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ABC MADRID 03-08-2005 página 30
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30 Madrid MIÉRCOLES 3 8 2005 ABC SE DICE SE COMENTA ALTERNATIVAS A SIMANCAS En los aledaños de Ferraz parece haber más de uno dispuesto a dar el verano a Simancas con rumores sobre posibles alternativas del socialismo madrileño en la carrera por la presidencia de la Comunidad. Pepe Blanco, desde luego, no. Pero los hay y de ahí que surjan nombres para despistar y otros para sondear sus posibilidades. Quienes conocen bien a Simancas dicen que el actual líder del PSM hasta se sonríe cuando ve estos rumores. Sin embargo, algunos le piden que amarre cuanto antes su opción para evitar sustos. LA OPINIÓN DEL LECTOR Pueden dirigir sus cartas a esta sección: Correo: C Juan Ignacio Luca de Tena, 7. 28027 Madrid Fax: 917 424 104. Correo electrónico: madrid abc. es MADRID AL DÍA HORCHATA Y GASOLINA RAMIRO BUENO El sonido de la España nuestra Cuando ya se creía que estaba todo escrito en el terreno de la música popular española, el domingo 31 del caluroso mes de julio, el público madrileño, fiel espectador de los tradicionales Conciertos con los que la Banda Sinfónica de Madrid, que adorna y embellece las mañanas domingueras en el parque del Retiro, fue gratamente sorprendido con un pasodoble de corte taurino. Su autor, Vicente Cueva Díaz, nacido en Gijón en 1943, fue finalista del Premio Nacional de Composición de Pasodoble taurino en 1999, en Sanlucar de Barrameda, y cuenta en su haber de más de sesenta obras. Su pasodoble, Música, maestro mantiene el corte tradicional, entre el pasodoble taurino y el de concierto. Desde mi modesta silla, sobre la arena que circunda el templete del Retiro, y desde estas simples líneas, quiero expresar mi reconomiento al músico que con esta obra quiere rendir homenaje a todos los directores de banda que lidian en los cosos taurinos, pero que con sus alegres y acertados compases rinde homenaje a la música tradicional de España que, al menos, unos cuantos españoles temíamos que se perdiera con las telarañas del paso del tiempo. Ana María Bueno Arús Prostitución en la Casa de Campo El sábado pasado, 30 de julio, se nos ocurrió ir a la Casa de Campo para dar un paseo. Era la 1 de la tarde, hacía un calor de justicia y el campo estaba agostado. Yo sabía que al anochecer se colocan desde hace tiempo las prostitutas un poco más allá del lago para la búsqueda del cliente nocturno pero lo que desconocía es que también de día están allí, a lo largo de la carretera, muchas desnudas de cintura para arriba y otras hacien- do gestos más que desagradables. Resulta, que ya no se puede pasear por la Casa de Campo los fines de semana. Debe recordarse que se trata de un parque público para uso y disfrute de quienes quieran, y en general, de familias. Es intolerable esta situación no sólo por la propia dignidad de estas mujeres, sino por el espectáculo que dan ¿Es que no hay otra salida para ellas? No me puedo creer que el Ayuntamiento no haya pensado un modo para evitar ese comercio Cristina Gavarrón Casado EL VIAJE DE LA PRESIDENTA Ya de vuelta de su viaje por Colombia y Ecuador, la presidenta regional ha retomado su agenda de trabajo a pocos días de tomarse vacaciones y lejos del frenético ritmo que marcó la visita por tierras suramericanas. Aguirre y la delegación que le acompañó en su recorrido atravesaron más de 22.000 kilómetros para financiar proyectos de cooperación. Con una agenda tan apretada, cualquiera puede quedar olvidado y en tierra. Hasta el propio cámara de la televisión autonómica, condenado a viajar en barco desde Isla Barú para unirse de nuevo a la comitiva. CHEMA BARROSO No a la tala Madrid se convierte en un lugar de cemento, inhóspito, desagradable para vivir, debido a a indiscriminada tala de árboles del Ayuntamiento. El último ejemplo, en Plaza Elíptica pero la lista es interminable. Un paseo cerca de estas zonas es desolador Esthephanía Ramos Gaitán DIMES Y DIRETES DIÁLOGOS INTERCULTURALES CON EL DE AL LADO l movimiento de mercanquidarlo todo. Mi padre empezó cías y personas de una con este negocio hace sesenta parte a otra del globo es años y ahora el propietario venuna constante, incluso desde ande el local. ¡Fíjese, pide doscientes de que Marco