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ABC MADRID 17-02-2005 página 61
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC JUEVES 17 2 2005 61 Cultura y espectáculos LV FESTIVAL DE CINE DE BERLÍN Entrevista con Álvaro Delgado Gal, que acaba de editar el libro Buscando el cero Se fue la jornada entre un porno que no es porno, un drama que no es drama y un director original que no es original no hay verbos ni por lo tanto acción... con decir que casi lo más relevante que ocurre es que la pareja protagonista se come una sandía, pues está ya dicho todo. No, queda algo: si, como parece, los cineastas supuestamente de prestigio quieren arrebatarle el género porno a la vulgaridad, la monotonía y el mal gusto, tendrán que apurarse un poco más, porque hasta la fecha los varios intentos que ha habido lo único que le han aportado ha sido pedantería y aburrimiento. En cuanto a lo único que han sido capaz de quitarle, mejor nos callamos. Pero la competición tenía más que ofrecer: la película de Wes Anderson La vida acuática con Steve Zissou que era como una continuación de los insufribles Tenembaums pero con Bill Murray como contrapunto del comandante Cousteau; se supone que Wes Anderson y su cine tienen gracia y originalidad, lo que pasa es que cuesta mucho encontrárselas. Pero algo debe de ofrecer este director cuando convence a Murray, a Anjelica Huston, a Willem Dafoe, a Cate Blanchet, a Owen Wilson y a muchos más para que trabajen en esta (aparente) memez. Aunque, seamos justos, lo de Anderson fue lo mejor que se pudo ver ayer, porque aun antes se proyectó una película francesa titulada Les mots bleus de Alain Corneau, que tenía como único aliciente la presencia de Sergi López, el maestro bueno. La historia era un drama entre madre e hija más forzado que aquel célebre penalti a Raúl. Total, que se fue la jornada entre un porno que no es porno, un drama que no es drama y un director original que no es original. ¿Puede alguien echarnos una maroma? Anjelica Huston y Cate Blanchett, protagonistas de La vida acuática de Steve Zissou ayer en Berlín AFP Ming- Liang, o la aburrida mudanza de un porno en puro callo malayo Sergi López anima un soso melodrama francés de Alain Corneau quiere tal vez hacer una incursión por el porno con esta The wayward cloud pero se queda en el cruce entre pedantería y aburrimiento E. RODRÍGUEZ MARCHANTE CORRESPONSAL BERLÍN. Tras una corta pero intensa expectación, se proyectaba ayer por fin la película del malayo Tsai MingLiang. Se oían desde hace días los ecos de su llegada: ¡Es un porno! ¡es un porno! Bueno, pues lo primero que se puede decir del porno de Tsai MingLiang es que no es porno... Peor aún: que no es ni siquiera porno. Se esperaba un porno malayo y lo que se nos endosó fue un callo malayo en el que entre unas cuantas imágenes más pringosas que cochinas se intercalaban grandes dosis de vacío y de aburrimiento; o sea, un poco en el estilo habitual de este director, que es capaz de aburrir en cualquier género, incluso en el porno que no es porno. Tsai Ming- Liang tiene un gran prestigio como cineasta entre el público de festivales, y se lo ha ganado a pulso, pues tiene un talento difícil y trabajoso: se le ocurren ideas sólo para cortos, b El director malayo pero hace con ella largos, incluso muy largos, con lo que su cine suele ser un castigo para el entretenimiento y un ayuno completo para el cuerpo y el espíritu. Tiene auténticos petardos de películas que trae a los festivales, a Cannes, Venecia o Berlín, un poco como aquel director ciego que interpretaba Woody Allen y que, no sabiendo qué hacer con lo que había rodado, lo llevaba a Cannes y allí le daban un premio. El petardo de ayer se titula The wayward cloud y, ciertamente, una vez dicho que no es un porno, pues no sabe uno qué más decir de él; sus personajes son inexistentes, en su narrativa En las entrañas de Garganta profunda TONI GARCÍA BERLÍN. En 1972, Gerard Damiano dirigió Garganta profunda una película pornográfica rodada en seis días y que costó 25.000 dólares, recaudando hasta hoy más de 600 millones de dólares y lanzando a la fama a la actriz Linda Lovelace. La verdad es que el sexo es una arma de destrucción masiva afirma Fenton Bailey. Él y Randy Barbato han creado a cuatro manos el documental Inside Deep throat donde analizan la repercusión del filme. Garganta profunda cambió para siempre la industria cinematográfica, lanzando el porno como negocio multimillonario y obligando al Gobierno a pronunciarse. Los efectos de su decisión han llegado hasta hoy Bailey y Barbato explican que en Hollywood no existe una censura gubernamental, sino una gran autocensura. Los grandes estudios nunca permitirán que el sexo aparezca como algo natural en la pantalla, aunque en realidad sea lo único que venden... Lo de Michael Winterbottom Nine songs es más un experimento que una apuesta por el género y aun hoy el porno es algo prohibido y siniestro La interpretación en clave política es obvia para ambos: La administración Bush ha convertido el sexo en el principal problema de los Estados Unidos, por encima de cualquier otra cosa. Nada es peor que el sexo para la Casa Blanca. Ésa es su gran obsesión Sirviéndose de numerosas entrevistas y con la ayuda de la voz en off del actor Dennis Hopper, el documental sitúa la pelí- cula en un contexto histórico y revela los estudios que la administración Nixon llevó a cabo para descubrir los efectos del cine porno en el cerebro humano, estirando la cuerda hasta Monica Lewinsky y sus consecuencias sobre la carrera de Bill Clinton. Monica es una gran amiga nuestra pero nunca podrá ir a ver este documental. Sería muy bueno para nosotros- -porque nos daría publicidad- -pero muy malo para ella. Y sinceramente, creemos que ya ha tenido bastante

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