ABC MADRID 14-07-2005 página 6
- EdiciónABC, MADRID
- Página6
- Fecha de publicación14/07/2005
- ID0004927670
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6 Opinión JUEVES 14 7 2005 ABC AD LIBITUM TRIBUNA ABIERTA MANUEL COMA REAL INSTITUTO ELCANO, UNED LA CRÍTICA POLÍTICA ICHO sea con todos los respetos que merece la persona y exigen las circunstancias, la titular del Juzgado de Instrucción n 2 de Salamanca ha confundido el culo con las témporas, acreditado error en la vida española, al archivar la denuncia presentada ante ella por el presidente de ERC. Recordemos los hechos. El pasado día 11 de junio se celebró en la hermosa ciudad del Tormes una manifestación popular en protesta por el traslado a Cataluña de parte del Archivo histórico que allí se guarda. Algunos decidieron salpimentar la reivindicación con pancartas en las que podía leerse Carod al paredón o Carod, ésta es tu tumba Con buen criterio, y en uso de sus dereM. MARTÍN chos, Josep Lluis CarodFERRAND Rovira acudió a la Justicia y ahora la jueza María Teresa Cuesta Peralta, en el auto de archivo, argumenta que el texto de las pancartas forma parte de la crítica política Debe reconocerse que la jueza salmantina tiene un acerado criterio sobre la naturaleza de la crítica y un sentido elástico sobre los ámbitos de su aplicación. Mientras Carod- Rovira, aun para su disgusto, sea español, debe estar protegido con toda eficacia por el mismo Estado que niega y pretende trocear. Especialmente por los órganos de la Justicia. También evidentemente la crítica política es un derecho inalienable de todos los ciudadanos; pero, ¿pueden asumirse como ejercicio crítico frases que encierran una expresión con amenaza de muerte? La crítica, que es deseable hasta en sus excesos, tiene el límite del mínimo respeto a las personas y el compromiso de su integridad física. Las vulgares frases, por muy usadas, de las pancartas de Salamanca son violentas y amenazan con la violencia y, como brillantemente recordaba ayer Antonio Burgos, aquí siempre hay alguien que pretende llevar a Tarancón al paredón. Parece, por su conducta, que a CarodRovira no le gusta verse en carteles de ese jaez y puede, por ello, alabársele el gusto al tiempo de sugerirle que ejerza su influencia sobre sus fervorosos conmilitones para que no se comporten en ningún tipo de dichos y escritos como lo ha hecho, en el Diario Avui- -en parte, ¡propiedad de la Generalitat! uno de los ahora descafeinados republicanos y con anterioridad militante de Terra Lluire contra los intelectuales catalanes que, escandalizados por el exceso nacionalista de su tierra, propugnan el nacimiento de un partido político democrático y sin adjetivos modificadores de la democracia misma. Azúa, Boadella, Tubau... los dieciséis firmantes del silenciado manifiesto merecen el mismo respeto, aunque diferente valoración, que Carod. A todos les debe proteger por igual una Justicia que, si es que existe, suele quedar anulada por su parálisis funcional o, incluso, por la presión ambiental. Y debe quedar muy claro que la amenaza no es compatible con la crítica política ni con la buena nacencia. D NI MIEDO, NI TERROR, NI PÁNICO La crisis de civilización de la cultura árabe está, según el autor, en la raíz de las motivaciones yihadistas Su única meta es recuperar la hegemonía que perdieron en el siglo XIV. Todo- -asegura Coma- -es acerca de poder G RAN Bretaña se abrasa ahora en el miedo, el terror y el pánico en sus partes septentrionales, meridionales, orientales y occidentales decía el comunicado reivindicatorio de esa fantasmal Organización Secreta de Al Qaida en Europa, con lenguaje que parece un grotesco remedo de El Guerrero del Antifaz el tebeo de mi infancia. Misión incumplida. Justo ése era el objetivo primario, como el de cualquier otro ataque terrorista. No lo han logrado. Quizá sí de rebote, a lo peor en Italia, que en la citada joya literaria aparece expresamente amenazada junto con Dinamarca, lo cual sería un éxito no desdeñable, pero no en el corazón londinense, donde gente y Gobierno han asestado al terrorismo el más eficaz de los contragolpes, no hincar la rodilla, no plegarse, escupirle desprecio e indiferencia, continuar como si nada. Se dice que lo que caracteriza al terrorismo de hombres bomba es que no puede ser disuadido, porque la máxima amenaza no significa nada para ellos. Y los yihadistas están simpre dispuestos al suicidio. En Madrid tampoco los hubo, pero cuando el momento llegó se volaron por lo aires. Pues falso. Pueden ser disuadidos por denegación. Suicidarse y suicidar a otros muchos no es un fin en sí mismo. Las 72 huríes de su zafio paraíso son la recompensa, no el objetivo. Si éste fracasa una vez tras otra la autovoladura pierde gracia. Si al final nada se consi- gue, el atractivo de la autoinmolación se desvanece. Las huríes no corren prisa, no se van. La clave: no hacer lo que pretenden que hagamos, hacer lo que pretenden que no hagamos. Quedarnos en el sitio de donde nos quieren echar, ir a donde no nos quieren recibir. No provocar, pero sí cortarles la hierba en sus pies. Miedo, terror y pánico son instrumentales. No tenerlos es magnífico; comportarnos como si no los tuviéramos, todavía mejor. Paciencia vamos a necesitar y en cantidad, porque lo suyo va para largo. Ideas claras también. Si no entiendes al enemigo no tienes nada que hacer. De lo que se trata es de una profunda crisis de civilización. Tuvieron un arranque espléndido cuando las culturas que los rodeaban estaban sumidas en decadencia o dando sus primeros vagidos. Pero no pasaron del XIV. No es que sean puramente medievales. Aunque se lo proponga, nadie es ajeno al mundo en que nace. Son un híbrido entre edades que sabe muy bien parasitar las tecnologías del XXI para sus propósitos arcaicos. Pero la añoranza de la arcadia no te hace arcadiano y soñar con el Califato ni te lleva a él ni te lo trae, pero nos llena a todos de sus monstruos, como con la razón dormida en la pintura de Goya. La globalización los saca del cuadro y los esparce por todas partes. Esos extraviados de la Edad Media no acaban de encontrarse en el mundo que los deslumbra, aquél que viven sin