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ABC MADRID 05-05-2004 página 58
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ABC MADRID 05-05-2004 página 58

  • EdiciónABC, MADRID
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58 MIÉRCOLES 5 5 2004 ABC ABC MIÉRCOLES 5 5 2004 58 Cultura y espectáculos GAO XINGJIAN Premio Nobel de Literatura 2000 y pintor Los partidos de las Cortes de Valencia, incluido el PP, reclaman los documentos valencianos del Archivo de Salamanca El músico americano Lenny Kravitz reivindica el clasicismo en su nuevo disco, Baptism Comienzo a aburrirme del cambio de vida que llegó con el premio Nobel Novelista, dramaturgo, pintor, poeta, perseguido por delitos de opinión, huyó de su patria y encontró refugio en Francia, donde Claude Bernard presenta la primera gran retrospectiva de su obra gráfica. Gao Xingjian explica a ABC el tormento y sus laberintos TEXTO: JUAN PEDRO QUIÑONERO CORRESPONSAL FOTOS: NOELA DOMECQ He comenzado una nueva vida, mi tercera vida. Debo olvidar todo lo que hice antes para volver a empezar modo en Pekín y en París. En Pekín, por oponerse a la tiranía política. En París, porque los gobiernos no consiguen domesticarlo y prefieren marginarlo para contentar las exigencias diplomáticas de Pekín. -Qué quiere. Así es la vida. La política siempre me ha complicado la vida. Por supuesto, no es lo mismo la tiranía china que la democracia francesa. El despotismo chino no deja ninguna fisura. En París, me pueden marginar; pero soy libre. Me dieron el premio Nobel. Hago lo que quiero. Encuentro refugio en mi obra. El artista no puede ser un útil de propaganda ideológica, ni un objeto de decoración utilizado por los políticos para sus propios fines propagandísticos. ¿Volverá algún día a su patria? -Para mí, la China ha muerto. China sigue su historia. Y yo la mía. No sé si volverán a encontrarse. Mis padres murieron. Mi familia desapareció. Los familiares que me quedan no se atreven a intentar comunicarse conmigo, porque tienen miedo de las represalias políticas. ¿En qué medida su historia, su destierro, su condena a vivir en el exilio, solo, para siempre, no son una parábola del destino mismo del artista contemporáneo? -En el fondo, todo gran artista vive en un exilio perpetuo. Incluso cuando el artista es reconocido. El gran artista siempre toma caminos solitarios. Comienzo a aburrirme del cambio de vida que llegó con el premio Nobel. Con el reconocimiento florecen muchos equívocos, muchas trampas. Y el artista corre el riesgo de la repetición, el vacío. En verdad, he comenzado a huir de todo eso. El premio Nobel me permitió romper con la vieja historia de mi relación con China y su infierno político. Y ahora estoy comenzando una nueva etapa de ruptura con el reconocimiento internacional que llegó con el Nobel. He comenzado una nueva vida, mi tercera vida. Debo olvidar todo lo que hice antes para volver a empezar. -En ese sentido, usted retoma una gran tradición china clásica. Recuerdo que toda la vida de Li Po, el gran poeta chino del siglo VIII, fue una marcha errante de la que sólo nos queda la huella de su obra. En su caso, usted no necesita volver a China, porque la China viaja con usted, a través de su arte. -En la tradición china clásica, Li Po encarna el arte supremo. Esa es una de las grandes formas del espíritu chino. Una suerte de refugio. Los grandes eremitas sólo encuentran refugio en la soledad, en lo alto de una montaña. El gran eremita encuentra la libertad en la soledad, en su comunión espiritual con el resto de la naturaleza y las cosas de la creación. PARÍS. ¿Cuál es el puesto de la pintura en el conjunto de su obra? -En Europa, en los EE. UU. me descubrieron con motivo del premio Nobel de Literatura. Y, a partir de ahí, he sido reconocido como escritor. Sin embargo, originalmente, yo comencé siendo pintor. Y la pintura fue mi primera vocación. Siendo niño, mi gran ilusión era pintar. Copiar a mis grandes maestros. En China, por entonces, lo desconocíamos todo o casi todo