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ABC MADRID 27-04-2005 página 28
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ABC MADRID 27-04-2005 página 28

  • EdiciónABC, MADRID
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28 MIÉRCOLES 27 4 2005 ABC Internacional Una compañía de las fuerzas especiales sirias desfila durante la ceremonia de despedida celebrada ayer en la base aérea libanesa de Rayaq, junto a la frontera AFP La histórica retirada amenaza al régimen de Bashar al- Assad, el líder sirio que perdió el Líbano Las elecciones legislativas de mayo, primera cita clave de la nueva era b Los últimos soldados sirios aban- Ni la ONU ni Estados Unidos se fían J. C. JERUSALÉN. Sólo tres horas después de la salida de su último soldado, Faruk al- Shara, ministro sirio de Asuntos Exteriores, firmaba una carta enviada a la ONU en la que confirmaba la retirada completa de las tropas del Líbano y exigía la misma determinación de las Naciones Unidas con Israel. No obstante, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, fruncía el ceño al contar con informaciones que revelaban que algunos miembros de los servicios de Inteligencia sirios se habían reinstalado en apartamentos privados. El escepticismo de Annan, un tanto superado por nuevas garantías sirias y libanesas presentadas por la tarde, era a su vez compartido por EE. UU. e Israel, que creen en la retirada pero no en la desconexión siria del País del Cedro. donaron ayer a mediodía, 29 años después de su llegada, el País del Cedro, humillados, sin honor ni gloria... y con 12.000 caídos JUAN CIERCO. CORRESPONSAL JERUSALÉN. ¡Sacrificaremos nuestra sangre y nuestra alma por ti, Bashar! Los últimos 250 soldados sirios que abandonaron a mediodía de ayer el Líbano, tras 29 años de ocupación militar y tutela política y económica, sabían lo que decían cuando entonaban esta particular cantinela mientras cruzaban la frontera entre los vítores de unos dos mil compatriotas. Y es que Bashar al- Assad, el hijo y heredero de Hafez, el León de Damasco se convertía así, en medio de una retirada humillante, sin gloria ni honor, en el líder sirio que perdió el Líbano, la principal carta de intercambio de su país ante Israel. ¡Sacrificaremos nuestra sangre y nuestra alma por ti, Bashar! repetían machacones los soldados para honrar a un presidente que puede comenzar a ver el final de su mandato o que, de querer salvarlo, no tendrá más remedio que acabar de golpe con la vieja guardia que sobrevivió a su padre. Una sencilla ceremonia castrense en el aeropuerto militar de Rayaq, con intercambio de medallas y flores, con discursos protocolarios sin emoción, con danzas de los testigos a uno y otro lado de la frontera, puso fin a casi tres décadas de presencia militar siria, de acuerdo con la resolución 1.559 del Consejo de Seguridad de la ONU. Una presencia que se cobró la vida- -cifra revelada ayer por vez primera- -de 12.000 de los soldados sirios, que llegaron en 1976 para acabar, sin éxito, con la guerra civil libanesa y han tardado 29 años en hacer el petate de regreso. Los generales sirios y libaneses que presidieron el acto prometieron ser compañeros de armas para siempre aun en la distancia. Algo que no comparte la mayoría de la población del País del Cedro, que, consciente de que falta mucho camino por andar, con las elecciones legislativas de mayo como primer y decisivo hito, ansía recuperar su libertad, su independencia, su soberanía. Mosaico de sectas y confesiones Las incógnitas por despejar en el futuro inmediato son tantas (comicios incluidos) que casi nadie se atreve a lanzar esas campanas libres, independientes y soberanas al vuelo en un país con diecisiete sectas diferentes y distintas confesiones religiosas poco amigas las unas de las otras. De hecho, no hubo tiempo para grandes celebraciones pese a lo histórico del acontecimiento. Mientras los soldados sirios salían por una puerta, los diputados libaneses entraban por otra al Parlamento de Beirut para analizar una moción de confianza al nuevo Gobierno de Najib Mikati. La nueva era no es sólo patrimonio ¡Sacrificaremos nuestra sangre y nuestra alma por ti, Bashar! cantaban los soldados en su retirada del Líbano. Puede serlo también de Siria, donde Bashar al- Assad ve día a día debilitado su poder por la oposición interna (los duros del régimen no perdonarán la afrenta de tan humillante retirada) y por las presiones de la comunidad internacional.

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