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ABC MADRID 19-11-2004 página 54
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54 Sociedad VIERNES 19 11 2004 ABC Ciencia Los científicos formulan nuevas hipótesis sobre la relevancia de la música en la evolución humana Huesos convertidos en flautas atestiguan que la música es tan antigua como nuestra especie científicos empieza a pensar que, como el lenguaje, fue especialmente útil para la cohesión social y supervivencia de los primeros humanos A. AGUIRRE DE CÁRCER MADRID. Flautas fabricadas con estilizados huesos de aves, halladas en cuevas de Francia (Isturiz) y Alemania (Geissenklosterle) son hermosos testimonios de que la música nos acompaña desde hace al menos 32.000 años. Es muy posible, sin embargo, que los primeros instrumentos se construyeran con bambú y otros materiales que no fosilizan, probablemente hace 150.000 años e incluso antes de la aparición de nuestra especie (Homo sapiens) Por eso no resulta extraño que los científicos también piensen que la música es una actividad humana muy relevante. Las discrepancias surgen al aventurar hasta qué punto pudo ser importante para la evolución de la humanidad. Esas dudas no existen cuando no es la música, sino el lenguaje, lo que centra el debate científico. Hoy difícilmente pueden oírse voces en el mundo académico que pongan en solfa la irrupción del lenguaje en los humanos, a través de un proceso de selección natural. La explicación más convincente para todos es que al empezar a hablar, mejoró la capacidad de comunicación, las posibilidades de reproducción y la supervivencia de los primeros humanos. b La mayoría de los Sin embargo, las opiniones son variopintas cuando se analiza la utilidad y ventajas evolutivas que podría conferir la música. Steven Pinker, lingüista del Instituto Tecnológico de Massachusetts, prendió la mecha de la polémica hace siete años. En su libro Cómo funciona la mente espetó que la música no es una habilidad central de nuestro cerebro sino un subproducto derivado de otros procesos que sí resultaron importantes para los humanos, como la cadencia natural del habla o la habilidad para entender sonidos en medio de un fondo cacofónico. Para Pinker, desde el punto de vista evolutivo, la música no tiene la indudable utilidad del lenguaje. Es una tecnología, no una adaptación evolutiva aseveró. Estas flautas chinas de hace 9.000 años todavía se pueden tocar vieron las caras para debatir. En este congreso organizado por el arqueólogo Steven Mithen, autor del libro El Neandertal cantarín Ian Cross, de la Universidad de Cambridge, defendió que la universalidad de la música y la habilidad que muestran los niños para ejecutarla son claras evidencias de que la música tiene profundas raíces biológicas en nuestro cerebro. Según una extensa reseña de este simposio elaborada por Science Cross y otros investigadores aludieron a los estudios neurobiológicos de Isabelle Peretz, en la Universidad de Montreal. Esta investigadora demostró hace tres años que distintas regiones del cerebro están especializadas en el procesamiento de los sonidos musicales. Al término de la reunión parece que cuajó la idea, en la mayoría de los científicos, de que la música no sólo es una ABC El neandertal cantarín Los argumentos de Pinker suscitaron con prontitud controversia entre especialistas. Elizabeth Tolbert, de la Universidad Johns Hopkins, replicó que la música guarda un estrecho paralelismo con el desarrollo del simbolismo y el movimiento corporal. La música coevolucionó con el lenguaje, respondió Tolbert. Y Nicholas Bannan, de la Universidad de Reading, contestó que el instinto de cantar fue tan intenso como el instinto de hablar En un pionero congreso internacional que acaba de celebrarse en esa Universidad, las hipótesis de Pinker estuvieron en el epicentro del agitado intercambio de opiniones de científicos y musicólogos que, por primera vez, se habilidad cognitiva independiente del lenguaje, sino que está claramente enraizada biológicamente en nuestra especie. Las discrepancias son todavía múltiples a la hora de postular cuáles fueron las ventajas que proporcionó la música a la humanidad. Una hipótesis minoritaria fue esgrimida por el profesor Geoffrey Miller, de la Universidad de Nuevo México. En su opinión, la música alcanzó su sentido evolutivo al ser utilizada por nuestros antepasados para mostrar su capacidad para la reproducción sexual, como está documentado en muchas especies de aves. Pero la teoría con más apoyos es la que atribuye a la música un papel importante como factor de cohesión social. La capacidad para coordinar acciones, recordaron muchos científicos, habría resultado esencial para la supervivencia de los homínidos que nos precedieron. La lengua natal de los músicos influye en la melodía de sus composiciones Claro de Luna habría sonado ligeramente diferente si en lugar de hablar francés, la lengua natal del compositor Claude Debussy hubiese sido el inglés. Con un estudio presentado esta semana en la reunión de la Sociedad Americana de Acústica, científicos del Instituto de Neurociencias de La Jolla (California) demuestran que las composiciones musicales están influenciadas por la lengua que utilizan sus creadores. El equipo de Anruddh Patel observó que las fluctuaciones en la tonalidad de la música de los clásicos franceses es menor que en la de los compositores británicos. Y esa diferencia refleja perfectamente los patrones de tonos graves y agudos detectables en ambos idiomas, según informa Nature Patel y sus colaboradores utilizaron un programa informático para analizar, en frases pronunciadas en inglés y francés, la tonalidad de cada vocal y las variaciones que experimenta entre cada silaba. El mismo análisis se hizo con piezas de Debussy y del británico Edward Elgar. La comparación reflejó un patrón común entre la música y la lengua de cada compositor. Si Debussy hubiera nacido en Gran Bretaña, Claro de Luna no sonaría tan aterciopelada. Claude Debussy Edward Elgar

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