del gran arte occidental. Y yo me limitaba a copiar lo que veía. Un buen día, uno de mis maestros vino a casa y descubrió mis dibujos. Y me propuso entrar en una escuela de pintura. Pero esa perspectiva horrorizó a mi madre, que había vivido en el Shanghai de los años treinta del siglo pasado, y tenía de los pintores la imagen de bohemios que se mueren de hambre. Con lo cual, decidí estudiar otra cosa. Y desemboqué en el teatro. ¿Ha conservado algo de sus dibujos y pinturas adolescentes? ¡No... Lo perdí todo. La dictadura política arruinó mi vida, arruinó la vida de mi familia. Lo perdí todo. -Finalmente, el miedo de su madre tenía algo de profético. -Al principio, conseguí salir adelante. Seguí mis estudios. Me consagré a mi carrera de escritor, estudioso y director de teatro. Incluso llegué a tener mi propia compañía de teatro. Pero los problemas terminaron por llegar, de muy mala manera. Y la tiranía política se convirtió en una pesadilla. Durante unos años, creí poder salvarme, escapar, de alguna manera. Pero la política terminó por alcanzarme, destruyéndolo todo. -Esa ruptura política con su patria lo condenó al destierro. ¿Se considera un artista chino u occidental? -Mis raíces están en mi patria, en mi lengua, en mi cultura. Además de mi lengua, sólo hablo francés. Dicho esto, me considero un artista universal. El arte habla una lengua sin fronteras. El arte, la cultura, nos ayudan a destruir las fronteras artificiales construidas por la política. ¿Cuando y cómo descubrió el gran arte occidental? -Todavía era estudiante. Conseguí un premio. Ese galardón llevaba consigo un viaje de estudios a Europa. Y pu- Fernando Botero, junto a dos de sus obras dedicadas a la violencia en su país AP Botero retrata en medio centenar de obras la violencia que vive Colombia El Museo Nacional de Bogotá acoge la muestra hasta principios de junio b Si logro impresionar al público, habré logrado la misión de mostrar lo absurdo de la violencia aseguró el artista durante la presentación de la exposición Gao Xingjian, en el Centro Claude Bernard de París, donde exhibe su obra gráfica de venir a París, a Florencia, a Roma. El descubrimiento del Louvre y de los Oficios florentinos, fue una conmoción que me marcó para siempre. Descubrí al mismo tiempo el arte contemporáneo y el gran arte clásico renacentista, Botticcelli, Rafael, etc. ¿Debo decirle que tales descubrimientos cambiaron el rumbo de mi vida? -Si acompañase a un grupo de estudiantes europeos que visitasen Pekín, ¿qué les enseñaría para mejor descubrirles el gran arte chino? -No sé qué contestarle. La dictadura política lo ha destruido todo. Incluso la China de mi infancia ha sido destruido. No queda nada. La tiranía política ha sido un terremoto prolongado durante varias décadas. Y no es fácil explicar la devastación inmensa de nuestro antiguo patrimonio milenario. -Hace meses, descubrí una muestra significativa de arte chino contemporáneo. Me sorprendió la brutalidad de las obras. Las fotografías hablaban de ciudades infernales. Las performances tenían una ferocidad cruel. Pinturas y esculturas tenían una fuerza destructora inquietante. ¿Sobrevivirá la cultura china clásica a los estragos del arte contemporáneo? -No sé si todavía existe esa cultura china clásica de la que usted habla. Es cierto que los jóvenes artistas chinos se expresan con talento y desesperación, porque buscan en las tradiciones artísticas occidentales una respuesta a los problemas que ellos tienen en China. Y esa tensión habla de un nuevo mundo que está floreciendo y ellos construyen, con dolor, quizá. -La política, en su patria, ayer, o en París, hoy, ¿le inspira miedo, respeto, inquietud, esperanza? -La política me asfixia, más bien. Cuando la política interviene en la cultura o el arte, lo corrompe todo. Cuando los artistas preconizan tal o cual manera de hacer arte, o presuntamente tal, desembocan en nuevas formas de dictadura. Al mismo tiempo, la política no lo es todo. Ni mucho menos. La misma mundialización es algo