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ABC MADRID 07-08-2004 página 3
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ABC MADRID 07-08-2004 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC SÁBADO 7 8 2004 La Tercera LAS VARIAS GRECIAS Y LAS VARIAS EUROPAS ENGO de Quíos, la isla griega del Egeo, donde he inaugurado un Congreso sobre Homero, con gentes de toda Europa. Dicen que Homero nació allí, hasta enseñan la roca que supuestamente usaba como cátedra. Ha sido mi quinto viaje a la isla, donde soy ciudadano honorario de varios lugares, el enésimo a Grecia. Lo completé visitando Troya. Encuentro a Grecia progresiva y pujante, con un sentido de unidad (de Salónica a Creta, de Corfú a Rodas) simplemente envidiable. Sus victorias deportivas, sus Juegos Olímpicos (presencié la llegada de la antorcha en Quíos y Enusas) son símbolos de esta nueva (y vieja) Grecia. Se ha desembarazado de varios lastres de follón y atraso. Siguen, cierto, los antiguos vicios: la falta de sentido del tiempo, el perpetuo caos, el ruido. Pero, al final, las cosas van saliendo, de algún modo. Pero querría referirme, también, a la antigua Grecia y a mi preocupación por el tema GreciaEuropa. Es vieja en mí: encuentro una invitación a una conferencia mía de 1961 Grecia y Europa En 1962 publiqué en ABC Grecia como pequeña Europa Y luego he seguido pensando y escribiendo. Y seguiré. Grecia tiene, en la historia del mundo, una importancia infinitamente mayor de la que Spengler y Toynbee proponían. Grecia es una ruptura en la historia: inventó el individualismo, la igualdad, la democracia, la tragedia, la Ciencia, tantas cosas más. Murieron un día, pero revivieron, sobre aquel modelo, y siguen presentes en nuestras vidas. Pero hay muchas Grecias: también la que, desde Sócrates, intentó una racionalización y moralización de la vida, la moral y la política. E hizo contacto con Roma y los cristianos. Platón y Aristóteles abrieron esta vía. Por caminos misteriosos, a través de intermediarios (más tarde, de sus antiguos textos) Grecia (y luego Roma y los cristianos) ha inventado a las varias Europas. Contribuyeron luego a ellas el Humanismo, el liberalismo, el Socialismo, que tienen, también, raíces griegas. Porque hay varias Grecias y hay varias Europas. España no puede ser diferente. Pero hay un panorama general desde Grecia hasta hoy, el de la cultura occidental. La que se impone paso a paso en todo el mundo, con sus éxitos y sus problemas. Aquella a la que nadie hace verdadera resistencia, con excepción del Islamismo. También, por lo demás, gradualmente occidentalizado, entre espasmos de violenta reacción. Estos son nuestros orígenes y nuestros modelos. Grecia nos trajo el alfabeto, desarrollado a partir del fenicio, que hoy domina casi todo el mundo. Sin Grecia no habría literatura ni pensamiento europeos, no hacen sino avanzar por la antigua falsilla. Ni lengua culta: todas nuestras lenguas de cultura son un semigriego o criptogriego. A veces es cosa transparente, otras requiere estudio. Pero, de un modo u otro, directamente o por calco, todo nuestro léxico culto es de origen griego. Así, Homero está en el origen de todo. Está vivo. V Vuelvo a Quíos. La poblaron los griegos de Eubea, jonios, que llegaron en el siglo VIII antes de Cristo y desembarcaron en Emporion (otro Emporion, como el que ahora es Ampurias, en Gerona) Emporion es mercado Es una hermosa bahía, al lado de la cual, en un monte abrupto que hoy llaman San Elías, pusieron los griegos su ciudad y su templo de Atenea. Hace años, en unión de mi hijo y un amigo griego, lo escalamos directamente, por las bravas. Ahora lo han excavado y el conjunto es accesible y visitable para aquel al que no asuste subir cuestas. Nada artístico, todo entrañable. Sobre todo, al lado del templo, las pequeñas casas con dos o tres hiladas de piedra; dentro, unos tambores también de piedra para los postes de madera que sostenían el techo; y un pequeño banco, de Grecia es una ruptura en la historia: inventó el individualismo, la igualdad, la democracia, la tragedia, la Ciencia, tantas cosas más. Murieron un día, pero revivieron, sobre aquel modelo, y siguen presentes