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ABC MADRID 05-05-2005 página 24
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  • EdiciónABC, MADRID
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24 JUEVES 5 5 2005 ABC Internacional Tony Blair cierra la campaña electoral con un llamamiento al voto del miedo Los tres principales candidatos hacen visitas relámpago a los distritos más disputados insistía ayer en que los laboristas obtendrán un histórico tercer mandato, frente a un retroceso conservador y un buen resultado liberal- demócrata EMILI J. BLASCO. CORRESPONSAL LONDRES. El voto en un centenar de distritos, del total de 646, en los que la lucha política parece más ajustada, decidirá el resultado de las elecciones británicas de hoy. La última encuesta insistía ayer en que el Partido Laborista conseguirá un histórico tercer mandato (41 por ciento de los votos) frente a un retroceso conservador (27 por ciento, el peor porcentaje de la campaña) y un buen resultado liberal- demócrata (23 por ciento) Pero todos los sondeos conocidos hasta ahora son a escala nacional y no tienen en cuenta el microcosmos de cada circunscripción. La batalla está ciertamente muy ajustada en muchos distritos, por lo que Blair cerró la campaña con una llamada a no confiarse y agitó el miedo de un retorno al poder del Partido Conservador si uno de cada diez votantes laboristas no acude a votar o entrega su papeleta a los liberal- demócratas. b La última encuesta gramas electorales, sin reducirse a la guerra de Irak y las supuestas mentiras de Blair como habían hecho durante la última semana. Howard pidió al electorado que envíe el mensaje de que desea más policías, hospitales más limpios, disciplina en las escuelas, inmigración controlada e impuestos más bajos los cinco puntos en los que los tories resumen sus propuestas. Por su parte, Kennedy reclamó para su partido un contundente paso adelante que permita reducir la mayoría laborista y someterla a la influencia liberal- demócrata. Rechazó que el voto a su formación vaya a significar una victoria conservadora. Tal vez por influencia de las estrategias cruzadas de los distintos partidos, los medios de comunicación reproducen estos días la sensación de unas elecciones abiertas, en las que, si bien parece segura la victoria laborista, no se descarta tampoco que pueda haber alguna sorpresa. La referencia habitual son las elecciones de 1970 y 1992, cuando se predecía un triunfo laboris- Charles Kennedy cerró ayer su campaña en el norte de Londres ta y acabaron ganando los tories (Eduard Heath y John Major, respectivamente) Que algo puede no ir muy bien en el campo laborista lo sugirió anoche el programa Newsnight de la BBC, que aseguró que del chequeo de votos por correo, llevado a cabo para constatar su validez, podría deducirse la pérdida de numerosos escaños laboristas. Pero entre diversos dirigentes conservadores el sentimiento es de derrota y ya han empezado los movimientos para abordar el futuro del partido con otro líder. Algunos de ellos consideran conveniente que Howard siga aún durante un tiempo al frente de la formación con el fin de dar tiempo a buscar un recambio adecuado, con la estrategia a largo plazo que ha faltado en la RAMÓN PÉREZ- MAURA Olvidar Irak Blair reclamó a sus votantes que dejen a un lado su posible malestar por la manera en que se llevó a cabo la guerra de Irak, porque lo que está en juego hoy no es eso, sino asuntos que afectan a la vida diaria de cada uno de los británicos. Por supuesto que ha habido desacuerdo sobre Irak, pero lo que cada cual debe pensar a la hora de votar es quién es el mejor para mi hipoteca, quién es el mejor para mi puesto de trabajo, quién va a proteger y aumentar el nivel de vida, quién apoyará más a las familias, quién hará más por la sanidad y las escuelas manifestó una y otra vez en su recorrido por varios distritos en cerrada pugna. Blair acudió a ellos en helicóptero, el medio de transporte que más han utilizado los tres principales candidatos, dejando a un lado los tradicionales autobuses de campaña. También visitas relámpago protagonizaron el conservador Michael Howard y el liberal- demócrata Charles Kennedy. Ambos retomaron las grandes líneas de sus pro- BLAIR PUEDE SER DERROTADO ien entrada la próxima madrugada, los laboristas cantarán victoria y mañana por la noche Tony Blair seguirá durmiendo en Downing Street. Y, aun así, Blair puede salir derrotado de las elecciones de hoy. Ni que decir tiene: para sí querrían los conservadores una derrota como la que puede cosechar Blair. Y los liberal- demócratas no se atreven ni a soñar con un fracaso tan maravilloso. Ayer, los sondeos oscilaban entre los que daban al laborismo una ventaja de hasta 14 puntos porcentuales y los que la reducían a cuatro. Alguien tiene que estar errado. Lo que se pone de manifiesto con esta disparidad probablemente es que el electorado sigue manifestando enorme volatilidad. Y eso es malo para el partido del Gobierno. Como se viene demostrando desde 1992, los votantes conser- B vadores no dicen la verdad a los encuestadores- -ese año, los institutos demoscópicos daban una mayoría absoluta laborista y lo fue conservadora- En 1997 el resultado de los tories pese a su humillante derrota, fue sustancialmente mejor de lo predicho. Los encuestadores introdujeron nuevos factores de corrección en su metodología y, por lo general, sus errores fueron aún mayores en 2001. Añadamos un factor importante. En las dos últimas elecciones los laboristas y los liberal- demócratas han sostenido un pacto para favorecer en cada circunscripción a uno de sus candidatos en detrimento del conservador. En esta elección, el jefe de los liberal- demócratas, Charles Kennedy, ya ha dicho que el pacto no sigue vigente. Y lo que es peor, en el propio Partido Laborista hay quienes piden un voto táctico que castigue a su jefe, Tony Blair. El primer ministro ha llegado a una situación en que el grado de rechazo que produce en amplios sectores del electorado es demasiado alto. Son muchos los candidatos laboristas en estas elecciones que han respondido a la pregunta de ¿cómo definiría a Tony Blair? con un lacónico es el actual líder de nuestro partido Arrebatador. Blair ha contado a su favor con una oposición incapaz de hacer mella con la guerra de Irak- -que apoyó con entusiasmo- -y con una economía que despegó bajo los conservadores, pero cuyos méritos ya sólo capitaliza el número dos del Gobierno, Gordon Brown. Así las cosas, Blair necesita que las urnas le den hoy una mayoría de más de 120 escaños para poder plantearse agotar este mandato. Por debajo de ese número y con una ventaja mínima de 60 escaños, puede darse por contento si su grupo parlamentario le da más de un año de vida en su residencia actual. Una victoria que caiga por debajo de una mayoría de 60 escaños es muy probable que le lleve a comer las próximas uvas en casa del matrimonio Aznar.

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