inquietante e irresistible. ¿Qué hacer? Ante tales amenazas, el artista y su obra son cosas muy frágiles, amenazadas. Y, sin embargo, el artista verdadero prosigue su trabajo, contra y a pesar de todos los riesgos que lo amenazan. Y su vitalidad creadora es una fuente de esperanza moral y espiritual para la humanidad. -Ha conseguido ser un artista incó- La política me asfixia; cuando ésta interviene en la cultura o en el arte, lo corrompe todo advierte el Nobel Los familiares que me quedan no se atreven a comunicarse conmigo por miedo a las represalias políticas ALEJANDRA DE VENGOECHEA CORRESPONSAL BOGOTÁ. Los gordos no causaron risas esta vez. Fernando Botero, el pintor y escultor colombiano famoso por sus mujeres voluptuosas, sus sacerdotes cómicos y sus animales deformes, sorprendió ayer con la donación que hizo al Museo Nacional de Colombia: 23 óleos y 27 dibujos de gente secuestrada, mutilada, hombres carcomidos por aves de rapiña, vendados y desnudos, arrodillados ante matones listos a apretar el gatillo de una enorme metralleta. Todos muy gordos, todos muy tristes. Me tocó traicionar mis creencias. El drama colombiano es de tal magnitud que me resultó imposible cerrar los ojos explicó Botero poco antes de inaugurar esta muestra, expuesta el año pasado en Estocolmo, Copenhague y La Haya, y descolgadas hace un par de meses del Museo Maillol de París, de donde llegaron para quedarse. Esta exposición no es política- -dice- Con el dolor de un pueblo no se obtienen ganancias. Esto es un recuerdo para el futuro de los colombia- nos En Bogotá, la capital de este país andino agobiado hace cuatro décadas por las guerrillas y la droga, estos tristes gordos estarán hasta principios de junio. Luego recorrerán varias ciudades, incluida Medellín, donde Botero nació hace 72 años. Allí, en la capital de la eterna primavera, como la conocen los colombianos por su clima templado, está el Museo de Antioquia, con más de un centenar de sus obras- -en total ha hecho 2.500 trabajos- -y 14 de sus monumentales esculturas en bronce. Si logro impresionar al público, habré logrado la misión de mostrar lo absurdo de la violencia agrega Botero mientras explica la manera en que empezó a pintarlas desde 1999. Vivo hace 48 años fuera pero me entero de todo. Por el periódico supe que a unos pescadores los habían matado en una ciénaga, o que a otra gente la habían asesinado en una fiesta Y una a una va señalando sus obras con esas manos lisas. Manos de adolescente con uñas impecables. Ahí está, por ejemplo, La muerte en la catedral un Me arrepiento de haber dicho que no volvería a España mientras exijan visado a los colombianos óleo que habla de una de las peores masacres: la de mayo de 2002, cuando la guerrilla lanzó por el techo de una Iglesia un cilindro cargado de explosivos. De un plumazo murieron 119 personas. Estaba conduciendo por el sur de Francia cuando lo supe. Llegué a mi estudio y me puse a pintar recuerda Botero. Es consciente de que con esto no logrará cambiar los hechos y traer la paz. El Guernica es una de las obras más importantes del siglo XX. Si el arte hubiera tenido poder, Franco hubiera caído. El arte tiene la fuerza de quedar. Los órdenes políticos desaparecen aclara. Se le ve plácido. Incluso tranquilo pese a que es consciente de lo que produce ésta su nueva faceta como pintor en esencia, más no en apariencia. Dice que va continuar con la temática de la guerra- -ya tiene 3 óleos y 4 dibujos nuevos- -pese a que siempre pintó la cara amable de Colombia. ¿Pintará, quizás, sobre el terrorismo mundial? Los atentados pueden ser en cualquier parte pero pienso en Colombia siempre afirma. Antes de partir, se le pregunta por Madrid. No tiene planes. Por estúpido firmé esa carta y ahora estoy arrepentido confiesa refiriéndose a esa carta en la que prometió no volver a Madrid hasta que España dejara de exigir el visado a los colombianos. Pero por volver al Prado- al menos una vez -Botero sería capaz de todo.

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