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ABC MADRID 03-10-2005 página 7
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ABC MADRID 03-10-2005 página 7

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC LUNES 3 10 2005 Opinión 7 peos a favor de los derechos humanos, la tolerancia y el pluralismono tiene mucho sentido. Las razones para una exclusión de Turquía sólo pueden ser otras, de tipo político o económico. De hecho, es posible que Turquía no logre nunca el cumplimiento pleno de todos los criterios que exige la Unión, aunque el período de negociación dure quince o veinte años y se ayude desde fuera a los continuos esfuerzos reformadores de su minoría ilustrada. El régimen de Ankara bascula entre los minoritarios herederos de Mustafá Kemal Atatürk, fundador de la república laica en 1923, apoyados en el poderoso Ejército, y los mayoritarios partidos islámicos, en los que se dan distintos grados de europeísmo y de fundamentalismo religioso. LA ESPUMA DE LOS DÍAS COMO SI NO PASARA NADA ON la coartada de una nueva Transición, las minorías nacionalistas e independentistas han instalado en la vida política española algo parecido al síndrome del constante estado constituyente, situación de incertidumbre que no puede aguantarse mucho tiempo. Mientras, el creciente rumor de una hipotética balcanización de España corre como un galgo por los medios informativos. Y como un reguero de pólvora portador de las más rancias melancolías. No hay, sin embargo, que responsabilizar a los mensajeros de las misivas de la deslealtad, sino a quienes realmente proponen tal contumacia y se baten a fondo en sus políticas independentistas. Voces hay que, con parecida teJ. J. ARMAS nacidad, se afanan en adMARCELO vertir del gran riesgo que corre la Constitución española, hasta convertir el aviso en una suerte de angustia neurótica que, entre los ciudadanos del común, adquiere la categoría de continua conversación de tertulia. Añádase un cierto cansancio (y hasta hartazgo) que preside, al mismo tiempo, las encuestas publicadas sobre el interés ciudadano por las reformas de los estatutos de autonomía, incluso en aquellos territorios históricos a los que se le supone un descomunal apetito por las derivas de la insaciabilidad. Pero, entre rumores de balcanización y voces que los niegan amparándose en el desarrollo racional del pluralismo real de España, el ciudadano medio observa el panorama político como quien asiste a un inacabable partido de tenis que ha transformado su inicial interés en aburrimiento sin vuelta de hoja. Como espectador, el español medio (la inmensa mayoría) se siente por lo menos irritado y confuso. Y comienza a dejarlo ver como mejor sabe, con la desidia y el desinterés: o están dejando de interesarle los jugadores o está perdiendo pasión por el juego que tanto le atraía hace menos de un año. De esta manera, traduce las señales de humo de las hogueras de la política como símbolos de un lejano y contradictorio código de circulación (que casi no va con él) donde además intuye muecas secretas que le hurtan supuestos arreglos, gesticulaciones excesivas que, por regla general, no le gustan y añoranzas de guerras civiles que alteran su sensibilidad cotidiana, naturalmente pacífica, y ponen en guardia su autodefensa. Muchas voces autorizadas pronostican para España, en un futuro demasiado cercano, una crisis política de incalculables dimensiones si no se resuelven pronto los conflictos en Euskadi (donde siempre parece moverse algo que siempre permanece en el mismo lugar) y en Cataluña, donde el galimatías del tripartito y el socialismo nacionalista del PSC han encontrado un campo de Marte para concurrir a un torneo sin normas, del que tanta dignidad esperábamos. Todo esto se habla, se escribe, se rumorea y se sabe. Como si no pasara nada importante. Como si fuera una prueba de la madurez de nuestra frágil democracia. C En cualquier caso, es muy fácil convertir a un candidato complicado en chivo expiatorio de los males presentes de la Unión y no reconocer que es ésta la que parece incapaz de reformarse. Los gobiernos europeos han adoptado una Constitución muy difícil de ratificar, con un reparto de votos que daría más poder a Turquía que a Alemania o Francia, una decisión que pone claras barreras políticas a la entrada de Ankara. Como estamos viendo en las actuales negociaciones de presupuestos europeos para 2006- 2013, la Unión no va a dotarse de fondos suficientes para que haya una redistribución digna de este nombre en un mercado interior con condiciones económicas y sociales de partida muy dispares. Sus Estados miembros no han aprendido a gestionar sociedades con cada vez más inmigrantes ni han tenido éxito al