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DOMINGO 24 4 2005
ABC
Sociedad
La burocracia vaticana olvidó el español en el primer encuentro del Papa con la Prensa
El desarrollo de los medios obliga a la Iglesia a una revisión pastoral y cultural
b Benedicto XVI, desbordado desde el comienzo del Cónclave, no ha tenido ni siquiera tiempo aún de hacerse una sotana a medida. La que llevaba ayer, era corta JUAN VICENTE BOO. CORRESPONSAL ROMA. La urgencia de reorganizar la Curia vaticana salió ayer penosamente a la luz cuando el Pontificio Consejo de Comunicaciones Sociales se olvidó de incluir al menos un párrafo en español en el primer discurso de Benedicto XVI a la Prensa. Fue una omisión grave justo en el momento de mayor presencia de televisiones y radios de Iberoamérica, donde vive la mitad de los católicos del mundo. Al menos, la voz de Benedicto XVI sonará hoy en español durante la misa de Inicio del Pontificado, en la que recibirá el anillo del Pescador. La audiencia de ayer a la Prensa internacional fue un ejemplo de lo que sucede cuando la burocracia del Vaticano mira hacia dentro en vez de mirar hacia fuera. En lugar del discurso de monseñor John Patrick Foley, presidente del Pontificio Consejo, hubiera sido mejor un sencillo saludo del presidente de la Asociación de la Prensa Internacional en Roma, el español Antonio Pelayo, en representación de unos tres mil periodistas de los que cubren este momento de transición en la Iglesia católica. El Papa fue recibido con un larguísimo aplauso en pie, que quizá no se esperaba, y que habría durado más si él mismo no lo hubiese interrumpido con gestos de parad, parad Un nuevo aplauso estalló en mitad de su discurso cuando mencionó un párrafo clave del último documento de Juan Pablo II, firmado el pasado 24 de febrero. En su Carta Apostólica El Rápido Desarrollo Juan Pablo II señalaba que el fenómeno actual de las comunicaciones sociales empuja a la Iglesia a una especie de revisión pastoral y cultural para afrontar de modo adecuado el gran cambio de época que estamos viviendo
Breve discurso
El estilo del nuevo Papa se notaba en que era un discurso de sólo diez minutos, al día siguiente del que dirigió a los cardenales que fue de nueve. Por desgracia, el texto de ayer es el primero que no sale de la pluma de Joseph Ratzinger, y se notaba. Había elementos personales como el agradecimiento, por el duro trabajo que habéis desarrollado en condiciones duras y lejos de vuestras familias o el llamamiento a la responsabilidad ética de quien trabaja en este sector pero adolecía de excesivas referencias a la importancia de los medios- -algo que éstos cono-
Benedicto XVI saluda a los 4.000 periodistas que acudieron ayer al Vaticano
cen de sobra- que repite como un disco rayado el Pontificio Consejo de las Comunicaciones. Al final, en lugar de saludar a algún periodista, el protocolo incluyó sólo el saludo de cardenales y obispos, entre los que se encontraba el arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares. La decepción de cientos de periodistas iberoamericanos- -sobre todo de la radio y la televisión, que necesitan sonido original- -era muy fuerte. El nuevo Papa habló perfectamente en
EPA
italiano, francés, ingles y alemán, y podría haberlo hecho en español, si quienes prepararon el discurso no hubiesen olvidado ese detalle mientras el Papa se concentraba en la homilía y los preparativos de la ceremonia de hoy.