ABC MADRID 07-10-2005 página 62
- EdiciónABC, MADRID
- Página62
- Fecha de publicación07/10/2005
- ID0004936576
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62 Cultura VIERNES 7 10 2005 ABC MAÑANA, EN ABCD LAS ARTES Y LAS LETRAS Expediciones Exposición Cámara en libertad Festival de Otoño Alejandro Humboldt, el último sabio universal El museo Guggeheim de Gerhy colocó a Bilbao en la escena internacional. Desde entonces, todas las ciudades, no sólo en España, se rinden al arquitecto mediático. Es la fiebre del edificio de firma Alejandro de Humboldt, protagonista de una gran exposición en Madrid, describió la naturaleza americana precisa y exhaustivamente. La sabiduría se convertía en global Barrocos y neobarrocos, el infierno de lo bello El Domus Artium de Salamanca acaba de presentar uno de los más ambiciosos proyectos de la temporada: redescrubrir el barroco bajo la estética más contemporánea Juan Pinzás y el voto de castidad de Dogma 95 Desde Dinamarca, el movimiento Dogma ha fructificado en otras cinematografías. Así, el español Juan Pinzás estrena El desenlace su último filme con certificado Dogma Heiner Goebbels en la casa de palabras de Elías Canetti El compositor alemán Heiner Goebbels explica a ABCD las claves de su musical Eraritjaritjaka sobre textos de Elías Canetti, que ofrece el Festival de Otoño de Madrid DANZA Ballet Argentino Julio Bocca Coreografías: Chaikovski Pas de Deux (Balanchine Chaikovski) Nine Sinatra Songs (Tharp Sinatra) El hombre de la corbata roja (Stekelman Vitale) Principales intérpretes: Julio Bocca, Sophia Scheller, Cecilia Figaredo, Jean- François Casanovas, Hernán Piquín y Ballet Argentino. Lugar: Teatro de la Zarzuela, Madrid MADUREZ Y GENEROSIDAD JULIO BRAVO D esde su primera visita, con veinte años, Julio Bocca ha bailado en España con frecuencia. Los aficionados han podido seguir su evolución artística y han sido testigos de momentos para todos los gustos, porque Bocca ha pasado por muy distintas etapas y, junto con sus extraordinarias facultades y su arte deslumbrante, en alguna ocasión ha dejado muestras de un carácter fuerte que le ha otorgado más de un dolor de cabeza en nuestros escenarios. El Julio Bocca de los últimos tiempos (el que actúa estos días en Madrid y el que ha fijado ya su retirada para el 22 de diciembre de 2007) es, sin embargo, un artista maduro, capaz de disfrutar de cada segundo sobre la escena y capaz, por tanto, de hacer disfrutar al público. Es un bailarín generoso (ahí está el conjunto que le acompaña, el Ballet Argentino, creado por él mismo) que sabe que él es el reclamo del cartel y que, por tanto, expone y arriesga. Mantiene, a sus 38 años, una excelente vitalidad, a lo que se suma una clase, una musicalidad y una personalidad que hoy en día son muy difíciles de encontrar sobre los escenarios (mucho menos en los españoles, donde la danza clásica apenas existe) Por eso, verle bailar en esa efervescente pieza que es Chaikovski Pas de Deux (junto a la sobresaliente Sophia Scheller) donde Julio Bocca brindó su mejor repertorio de saltos y giros, re- sultó una experiencia emocionante. Lo mismo que comprobar que su compañía, una adolescente de quince años, posee frescura y calidad, que no son un aliño sino un serio acompañamiento para la estrella y donde destacan individualidades como Hernán Piquín o Cecilia Figaredo. Lo demostraron en esa deliciosa pieza que es Nine Sinatra song una coreografía de Twyla Tharp que sigue la línea creada por Balanchine en Who cares? y también en El hombre de la corbata roja un ballet creado por Ana María Stekelman sobre música de Lito Vitale. Se trata de una obra seductora y atractiva, que muestra los caminos que puede seguir hoy la danza clásica, y que sirvió para ver al Julio Bocca más emocionante y artista junto a la propia Cecilia Figaredo, una bailarina de profundo lirismo. MÚSICA Concierto de Joan Manuel Serrat Voz y guitarra: Joan Manuel Serrat. Piano: Ricard Miralles. Lugar: Teatro Albéniz. Fecha: 6 de octubre SIN CUERDAS NI RED LUIS MARTÍN L a carrera de Joan Manuel Serrat suma muchos años haciendo de sus discos y proyectos un producto con muchísima repercusión y un promedio de valoración crítica muy alto. Es un compositor valorado y valorable que ha convertido sus canciones en un verdadero género que cuenta con un sinfín de imitadores, pese a que sólo lo domine su propio inventor. Sus detractores le acusan de contar en los últimos años las mismas cosas, y sus incondicionales le admiran precisamente por eso. Y él, sin embargo, vuelve a salirse con la suya, regresando una y otra vez sobre idénticas fuentes de inspiración, aunque, eso sí, de mil y una formas diferentes. El pasado año, con orquesta sinfónica; este año, sin tanta cuerda y también sin red: guitarra acústica y voz, las suyas, y al piano, Ricard Miralles. El espéctaculo es, en realidad, una visita a sí mismo. De nuevo, un rastreo por todas las canciones que han alimentado su creatividad durante cuatro décadas y que Serrat convierte ahora en lo más parecido a la reedición de una reedición de una colección de fascículos. Pese a ello, el detalle no impide que la emoción aflore entre la concurrencia con extraordinaria intensidad en algunos tramos del recital; sincera en al reinterpretación de sus clásicos y en sus soliloquios sobre piratas, asaltadores de caminos y yernos; diplomática en los momentos en los que la voz le sale algo asabinada haciendo que canciones como Tu nombre me sabe a hierba u Hoy puede ser un gran día adquieran, por lo áspero, rúbrica de rumba. Música elaborada en la estrecha margen expresiva que separa su característico estilo, del equilibrio estético que logra con esta propuesta doméstica: mesita con cubitera para el cava y un par de copas para los protagonistas. Enmedio de semejante escenografía, metáfora probablemente del momento que vive Serrat, hay canciones que perfuman la memoria: Cantares Penélope Esos locos bajitos otras que permiten reencontrarse con la nostalgia del tiempo vivido: Una de piratas Señora y, por supuesto, todas esas donde concurre el genio poético del artista: Tarrés y, sobre todo, Mediterráneo Ha sido un buen estreno para el Festival de Otoño. Más inteligente que, el que, se prevé, tendrán encuentros como el próximo de jazz, disimulando lo infantil de su ideario con muchísima fanfarria.