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ABC MADRID 06-01-2005 página 30
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30 Internacional JUEVES 6 1 2005 ABC Las rebajas de George W. Bush La Administración estadounidense intentará este año recuperar una parte de la disciplina fiscal perdida desde el 11- S b El segundo reto económico para el presidente será poner coto al galopante déficit público, que en el ejercicio de 2004 ha superado los 400.00 millones de dólares PEDRO RODRÍGUEZ. CORRESPONSAL WASHINGTON. Durante los últimos cuatro años, el gobierno de Estados Unidos ha gastado muchísimo más dinero del que ha ingresado, pasando de los boyantes superávits de la era Clinton a un déficit federal que en 2004 superó los 400.000 millones de dólares. Para su segundo mandato, el presidente Bush se ha comprometido a recuperar la disciplina fiscal perdida en la mayor economía del mundo y a reducir a la mitad los actuales números rojos en el plazo de cinco años. Deseo que coincide con el objetivo de convertir en permanentes todas las bajadas de impuestos aprobadas durante su primer mandato como medidas de estímulo económico. En la práctica, poner orden en las finanzas del gigante americano va suponer una serie de recortes más o menos dolorosos en los próximos presupuestos federales que ultima la Casa Blanca para su próxima remisión al Congreso. Renunciando de antemano a cualquier incremento de la presión fiscal, la Administración Bush quiere imponer la frugalidad en toda la burocracia federal, desde los fondos destinados para la salud de jubilados y pobres- -decisivos en un país sin cobertura sanitaria universal y pública- -hasta los presupuestos del Pentágono. Un rompecabezas de cinco piezas P. R. WASHINGTON. La estructura de los presupuestos federales de Estados Unidos se compone a simple vista de cinco porciones más o menos iguales. La primera, engloba las pensiones de la Seguridad Social, que desde 1983 han quedado al margen de cualquier recorte fiscal. La segunda, está dedicada a la cobertura sanitaria de jubilados y pobres, que también ha resistido con bastante éxito los intentos de rebaja. Un tercer bloque está formado por gastos sociales que incluyen el subsidio de paro o vales de alimentos, además del pago de intereses sobre la deuda nacional. La cuarta parte está compuesta por los gastos militares y de seguridad. Y la quinta, agrupa los llamados gastos domésticos discrecionales. Con diferencia, estos dos últimos bloques son los que se prestan con mayor facilidad a cambios en el corto plazo. El portaaviones J. F. Kennedy en el puerto de Tarragona en diciembre pasado ABC senales. El Pentágono estaría planificando prescindir de uno de sus doce portaaviones (el veterano John F. Kennedy fondeado en Florida) comprar menos barcos anfibios para los Marines y retrasar el desarrollo de una serie de costosos sistemas informáticos para el Ejército de Tierra. Los ahorros en el presupuesto militar podrían llegar a los 60.000 millones de dólares a repartir durante los próximos seis años. Como resultado de este anunciado final del boom en gastos de Defensa acumulado por la Administración, también se espera una reducción significativa en el programa para dotar a la Fuerza Aérea de cazas invisibles F A- 22. La Navy por su parte, tendrá que esperar para adquirir un nuevo destructor. El aparente ganador de esta ronda de recortes parece ser el Ejército de Tierra, que continúa con sus planes de añadir 15 brigadas durante los próximos años. Una salvaguardia que en parte se explica por las obligaciones impuestas por las sucesivas campañas militares tras el 11- S. Al margen de estos recortes quedarán las operaciones en curso en Afganistán e Irak, que suponen a los contribuyentes de Estados Unidos un gasto mensual combinado de 5.000 millones de dólares. Esta financiación no sale de los presupuestos regulares del Departamento de Defensa, incrementados en un 41 por ciento desde el 11- S hasta llegar a los 420.000 