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ABC MADRID 19-12-2004 página 3
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ABC MADRID 19-12-2004 página 3

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ABC DOMINGO 19 12 2004 La Tercera NO TE VAYAS, ILUSIÓN I el tiempo transcurre más lentamente para los niños que para los demás, en estas fechas de conmemoraciones navideñas se les pasa mucho más lentamente, acuciados por la intolerable dilación de los regalos. Los niños erigen su protagonismo y hay que acatarlo. Se supone que los cristianos han de celebrar, lo primero, el nacimiento del niño Dios y luego otras cosas. Se supone. Porque paseando por Madrid me encuentro con una especie de jardines colgantes, no de Babilonia, son jardines de palabras extranavideñas que el Ayuntamiento ha acumulado aéreamente buscando la admiración del personal, olas de luz- -dicen- -de Cibeles a Colón Son palabras colocadas sin orden ni ingenio, que llegan a marear o provocar un posible accidente a los automovilistas que las lean. ¿Son para niños Cansino Inútil Mentira Resaca Cuerno Factura o Lujuria Otras palabras: Rechazo Terminar y Consejo Muy bien: mi consejo es rechazar y terminar tales laberintos de palabras, que colmarían de placer, si viviera, a Jacques Derrida, el de los vertiginosos significantes sin significado. Fiestas tradicionales, creadas sobre todo para los niños. En Madrid tendrán títeres, magia, conciertos, exposiciones de belenes, cabalgatas de Reyes, etcétera. La Villa de Vallecas convocó un original pleno con veinticuatro escolares de su distrito. El pleno fue lo esperado tratándose de niños, y más en estas fechas: un fogueo de peticiones. Pidieron una biblioteca, un cine, un polideportivo, mejorar los servicios de urgencia y fuentes de agua potable... en anticipación (más seria) de sus peticiones a Papá Noel o los Reyes Magos. Los Reyes Magos figuran en el Evangelio de San Mateo, pero Papá Noel- -como Santa Claus- -no es sino una deformación de San Nicolás de Bari, protector de novios, comerciantes, marineros y niños. En diciembre se celebraba la fiesta de San Nicolás con bailongos y borracheras de los mayores y regalos a los niños. Digo que se celebraba, porque la Iglesia ha quitado del santoral al legendario San Nicolás, aunque permita los cultos locales. También la Iglesia ha eliminado, entre otros, a San Cristóbal, Santa Bárbara, San Eustaquio y Santa Úrsula, la de las once mil vírgenes, enterradas ¡todas! en la ciudad de Colonia. Allí se guardan los restos de los Reyes Magos. Los niños viven con plenitud el presente, no existe la muerte para ellos. Disfrutan de una vida poderosamente directa a través de los canales de los cinco sentidos, recordándonos la inmediatez de la tierra, el agua, el sol, el aire. Cuando un niño tira al aire una pelota, o baila, se acuesta en la tierra y se deja mojar por la lluvia, renueva un rito milenario de comunión con la naturaleza. Los niños no son simples preadultos, requieren autonomía propia y en su territorio se suben cada día a los árboles maravillosos de la imaginación. Por eso me disgustan los niños obligados a ser precoces, se les pone mirada de ancianos. Leo que en Estados Unidos una niña llamada María Olmstead, de cuatro años, ha vendido sus pinturas con enorme éxito. Ávidos coleccionistas ya presumen de alinear las obras de esta niña en sus paredes elegantes junto a las S Las celebraciones de las fiestas navideñas, a las que pertenecen naturalmente las de Reyes, van convirtiéndose en una obscenidad. Yo no sermoneo, registro un hecho. Nos informan de los gastos familiares y tendremos que estar de acuerdo con el poeta Lawrence Ferlinghetti cuando escribe irónicamente que Cristo nació en un centro comercial, no en Belén de Renoir o Manet. En España, una niña andaluza que ganó no sé qué premio europeo, ha sido lanzada a la fama cantando una música casposamente