en nuestras vidas piedra también, para dormir o comer o colocar pequeños ídolos. Y el hogar. Parece la Edad de Piedra. Y todo rodeado de una muralla para defenderse de los indígenas ¿los carios, venidos de Asia? Y allá abajo la bahía y el mar color de vino, y la playa de lajas negras, vomitadas por un volcán. Estos hombres humildes y valerosos son el prototipo de los griegos. Grecia había vivido los reinos micénicos, estados teocráticos con reyes, funcionarios, ejércitos, una administración asfixiante. Pues todo esto se hundió con la llegada de los Pueblos del Mar en torno al 1.200. Y no revivió luego como revivieron Babilonia y Egipto. Grecia no tenía vocación de imperio. Solo de libertad. No se dejó absorber, luego, por los persas. El imperio no llegó hasta Alejandro. Lo griegos recomenzaron, por así, decirlo, desde cero. Creaban mínimos poblados que heredaban las tradiciones tribales de los indoeuropeos. Lo fueron inventando todo: los nuevos dioses, el nuevo arte, los nuevos regímenes aristocráticos y democráticos (las tiranías duraban poco) La nueva poesía y el nuevo pensamiento. La idea del hombre y la idea del individuo. Aquí está la raíz de todo. El pequeño poblado de Quíos ponía ante nuestros ojos ese esfuerzo magnífico, en la Acrópolis de Atenas vemos su coronación. Cierto que a Grecia, como raíz de Europa y de Occidente, le han salido competidores. Me refiero a las famosas tres culturas y, ahora, al multiculturalismo. Tienen alguna razón, no la razón. Y a veces esas otras culturas son una vía para la llegada, indirecta, de Grecia. Rehuyo el detalle. Menos razón tiene, aún, el nuevo candidato: el hombre de Atapuerca, los primeros europeos que dicen. Son hombres antiguos en un rincón de lo que luego se llamó Europa, no europeos. Son simplemente hombres, lo que ya es mucho, pero europeos no: no hubo europeos hasta Grecia. A nosotros nos llamó ya europeos Hecateo de Mileto, quinientos años antes de Cristo. Lo demás es publicidad. Y ahora, tras diez días de descanso ¡qué descanso! vuelvo al consabido guirigay, a las llamadas noticias que nos amargan el día desde el desayuno. Reencuentro a España, lo que da, hoy, su primera imagen. Pienso que es mucho más, en realidad. A Grecia la he visto crecer a lo largo de cincuenta años de viajes, uno, dos o tres cada año. Es ya casi irreconocible, pero siguen vivas sus antiguas virtudes, su antiguo valor y esfuerzo. Aunque a veces la vida moderna reclame también su cuota y encontremos, en las grandes ciudades, desatención, picaresca y ruido. Menos que aquí, ciertamente. Puede augurarse a Grecia un gran futuro. Un profesor alemán me decía hace años que Grecia era un lujo de Europa. Es, yo creo, una buena inversión. A su lado, España es, todavía, mucho más: ha venido creciendo a lo largo de muchos años. No hablo de lo que llamábamos cultura, esa está en baja, aquí y, hoy, en todas partes. En todo caso, es un país en que se vive bien- -mejor que en cualquier parte que yo conozca- -pero que no quiere complicaciones ni problemas (hay ilustres excepciones, ciertamente) Una nación más bien asustada, que ante la agresión retrocede y prefiere las soluciones fáciles, que a la larga son difíciles. Y amenazada por pequeños grupos periféricos, que están crecidos y a los que se rehuye señalar el límite. Zapatero intenta recomponerlo todo de algún modo: ojalá tenga éxito. Ojalá podamos descansar, cuanto antes, de conflictos más bien artificiales, politizados luego. Porque hay también la España que trabaja y no sale en los noticiarios y se resiste a la disolución. No me atrevería, en este panorama, a ser muy optimista, tampoco sobre Europa, que tiene un temple semejante. Tampoco soy muy pesimista, porque a la larga los hechos se imponen a las fantasías interesadas. España tiene una base firme. Aunque el trance no es fácil. Grecia puede ser, hoy, un modelo de esperanza. Crece, siente confianza en el futuro y, sobre todo, es el centro del pensamiento de todos los griegos. Nación, estado, patria de todos. También lo es España, pero... FRANCISCO RODRÍGUEZ ADRADOS de las Reales Academias Española y de la Historia

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