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ABC MADRID 20-06-2004 página 69
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ABC MADRID 20-06-2004 página 69

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC DOMINGO 20 6 2004 69 Pedro Guerra plantea una visión crítica de los años 90 en su libro titulado Desmontando el cinismo La ministra, Barenboim y el agua, azucarillos y aguardiente... SUSANA GAVIÑA La propuesta de Comediants para inaugurar el Festival de Granada se extendía el viernes más allá del propio escenario del Palacio Carlos V. A su nueva producción de La verbena de la Paloma se sumó otra verbena popular que tuvo como protagonistas al público asistente a la apertura. Para ello se utilizó como puente un elemento inexistente pero presumible en la obra de Bretón. Por fin, se casaba el Julián con la Susana y, como en todo enlace, no podía faltar la celebración- -ni por supuesto la entonación del Ave María No hubo lista de bodas pero sí una cuenta bancaria. Ni un detalle se olvidaron. Ya al más puro estilo Comediants, sus integrantes, disfrazados de gigantes y cabezudos, malabaristas, personajes enfundados en estrafalarios trajes- -tampoco faltó el exhibicionista- -o caminando sobre zancos intentaron revivir una verbena en la que se fusionaron estéticas de los cincuenta con estilos musicales tan diversos como el género chico, la revista, el pasodoble, la canción francesa, el cabaret o los ritmos brasileños más carnavaleños. Todo ello se conjugó sobre la explanada en la que en 1922 se celebró el emblemático Concurso de Cante Jondo. El público siguió con interés las actuaciones que sobre dos escenarios tenían lugar: sobre uno se veía a los chulos y chulapas, salidas de la primera Verbena bailando; mientras que sobre el otro se alternaban Marina Pardo, Jesús Castejón y Itxaro Mentxaka, acompañados al piano por Jonathan Wale- son, interpretando letras de El gato montés El vito La Gran Vía La vie en Rose Las cosas del querer La del manojo de rosas Para refrescar la noche, no podía faltar la bebida más castiza: agua, azucarillos y aguardiente (de anís) que se podía adquirir en un peculiar chiringuito al precio de dos euros. En fin, una fiesta popular a la que no quiso faltar la ministra de Cultura, Carmen Calvo, que la disfrutó hasta el final. Como disfrutará los próximos días 10 y 11 de julio cuando su amigo Daniel Barenboim dirija y toque junto a la Staatskapelle partituras de Beethoven y Brahms en el Palacio Carlos V, en sendos conciertos extraordinarios, programados a última hora y realizados en colaboración con la Junta de Andalucía. Alfonso de la Serna tiende su mirada a Las fronteras sensibles de España El veterano diplomático recoge en el libro una completa selección de artículos periodísticos durante medio siglo, De la Serna recupera veinticinco Terceras y una que no lo fue, El arca de alcanfor Premio Mariano de Cavia O. BELLOT MADRID. La pluma de Alfonso de la Serna empezó a visitar las páginas de ABC hace ya cinco décadas, pero su relación con el periódico nace mucho tiempo atrás. Su padre, Víctor de la Serna, y su abuela, Concha Espina, establecieron una vinculación muy especial que se ha extendido a lo largo de cuatro generaciones. ABC ha sido el ancla al que me he atado media vida a la hora de escribir recuerda Alfonso de la Serna. Ahora, buena parte de sus colaboraciones han quedado recogidas en la obra Las fronteras sensibles de España. Memoria fiel de nuestros vecinos históricos (Editorial Dossoles) El libro recoge un total de 25 Terceras de ABC y una que no fue tal, El arca de alcanfor que le valió a su firmante el Premio Mariano de Cavia en 1962. Es muy significativo por los recuerdos que me trae manifiesta nostálgico Alfonso de la Serna sobre este artículo. Tengo una especial vinculación con Filipinas y eso hizo que lo escribiera con singular cariño añade un diplomático que canta a ese mínimo tesoro perfumado y sentimental, como un recuerdo en un pliegue del corazón del autor vertiendo en las páginas sentimientos que estremecen aún nuestros espíritus y hacen latir los pulsos con el nombre de los abuelos de Manila En Las fronteras sensibles de España Alfonso de la Serna plasma la mirada de un diplomático que tiene b Colaborador de ABC Alfonso de la Serna la vocación de la escritura Retrata no sólo las vecindades territoriales, sino también aquellas que, pese a la enorme lejanía física, se hallan en la cercanía, casi en la inmediatez y la intimidad de nuestros sentimientos Francia, Inglaterra, Marruecos, Portugal, Hispanoamérica y Filipinas son las plazas oteadas por Alfonso de la Serna con los ojos de un diplomático, ser que no es un viajero ni un turista, sino alguien que tiene que conocer el país y eso deja una huella El propósito del autor es llamar la atención sobre los lazos que unen a España con unos lugares cuya proximidad no está exenta de malentendidos. Todos tenemos algo de Occidente y algo de Oriente en un mundo que se está mestizando concluye Alfonso de la Serna, a la vez que evoca las palabras de Claudio Magris, reciente Premio Príncipe de Asturias y nacido en una ciudadfrontera de Europa: sentimos que el alma se nos divide A la Verbena se la mira ahora con respeto histórico y supuesta fidelidad. De ahí que se suprima el organillo lea en la adecuación de los tipos. Saca a Llol Bertrán para hacer de Tía Antonia con voz aguardentosa, como es de rigor, trata que el sereno de Bonifaci Carrillo parezca gallego; coloca a Itxaro Mentxaca una peluca que convierte en caricatura a la Señá Rita; obliga a José Antonio Requena a representar un histriónico Don Sebastián y hace que Jesús Castejón convenza por su voz antes que por la real representación de un Don Hilarión entrado en años y verdule- rías. Todos ellos se mueven en una escena gobernada por Joan Font, que resulta bonita, pero no deslumbrante; estilizada, bien movida y con momentos de gran intensidad como el del encendido de la verbena, el momento cumbre de la obra. Y hasta ahí, aire de los 50 en el vestuario, blanco impoluto antes de ir penetrando en el color y simpáticos vecinos en las balconadas. En el escenario apenas un andamio con sus bombillas de feria para sostener un reloj que camina imparable para adelante y para atrás. Será que estamos metidos en ese tiempo sin rigor: se había anunciado que con esta puesta en escena se quería limpiar a La verbena del olor a churros. Una frase excesiva para lo que afortunadamente ha quedado en una fritura con aceite limpio.

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