hortera y una letra que haría suicidarse a Juan Ramón Jiménez. Por favor, no envejezcan a los niños, no los acostumbren al ansia progresiva del dinero. Pues se trata de dinero. Acaso los padres de estas niñas esperan colarlas un día en la lista de Forbes. Ahí es nada, ahora mismo hay casi seiscientos seres humanos en el mundo con fortunas de más de mil millones de dólares, y este año entraron en la lista más de cien nuevos agraciados; lo malo es que resulta difícil alcanzar los cuarenta y ocho mil millones de dólares de Bill Gates. Si para Beethoven el arte auténtico no persigue el dinero y para el teólogo Karl Barth el dinero es el No- Ser Encarnado, San Francisco de Asís los supera en rotundidad: el dinero es cagajón de burro. (No hay que exagerar tanto... Afirmaba yo hace poco que los niños viven el presente de modo directo, sin pensar en la muerte, que no existe para ellos. Sin embargo, recapacito y veo que no es verdad. Muchos niños en el mundo conviven con la muerte, conmueren. Según datos de Unicef, diez millones de niños han muerto en 2003 y mil millones padecen pobreza. ¿Y qué decir de los doscientos cincuenta millones entre cinco y catorce años a quienes explotan laboralmente, con los países asiáticos y africanos a la cabeza? Una exquisita forma contemporánea de esclavitud es prestar dinero a un padre y que el niño lo redima trabajando en condiciones de infierno dantesco; el niño nunca podrá redimirlo, lo normal es que la deuda se herede como una maldición. La India descuella en este tipo de esclavitud encubierta; también en la prostitución infantil. Cuando uno lee los artículos de la Convención sobre los Derechos del Niño (1989) dan ganas de llorar. Magníficos, deseables artículos que tantas naciones ignoran y a las que deberían denunciar ante los organismos internacionales. En el artículo 38 de la Convención se prohíbe que los gobiernos o que agrupaciones de fuerzas armadas, paralegales y clandestinas, recluten a quienes no tengan quince años, elevados a dieciocho por un Protocolo reciente. Según Amnistía Internacional, hay más de medio millón de menores de dieciocho años reclutados por gobiernos de casi doscientos países, y es legal reclutar a adolescentes de dieciséis y diecisiete años en más de sesenta, entre ellos Estados Unidos, Austria, Reino Unido, Alemania y Australia. En el Consejo de Seguridad de la ONU no se despeinan mucho para solucionarlo. Las celebraciones de las fiestas navideñas, a las que pertenecen naturalmente las de Reyes, van convirtiéndose en una obscenidad. Yo no sermoneo, registro un hecho. Nos informan de los gastos familiares y tendremos que estar de acuerdo con el poeta Lawrence Ferlinghetti cuando escribe irónicamente que Cristo nació en un centro comercial, no en Belén. Cuántos, cuántos niños en tantas partes no comerán sino desperdicios, beberán agua contaminada, serán violados por sus dueños, fusilarán a otros niños porque así se lo mandaron sus comandantes, se desollarán al sol cortando caña de azúcar, posarán para los viejos verdes de internet, esnifarán pegamento como remedio contra el forzoso ayuno, dormirán al raso, se vaciarán bajo los golpes de la policía o con la descarnadura cadavérica del sida. En la misma España hay niños (españoles o no) solos, huérfanos, discapacitados, enfermos, mendigos, ladrones y víctimas de la prostitución. Hay niños pobres. Como hay admirables mujeres y hombres, admirables grupos oficiales y particulares, civiles y religiosos, que denuncian, ayudan, sirven de ejemplo. Para Picasso, la vida del pobre es de envidiar: Lo que yo quiero es poder vivir como un pobre Y añadía cínicamente: Vivir como un pobre con mucho dinero Siempre el dinero. En fin, buenas noches, inocencia. Hasta mañana, utopía. No te vayas, ilusión. MANUEL MANTERO Escritor y catedrático universitario en Estados Unidos

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