán. Son el grueso de la invasión de competencias que el tripartito más CiU definen en su propuesta. En el caso de la Administración de Justicia se diseña la parcelación autonómica y limitar las competencias del Tribunal Supremo aunque la Constitución es muy clara al consagrar la unidad del poder judicial como tal. Ante el problema de la inmigración el proyecto de Maragall pretende que la Generalitat fije el número, el origen y hasta la formación de los extranjeros que pueden trabajar o residir en Cataluña. También vino a compartir el presidente del Gobierno las aspiraciones del Estatuto catalán de romper con la unidad en la legislación laboral, para entrar en las leyes sobre el llamado mercado de trabajo, posibilidad que ha provocado las protestas de los sindicatos, también de UGT. La Administración central mínima perfilada ayer por Zapatero, que incluye la cesión de competencias en principio exclusivas del Estado, choca, sobre todo, no con los discursos de los presidentes autonómicos del PP, sino con el texto de Juan Carlos Rodríguez Ibarra leído por su vicepresidente a primera hora de la mañana. No se puede debilitar España a costa de favorecer a las Autonomías o que el Estado no puede ser lo que quede de las reformas eran las advertencias que el dirigente socialista extremeño había escrito antes de que le diera el infarto. Los presidentes regionales no entraron en el debate que abrió Zapatero sobre las nuevas competencias que invitaba a aceptar. Ni siquiera Maragall, que ya ha decidido tomárselas. Tampoco los del Partido Popular. El más destacado teórico de la Comunidad autónoma como Administración única Manuel Fraga, no estaba en el debate. Ibarra, hospitalizado, se ahorró el disgusto de escuchar cómo el presidente del Gobierno confirmaba sus temores de socialista antiguo