millones de dólares en el último ejercicio. Las facturas de guerra se pagan con apropiaciones especiales y, al actual ritmo de gasto, la Casa Blanca tendrá que solicitar pronto al Congreso otra inyección adicional estimada en 80.000 millones de dólares. Recortes en sanidad Los médicos privados que atiendan a pacientes de la tercera edad bajo el programa Medicare se enfrentan a una reducción del 5 por ciento en sus compensaciones a partir del 1 de enero de 2006. Como ya ha advertido el doctor John Nelson, presidente de la Asociación Médica Americana, parece que el gobierno quiere solucionar los problemas financieros de las subvenciones sanitarias a costa de los médicos de este país Ajuste que, en su opinión, sólo va en detrimento de los ancianos cubiertos por este programa, que cada vez dispondrán de menos opciones para su cuidado. Otro frente vulnerable a próximos recortes presupuestarios es el programa Medicaid dedicado a atender las necesidades sanitarias de los estadounidenses más pobres. Los cincuenta Estados de la Unión temen que en su intento de cuadrar cuentas, la Administración reduzca la aportación federal a este programa como ya intentó sin éxito el año pasado bajo el ingenioso argumento de ofrecer menos dinero y mayor flexibilidad para el gasto. La rebaja también va a llegar al Departamento de Defensa, sobre todo en lo referente a adquisición de nuevos armentos en Tirana- -legal en sí mismo- -ha sido parado. Y sus pretenciosas Torres Gemelas Albanesas que construía en esa capital, frente a la sede del Gobierno, han sido expropiadas antes de ser terminadas. Cuesta creer que el débil Gobierno albanés pueda ser más inmune a una ofensiva islamista que los poderosos regímenes dictatoriales de varios países arábigos. Y sin embargo, los albaneses- -como el Gobierno bosnio meses atrás- -han plantado cara a este financiador de Al Qaida que se enriquece en Occidente con negocios absolutamente legítimos. Este hombre que se aplica la máxima de Lenin: ahorcar al capitalista con la soga que él mismo fabricará- -en este caso, con la riqueza que él me generará- Es difícil dudar que cualquier alternativa al vigente régimen saudí sería mala. Pero no parece exagerado exigir una colaboración mucho mayor a las autoridades de ese país que tienen sus calles manchadas de sangre por los mismos terroristas que nos atacan en Occidente. Pocos criterios más claros a la hora de definir aliados militares que el tener un enemigo común. RAMÓN PÉREZ- MAURA DEFINIR ALIADOS U na de las grandes cuestiones pendientes de aclarar tras el 11- S es por qué 15 de los 19 terroristas suicidas eran saudíes. Ciudadanos de un país aliado con Estados Unidos, miembros de familias acomodadas que en varios casos habían disfrutado de una acogida favorable en el país sobre el que iban a desatar la destrucción. Desde entonces la Familia Real saudí se ha desvivido por demostrar que se trataba de quince excepciones entre los veintiún millones de saudíes. Ahora Stephen autor de Las dos caras del Islam nos ha dado en The Weekly Standard un buen ejemplo de hasta qué punto la actitud de Arabia Saudí sigue siendo dudosa. Se trata del caso de Yasin al- Kadi, un acomodado saudí de 47 años, patro- no de la Fundación Bendito Socorro señalada por el Gobierno norteamericano y la UE como fuente de financiación de Al Qaida. Sus empresas han sido intervenidas en Estados Unidos. Investigadores federales han descubierto que un reclutador de apoyos para organizaciones terroristas palestinas fue pagado con talones firmados por el propio Al- Kadi. Las pruebas en su contra son numerosas. Y sin embargo, Yasin al- Kadi es un ciudadano libre en su país, Arabia Saudí. Pero no ocurre igual en todos los países musulmanes. Hay uno en el que Al- Kadi tenía grandes inversiones y en el que sus fuentes de ingresos han sido cercenadas: Albania. Al- Kadi tenía allí ocho empresas y 36 cuentas bancarias. Un proyecto de aparta-

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