Polo iniciase la tos millones de pesetas! ¡Pero famosa ruta de la seda para imquién va a poder pagarlos! Al portar los productos de Oriente. hombre se le veía realmente anCARLOS Solo que en nuestro tiempo, con gustiado ante el fin inminente de BERZOSA la rapidez de las comunicaciosu pequeño negocio, y sostenía nes, la velocidad se ha acelerado que sólo algún oriental, con su cay las idas y venidas de un extrepacidad proverbial de ahorro, de mo al otro del planeta son una práctica trabajo sin límites horarios y de esfuerhabitual, un fenómeno cotidiano que pozo podría comprarlo. demos observar en cualquier lugar, por Y es que el fenómeno de la globalizaejemplo en el Rastro madrileño. ción tiene sus peculiaridades. Porque En este espacio, tan visitado por los no solo se desplazan productos, también turistas, hace semanas un comerciante se trasladan personas, que en una migrade la parte baja de la Ribera de Curtidoción sin fronteras intentan encontrar res se quejaba amargamente: Compre en otros países el porvenir que no hallan ahora más barato porque tengo que lien el suyo. Esta actividad genera cam- E bios en las costumbres y en las tradiciones. Para verlo basta con darse una vuelta por esa parte del Madrid antiguo, en el que los oficios de quincallero o trapero compartían un abigarrado espacio con peristas y almonedas de antigüedades. En esa zona, los locales que van quedando libres son ocupados por asiáticos que venden ropas o Todo a cien a precios muy baratos. Los efectos de la compraventa mundial de mercancías los vivimos en todos los rincones, si bien de manera distinta porque mientras unos países producen manufacturas, otros fabrican productos electrónicos avanzados, y según en qué países se compran o venden unas u otras cosas. Pero para avanzar en el diálogo de civilizaciones, antítesis del famoso choque anticipado por Huntington, no hace falta irse a miles de kilómetros, sino que podemos empezar por ponerlo en práctica con las gentes de otras culturas que viven aquí, en nuestros barrios, con nosotros. Carlos Berzosa, rector de la Universidad Complutense de Madrid i en julio de 1969 el gran evento fue la llegada del hombre a la Luna, lo que marcó realmente a mi generación fue la canción del verano siguiente. Un rayo de sol de los Diablos retumbaba en la piel veraniega del año 70. Los estragos de las canciones de verano empezaron a causar sus efectos en la memoria sentimental, a la vez que fueron nuestras primeras palabras de amor prestadas antes de que tuviéramos noticias de Bécquer o Neruda. La sencillez repetitiva del dichoso rayo de sol ¡oh, oh, oh! era puro Kant de contenido y significado si se lo compara, por ejemplo, con la paliza del reaggetón actual de Gasolina Cada época tiene la música que le corresponde. Así que toma gasolina y más gasolina. Igual que la que se quema- -además de la paciencia- en cada operación salida y entrada de la madriguera madrileña. La culpa es de los coches, dicen unos. De las carreteras, afirman otros. El caso es que, entre chuflas y cabreos, la gente tiene tiempo para repostar gasofa ya a precio de queroseno de la NASA, beber litros de horchata, y establecer métodos de supervivencia como sucede en el relato de Julio Cortázar. Todo conductor desea ser Fernando Alonso gracias al auge en nuestro país de la Fórmula 1. Aunque el asturiano va solo en su Renault, y no tiene que soportar a la familia dándole la brasa del cuándo llegamos o la culpa es tuya por salir a estas horas. Que sirva de consuelo en las caravanas pensar que el campeón Alonso tiene un magnífico futuro de piloto, pero tendría escaso porvenir como taxista en este Madrid abierto en canal que echa chispas. Al primer acelerón acabaría su carrera metido en cualquier zanja. A lo mejor Carlos Sainz tendría mejor fortuna acostumbrado hasta hace un rato a baches y obstáculos. Para que luego digan que el cerebro elimina lo superfluo. Empezamos con las canciones del verano, seguimos con los atascos y terminamos con el humo de la contaminación saliéndonos por las orejas. Si se tiznan los muros de los edificios, nuestros pulmones deben tener ya bandera pirata. Sin embargo, aquí seguimos, chupando combustible hasta que el petróleo, igual que este artículo, diga punto final. S

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