invitarlos a que se integren y preocupa mucho la perspectiva de la libre circulación de personas con Turquía, aunque haya antes largos períodos transitorios. Prueba de ello es que Francia ha modificado su Constitución para permitir un referéndum al final del proceso, en el que sus ciudadanos decidirán si dan luz verde a Turquía, digan lo que digan los demás europeos. Hace más de doscientos años el poeta y pintor William Blake definió a Europa como una profecía. En el actual laberinto europeo, sería bueno seguir esta inspiración y dejar que las preguntas sobre la esencia de la nueva comunidad política queden abiertas para poder contestarlas sin improvisación, entre todos y poco a poco. Tras el sonoro rechazo de la Constitución, es necesario que el debate sobre identidad europea continúe con toda la racionalidad posible y que no se improvise la construcción del nosotros por contraposición a ningún ellos CARLOS KILLIAN La Unión debe ser consecuente con todos los pasos que se han dado en los últimos cuarenta años para acercar el régimen de Ankara a Bruselas y dedicarse ahora a analizar con rigor la evolución del candidato a medida que se negocian capítulos. Las reglas del juego se han ido cumpliendo hasta la fecha y no pueden cambiarse sin más justificación que las voces xenófobas en alza o el miedo de los ciudadanos a las necesarias reformas de la Unión y sus Estados miembros. Hacemos bien en no dar un portazo a Turquía porque la frustración que generaría en su población sería inmensa. Sobre todo, si de la noche a la mañana, Turquía ya no tiene derecho a ser parte de la Unión Europea, porque ha pasado a ser percibida como muy diferente, el esfuerzo de los euro- PALABRAS CRUZADAS ¿Es justo el arreglo que han hecho con el jugador del Barcelona Messi? NO, PERO LO MANDARÁ PARA UNO QUE JURA LA CONSTITUCIÓN EN CATALUÑA... EL ESTATUT STAMOS ante un caso en el que asoman dos cuestiones distintas: por un lado, un ciudadano llamado Leo Messi juró el otrodía la Constitución en Cataluña; porotro, el futbolista Messijugó veinte minutos en el partido entre el Barcelona y el Zaragoza... ¿Qué habría que impugnar? No se sabe de ningún otro caso de alguien en los últimos meses ¿años? que haya hecho en Cataluña un signo tan claro de querer ser español, ¿no se debería, pues, desde Madrid alentar su gesto en vez de ponerle trabas burocráticas? ¿cuánto no querríamos que hiciera otro tanto con la Constitución cualquiera de los políticos catalanes que se apellidan Puig o Puig- algo, aunque luego, en pago por ello, hubiera OTI R. que dejarlos jugar otros quince o veinte miMARCHANTE nutos en una de las bandas del Nou Camp? Bien, en todo este caso Messi tenemos la prueba de que lo nuestro no se arregla con una hora más de psiquiatra a la semana: al joven argentino le cantan Els Segadors por la noche, le hacen jurar la Constitución española por la mañana, lo visten de amarillo pero le dicen que es blaugrana, que donde él va a jugar es més que un Club pero no toca bola en ninguno... No sé, para ser tan joven Messi está demostrando una gran madurez al aguantar toda la tontería que tenemos encima los españoles y los casi españoles. Ete... cuánta majadería E ON el Zaragoza de cuerpo presente, recapitulemos: el Madrid tiene nueve copas de Europa, y el Barça, una, lo que significa que el Madrid es al menos nueve veces superior al Barça, cuyo agit- prop sin embargo, insiste en el mantra de ser más que un club. ¿Una oficina de papeles, tal vez? Porque, en Ligas nacionales, la proporción disminuye dramáticamente, fenómeno que elimina el factor Franco y que se explica tomando en consideración raposerías como la del caso Messi, futbolista que, debiendo jugar como extranjero, juega como español, pues así debe de venir mandado enel Estatut aunque el Estatut únicamentelo ha leído Rubertde Ventós, un filósofo bajo palabra de honor que tenía un amigo IGNACIO RUIZ en Madrid que, en el puente aéreo, se le agaQUINTANO rraba a la pierna y, a rastras, le suplicaba: ¡No os vayáis, que, si os vais vosotros los catalanes yo los madrileños seré más moro! Si el efecto llamada del caso Messi es el esperado, en ese mundo mágico de Tresporcientolandia amenizado por el sentimentalismo creativo del Manu Chao de Clandestino no van a tener más remedio que levantarunavalla comolade Melilla Enlavallade Melilla hanacido una amapola, con un letrero que dice: Viva la sangre española para contener la avalancha de centrocampistas de brega que, procedentes de los cinco continentes, querrán saltarla para blanquear sus papeles con el típex de Caldera. C ¿Y usted qué opina? Déjenos su mensaje o su voto en la página web www. abc. es eldebate

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