ABC MADRID 25-07-2005 página 87
- EdiciónABC, MADRID
- Página87
- Fecha de publicación25/07/2005
- ID0004928901
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ABC LUNES 25 7 2005 Deportes 87 Simón hace historia cantando bajo la lluvia La promesa española estrena su palmarés con una exhibición de pilotaje sobre el agua T. G. -M. El vetusto circuito de Donington Park vivió la confirmación estelar de Julio Simón. La joven promesa española se ha hecho realidad en cuanto ha tenido la oportunidad de superar la inferioridad de su moto gracias a la igualdad democrática que la lluvia provoca en el motociclismo. El toledano de 18 años ejecutó sobre un diluvio casi universal una demostración de clase, de saber hacer y de dirección. Ofreció una exhibición de control de pilotaje navegando sobre el agua. Una lección de cómo ser el más rápido y no hundirse en un lago que derribó a una docena de pilotos, entre ellos a cinco españoles. Los setenta y cinco mil aficionados presentes en el viejo Donington supieron observar la clase magistral de un chaval que parecía un veterano. Julito fue el único piloto de 125 que, frente al chapuzón general de sus rivales, no sufrió ni una situación de peligro. El único que no suscitó los sustos de los directores, ni las exclamaciones de lamento de los espectadores por tanta caída incontrolable en una pista que parecía de patinaje sobre hielo. En ningún momento perdió la trazada de su KTM, nunca dejó que su máquina le diera una advertencia. Tuvo las riendas del caballo atadas y bien atadas. Julio Simón Un niño precoz con regularidad de veterano Es otro Jorge Lorenzo que no disfrutó de buena moto hasta el año pasado. Julio Simón (Villacañas, 3- 4- 87) también debutó en el Mundial nada más cumplir los quince años obligados, el tres de abril de 2002. Días después disputó el Gran Premio de España y comenzó a adquirir la experiencia que, sumada a su constancia y su regularidad, sus principales virtudes, le han llevado al éxito a los 18 años. Su carrera comenzó con pañales. A los dos años ya corría en minicross. A los diez se proclamó campeón de España de motocross en la clase MX. A los doce compartió el cross con la velocidad. Compitió en la Copa Aprilia y en el año 2000, con trece abriles, se convirtió en campeón de esa copa tanto en 50 como en 125, Saltó a la Copa Movistar y Alberto Puig le dirigió en el team Telefónica Le prestó la ayuda decisiva. Disputó durante dos temporadas el campeonato de España y quedó cuarto en la segunda campaña, antes de saltar al Mundial. Después de su estreno en 2002, al año siguiente fichó por Malaguti. Conoció este circo y templó los nervios. Estaba preparado. La campaña 2004 supuso su explosión. Integrante del Honda Angaia Racing, fue el segundo mejor piloto de la escudería, superado por el campeón del mundo, Dovizioso. Muchos directores pretendieron su contratación. KTM le ofreció una moto oficial y formar parte del equipo junto a Kallio y Talmacsi. En Gran Bretaña ha demostrado que él puede ser el otro líder. Melandri rodó por el agua y terminó por derribar a Bayliss EPA De Puniet conquista una victoria de miedo Electrizante carrera de 250, una guerra entre Stoner, West y De Puniet que pudo acabar con los tres en el agua y que ganó el más arriesgado; Pedrosa, inteligente, aseguró el cuarto puesto T. G. -M. Si Rossi encantó, si Julio Simón deleitó, los sobresaltos que se produjeron en la prueba de 250 significaron una inyección de adrenalina cuyo efecto duró cincuenta minutos, hasta que Randy de Puniet, Casey Stoner y Anthony West pasaron vivitos y coleando, intactos, bajo la bandera a cuadros. Los tres presentaron al público una batalla de adelantamientos, frenazos, interiores, salidas de pista y milagrosos retornos desde el césped que sorprendieron hasta a Ángel Nieto, protagonista de mil y una guerras similares desde los años sesenta. La pelea fue incruenta, sin cuartel, como barcos que disparaban cañonazos para hundir en el agua al adversario. El primero en ser tocado y hundido fue Aoyama, efímero líder de la carrera, que dio paso al acoso y derribo de los tres protagonistas de la competición. Los tres se pudieron marchar a la hierba en diversas acciones. Tal Bautista y Espargaró tiraron el podio Esa sabiduría exige la pregunta ¿Por qué consiguió lo que tantos colegas intentaron y no lograron? Porque es un profesional experimentado de 18 años. Porque supo templar la moto, calentar los neumáticos a menor ritmo que los demás sin perder de vista a los primeros y, cuando las gomas estuvieron en su punto, como la paella, soltar poco a poco las riendas de su KTM y alcanzar la primera posición con una seguridad pasmosa. Ni un ápice de temblor en su máquina. Ni un movimiento brusco. Era un piloto automático que corría sobre un carril de tren, sin poder perder el equilibrio. Bautista perdió el liderato por correr demasiado cuando debía guardar la ropa. Lo mismo le sucedió a Espargaró, que rodaba en tercera posición. Se la jugaron a todo o nada. Fue nada. Ambos perdieron el podio. Simón les desveló lo que se debe hacer. ¿El secreto? Julito es un piloto que no arriesga una caída por hacer un adelantamiento tonto, ni en seco ni en mojado. Su perseverancia es innata. Y esa seguridad se multiplica sobre el agua. Es un especialista en vela a dos ruedas y el diluvio de Donington le dio la oportunidad de mostrar sus credenciales. Tiene una buena montura, pero KTM se ha centrado hasta ahora en Talmacsi y Kallio, aspirantes al título. La novedad es que el español, ahora, también puja por el cetro. Avisa. era la esgrima acuática, que Pedrosa, líder del Mundial, guardó la ropa- -trece puntos- -y se aseguró la cuarta posición, alejado de los tres mosqueteros con el fin de evitar cualquier caída por culpa de esos tres locos bajitos que provocaban a las leyes de la gravedad. Jorge Lorenzo, octavo, también demostró que el agua sólo le gusta en la ducha. Del césped a jugarse el todo o nada El primero en salirse del asfalto fue Randy, que se había enfadado con Anthony por los riesgos que adquiría en cada curva. Esa pérdida de la trazada transformó a De Puniet. Enojado con el australiano, retornó a la pista a toda velocidad, cazó a sus dos adversarios y lanzó un ataque que demostró rápidamente su táctica. Se jugaría la carrera a todo o nada. No permitiría que West le volviera a meter la rueda. De hacerlo, los dos se irían a la piscina y perderían el podio que tenían asegurado. Si Stoner perdió su opción de triunfo al rodar por la hierba y regresar con mucha prudencia, Anthony entendió que el galo lo vendería muy caro. Tanto, que no pudo con él. El pupilo de Aspar corrió al límite. Incluso, su Aprilia le dio un latigazo en la recta final que a punto estuvo de derribarle. Fue una victoria de miedo.