ABC MADRID 06-10-2005 página 14
- EdiciónABC, MADRID
- Página14
- Fecha de publicación06/10/2005
- ID0004936424
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14 Nacional LA MARCHA NEGRA SITUACIÓN EN MELILLA JUEVES 6 10 2005 ABC Un grupo de subsaharianos, custodiado por un coche de la Policía Local tras haber saltado la valla que separa Melilla de Marruecos REUTERS El Ejército recibe la orden de extremar la seguridad mientras otra avalancha pone en jaque su despliegue Los mandos piden a los soldados mucho cuidado y el casco a mano para evitar agresiones b Sesenta y cinco inmigrantes irregulares logran superar la doble valla en su tramo más vigilado durante un asalto de 500 subsaharianos LAURA L. CARO MELILLA. Una turba de quinientos inmigrantes intentó la noche del martes atravesar la valla de Melilla por el tramo más habitual, el de Rostrogordo, donde la alambrada mide todavía tres metros de altura, pero también está más custodiado, sin que el importante despliegue de seguridad pudiera evitar la entrada de 65 de ellos. A las 5: 56 de la madrugada, según la Delegación del Gobierno, se produjo el asalto haciendo frente a un importante dispositivo de fuerzas de vigilancia en el lado marroquí, y también en el español, donde anoche se había incorporado también un helicóptero de la Guardia Civil procedente de Málaga con cámaras de visión nocturna, además de dos unidades de la Agrupación Rural de Seguridad de la Benemérita llegada para reforzar las seis con las que ya contaba la Comandancia de la ciudad. Cuando aparecen no hay nada que hacer... ya pueden poner tres vallas, que tardarán más o menos tiempo, pero acabarán buscando cómo saltarla, y ya puedes agarrarles o pegarles... su desesperación es más fuerte lamentaba en declaraciones a ABC un guardia civil de Melilla. En su opinión, las vallas, como se ha visto esta noche, no son la solución, porque ante quinientos en tromba... no hay nada que hacer Por su parte, la Delegación del Gobierno consideró que la actuación policial fue buena y la marroquí eficaz en esta avalancha, tercera de gran en- vergadura que se produce en menos de una semana. Para repeler el asalto, se emplearon también pelotas de goma y botes de humo, que acabaron produciendo en los matorrales próximos a la alambrada un conato de incendio que requirió la presencia de ambulancias y de los bomberos melillenses, que pudieron sofocar a tiempo el fuego. Cincuenta metros de barandilla fueron aplastados por la avalancha, que según fuentes militares consultadas por este diario, volvió a producirse con un importantísimo grado de brutalidad En este sentido, las mismas fuentes aseguraron que los soldados desplegados en Melilla han recibido órdenes de tener mucho cuidado porque vienen con mucha violencia, y de tener siempre el casco reglamentario a mano para poder protegerse en caso de agresión. Para ello cuentan con porras y con su arma, aunque sin munición, pero no escudos antidisturbios. Tras el enfrentamiento con los subsaharianos, un agente de la Guardia Civil tuvo que ser atendido por diversas lesiones de carácter leve en un brazo, a lo que hay que sumar otro miembro del Instituto Armado que resultó herido cuando la patrulla en la que se desplazaba al lugar donde se había dado la alarma, se salió de la carretera y volcó en las proximidades del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, donde a media mañana podían verse todavía restos de aceite y las huellas del frenazo en el suelo. Decenas de heridos También hubo heridos en las filas de los asaltantes. Varios decenas de ellos fueron atendidos en el Hospital Comarcal de Melilla de los habituales cortes y desgarros producidos al saltar la valla, pero también de los golpes de palos que- -según relató a este diario uno de los africanos llegados ayer Moussa Mohammed, de 21 años y procedente de Mali- -recibieron de los gendarmes de Marruecos. Había mucha policía marroquí, mucha, y también nos tiraron piedras... aseguró, al tiempo que rechazó que ellos hubieran hecho lo mismo. Yo tenía que correr y subir... y ni siquiera llevaba escalera explicó. Por su parte, las Fuerzas de Seguridad alauítas procedieron, tras el enfrentamiento, a la detención de 89 de los inmigrantes que no habían conseguido superar la alambrada. Como consecuencia de este último asalto, desde primera hora de la tarde de ayer, los militares procedían a reforzar el perímetro fronterizo con la colocación de nuevos obstáculos de concertina- -el alambre de anzuelos en espiral de un metro de alto que corona la valla- -entre las dos alambradas a lo largo de toda la zona comprendida entre Barrio Chino, donde se registró la gran avalancha del domingo, y Rostrogordo, donde se produjo la última del martes por la noche. Marruecos evitó anoche que otros 150 inmigrantes saltasen la valla L. L. C. MELILLA. Las Fuerzas de Seguridad del Reino de Marruecos repelieron a primera hora de la noche de ayer un intento de saltar la valla de Melilla protagonizado por un grupo de cerca de 150 inmigrantes subsaharianos que no logró penetrar en el territorio de la ciudad autónoma. Fuentes policiales informaron de que el intento de avalancha de inmigrantes se produjo en la doble valle de los pinares de Rostrogordo, una zona en la que la valla aún no ha sido recrecida hasta los seis metros. Las fuerzas marroquíes lograron impedir la actuación de los inmigrantes subsaharianos y ninguno de ellos logró salvar la valla. Las mismas fuentes precisaron que aunque fueron alertados el Ejército y los efectivos de la Guardia Civil que vigilan la zona, no fue necesaria su intervención. Mientras, el CETI de Melilla está desbordado. El martes de la semana pasada, cuando llegó la gran avalancha hubo que colocar diez carpas militares fuera del recinto para dar alojamiento. Desde entonces, este complejo modesto del Ministerio de Asuntos Sociales, construido para 480 plazas fijas en un espacio abierto con vistas privilegiadas a la valla, no ha parado de crecer al ritmo de las oleadas de africanos. Como si fuera una ciudad infinitamente desplegable: trece tiendas de campaña más el sábado, otras diez el lunes, comiendo el terreno que hay delante de la fachada. Tiendas por todas partes y, a pesar de todo, 200 hombres han tenido que dormir por segunda vez a la intemperie.