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ABC MADRID 02-04-2005 página 50
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  • EdiciónABC, MADRID
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50 Sociedad EL PAPA AGONIZA SÁBADO 2 4 2005 ABC El protocolo tras su muerte El médico certifica y el camarlengo confirma la muerte El médico certifica la defunción y el prefecto de la casa pontificia anuncia la muerte. Los presentes se arrodillan y, por orden jerárquico, besan la mano del difunto. La confirmación la da el camarlengo, quien golpeará tres veces la frente del Pontífice con un martillo de plata, mientras llama al difunto por su nombre. Se destruye el anillo del Papa y se cierran sus aposentos Tras este rito, el camarlengo (el cardenal español Eduardo Martínez Somalo) retirará del dedo del Papa el anillo del Pescador, símbolo del poder pontificio, que será machacado para evitar eventuales falsificaciones. Después de ello, el camarlengo debe sellar el estudio y la cámara del Pontífice y comunicar la muerte al cardenal Vicario de la Urbe (monseñor Camilo Ruini) El notario levanta acta y suenan las campanas de San Pedro Es Camilio Ruini el encargado de dar la noticia al pueblo de Roma. En ese momento, se abrirá a medias la puerta de bronce del Vaticano, y las campanas de la basílica de San Pedro comienzan a sonar. Después de que el notario de la Cámara Apostólica levante acta, dichas campanas tocarán a muerto, anunciando a Roma, y también al mundo, el fallecimiento del Pontífice. El Papa es investido con los símbolos de su Pontificado Los médicos preparan el cuerpo del Pontífice, para que pueda ser vestido con los símbolos pontificios: la mitra blanca en la cabeza, la casulla y el palio. Llegada la noche, se cierra el portón de bronce del Vaticano en señal de duelo. El cuerpo del Papa es llevado a la basílica de San Pedro en una solemne procesión presidida por el cardenal decano (Ratzinger) y el camarlengo. Dos meses separan a Juan Pablo II de su primera hospitalización. El párkinson y los problemas respiratorios hicieron que la voz se perdiese; le sustituyó un nuevo magisterio: el gesto Dos meses donde el gesto se hizo palabra TEXTO: JESÚS BASTANTE MADRID. Ayer se cumplieron dos meses del primer ingreso de Juan Pablo II en el Policlínico Gemelli, aquejado de una laringotraqueitis aguda. Durante este tiempo, el Santo Padre ha visto cómo su salud se agravaba hasta que en la larga madrugada de ese viernes se llegase a temer seriamente por su vida, después de varias intervenciones quirúrgicas en las que se practicó al Papa una traqueotomía y, esta misma semana, se le colocó una sonda nasogástrica. Ayer, el propio portavoz vaticano, Joaquín Navarro- Valls, tuvo que reconocer, apesadumbrado, que el estado de salud de Juan Pablo II era de notable gravedad La imagen de un Pontífice frágil, temgbloroso, extremadamente delgado y sin poder pronunciar palabra, ha dado la vuelta al mundo, suscitando la preocupación de millones de fieles, que desde el primer momento han dado muestras de su cercanía al Pontífice. El primer día de febrero, apenas se supo del ingreso del Papa, las colinas cercanas al Gemelli fueron poblándose de jóvenes, sacerdotes y religiosos procedentes de todas partes del mundo, con notable presencia de polacos, italianos y españoles. Desde su habitación, en la décima planta del policlínico, Juan Pablo II pudo escuchar, día tras día, los aplausos y oraciones de un centenar de fieles, a quienes el Papa quiso agradecer su presencia el 6 de febrero, asomándose a su habitación, tras el rezo del Ángelus, para impartir su bendición. Durante aquellos días ya se comenzó a hablar de la pérdida de voz del Pontífice. 6 de febrero: primera aparición del Papa en las ventanas del policlínico Gemelli. Aún puede hablar EPA Alta prematura Cuatro días después, en contra del criterio del cuerpo médico, Juan Pablo II fue dado de alta, regresando a la Santa Sede. El 13 de febrero, el Papa reaparecía en público desde la ventana de su apartamento, provocando con unas breves palabras la ovación de los fieles apostados en la plaza de San Pedro. La aparente mejoría del Pontífice hizo que reanudara parte de su agenda, recibiendo a parte de los obispos españoles que se hallaban en Roma en visita ad limina Sin embargo, pocos días después (23 de febrero) Juan Pablo II utilizó la videoconferencia para celebrar la audiencia de los miércoles. Al día siguiente, el Papa fue trasladado de nuevo al Gemelli aquejado de graves problemas respiratorios. A última hora de esa tarde, y debido a una crisis respiratoria, el equipo médico decidió practicarle una traqueotomía. La parálisis muscular progresiva causada por el párkinson hizo que la Santa Sede admitiera que el Pontífice debería renunciar a hablar durante unos días En una nueva lección de coraje, y sabedor de la presencia constante de fieles en torno al Policlínico Gemelli, Juan Pablo II se asomó por sorpresa a la ventana del hospital para impartir, en silencio, su bendición. La imposibilidad para hablar no impidió que el Papa utilizase el lenguaje de los gestos para agradecer a los presentes sus muestras de aliento. En aquellos momentos, ya se supo que al Papa no se le retiraría la cánula tan rápido como se esperaba. La segunda estancia de Juan Pablo II en el hospital se prolongó hasta el 13 de marzo. Con anterioridad, el Pontífice sufrió varias recaídas, que se alter- 6 de marzo: el Papa celebra una misa en las habitaciones que ocupa en la policlínica Gemelli con las religiosas que le asisten naban con nuevas apariciones para bendecir a los fieles desde las ventanas de su habitación. Entretanto, el Papa comenzó a recibir visitas de sus colaboradores más cercanos, quienes llevaron al policlínico Gemelli varios documentos sobre los que Juan Pablo II estuvo trabajando. El 11 de marzo, la Santa Sede difundía una grabación en la que, por primera vez tras la traqueotomía, se escuchaba levemente la voz del Santo Padre. Dos días después, justo antes de abandonar el Gemelli, el Papa pronunció, AP El Papa ha dado lecciones de coraje, bendiciendo a quienes se apostaban noche y día ante el hospital El definitivo regreso al Vaticano no alivió la preocupación, al no poder participar en la Semana Santa con voz ronca pero clara, unas palabras ante los fieles allí congregados. Se trataba de la primera vez en 18 días de ingreso en la que se escuchaba, en vivo, la voz del Papa. El Santo Padre regresó al Vaticano acompañado por una multitud de romanos, quienes le vitorearon. El definitivo regreso de Juan Pablo II al Vaticano, en lugar de aliviar la preocupación en el mundo católico, consiguió avivarla, toda vez que, por primera vez en sus 26 años de Pontificado, no pudo participar en ningún acto de la

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