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ABC MADRID 16-07-2003 página 59
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MIÉRCOLES 16 7 2003 Espectáculos 59 JIMMY DLUDLU GUITARRISTA Mi música tiene vocación universal: son ritmos africanos y diversas melodías TEXTO: N. A. FOTO: JAVIER MINGUEZA b El músico joven más importante del jazz sudafricano de la actualidad tocó con su banda el pasado lunes en el pabellón vasco de Mendizorroza Música popular Cesaria Evora Los Conciertos de Conde Duque. Lugar: Centro Cultural Conde Duque (Madrid) Fecha: 14- VII- 03. ARCO IRIS DE RITMOS Y ACENTOS P. M. P. VITORIA. Es una estrella del jazz en Sudáfrica, pero sus premiados álbumes Echoes From the Past o Essence of Rhythm no han llegado al ámbito internacional que la música de Jimmy Dludlu merece. Ha sido necesario un nuevo disco, Afrocentric para que la fusión de sonidos jazzísticos con poderosas percusiones y elementos diversos del continente africano atraviesen en cedé las fronteras de su país. Una muestra de ello se escuchó anoche en Mendizorroza. Afrocentric es más que un título para un disco. ¿Cómo es la concepción musical que expresa con este término? Afrocentric es una mezcla de ritmos africanos y melodías y mucha música tradicional, no sólo del Sur de África, sino también de la parte central del continente, combinada con otros elementos como la guitarra. -Pese a su reconocimiento en Sudáfrica, tan sólo se ha editado fuera del país este último álbum. -Espero que la compañía se vuelque en la promoción, para así poder dar salida a la música. ¿Cómo empezó con la guitarra? -Comencé a los trece años. Soy autodidacta. Mi primo tocaba la guitarra y me la dejaba. Así, escuchando y aprendiendo canciones, empecé. ¿Quiénes eran sus ídolos? -Joe Pass y Wes Montgomery. ¿Qué tiene de especial su guitarra? -Está hecha para mí, en Ciudad del Cabo. Está construida con una madera africana que le aporta ese sonido. Yo aporté mis requerimientos y la diseñaron así, pero resulta parecida a otras guitarras. ¿Empezó desde el principio a cantar la melodía mientras toca el instrumento? -Sí, hacía un poco de cada cosa. Al principio, tocaba y cantaba en bodas. -Este triple concierto en Vitoria presenta a su grupo junto con las bandas de Ringo Madlingozi y Zim Ngqawana. ¿Cree que retrata la panorámica actual del jazz en su país? -Sí, porque todos los grupos están aquí representando a Sudáfrica en un ámbito internacional. -Para los periodistas a veces resulta complicado aplicar etiquetas, y siempre es mejor que lo haga el propio músico. ¿Con cuál se queda usted? -Mi música es afrojazz ritmos africanos y diversas melodías, y tiene una vocación universal. -En este festival, actúan para un público que no conoce demasiado su trayectoria. ¿Cómo lo afronta? -Siempre hay que pensar de manera positiva. Es como conocer a alguien al que saludas y preguntas cómo está. Es un desafío compartir nuestra música. JAZZ XXVII Festival de Jazz de Vitoria Intérpretes: Zim Ngqawana, Ringo Madlingozi, Jimmy Dludlu. Lugar: Polideportivo de Mendizorroza. Fecha: 14 de julio. INSTANTÁNEA SUDAFRICANA LUIS MARTÍN n el desarrollo de sus dos primeras jornadas este festival ha optado por un concepto eminentemente viajero. El primer día tocaba Nueva Orleans; el segundo la protagonista ha sido Sudáfrica. En este último caso, el cartel se servía de dos de los intérpretes menos fogueados en los grandes circuitos del comercio, y de uno que lo intenta hace algún tiempo. Hablamos de Zim Nqgawana, de Ringo Madlingozi y de Jimmy Dludlu. O sea: E tres músicos unidos a través de un cordón umbilical a los modos, e incluso al currículo, del trompetista Hugh Masekela. Zim Nqawana es, probablemente, el más escolástico de todos. Su concierto comenzó vistiendo un par de invenciones de extenso desarrollo con saldos de Coltrane- -si no de James Carter- para acabar en brazos de la música zulú. Son abundantes los puntos de cocción interpretativa que precisa este saxofonista para seguir timándose con el jazz. Un género en el que, urge decir, tampoco es necesario desplegar la impedimenta instrumental de Oregon o del Art Ensemble of Chicago- -y me refiero al cargante doblete que llevó a cabo Nqawana con toda clase de aerófonos- para impresionar al personal. Mejores resultados obtuvo en este estreno Ringo Madlingozi, un cantante bravío a cuya voz se unen acentos de estilos tan diversos como los del pop, el reggae y el soul, aunque en su pro- yecto sea, sobre todo, el pulso de la divertida música zulú el que late con mayores fuerzas. Buen comportamiento, también, el del grupo que dirige, sólidamente asentado en las guitarras y en una bailarina que, como animadora, para sí la quisieran los mismísimos Angeles Lakers. Y queda el guitarrista Jimmy Dludlu, el más famoso de todos, especialmente por sus colaboraciones para Papa Wemba, el mencionado Masekela y Miriam Makeba. La línea de su concierto fue fiel a lo que Dludlu ya expuso en su notable primer disco como titular, Echoes from the past Una velada interesante, cuyo sincero desafío debería servir de ejemplo a otros espacios. Ejemplo que viene al caso: en la vecina Burgos unos parroquianos diletantes y caprichosos están a punto de dinamitar, si nadie lo impide, la originalmente interesante programación de su Plan Estratégico de Promoción de la ciudad. Pero este es otro tema del que seguiremos hablando. l Patio del Conde Duque se llenó la noche del lunes de colores. Toda esta gama se encontraba, en primer lugar, entre el multirracial público asistente, sobre todo en las entradas de a pie, donde eran constantes los bailes y los piropos a la protagonista de la noche. Pero tampoco faltaron encima del escenario, donde la dama de Cabo Verde y su banda ofrecían un recital repleto de matices, pletórico de ritmos. Es, fundamentalmente, la morna el nombre con que se denomina a este arco iris sonoro que esta artista practica. Porque así es la música que emana de su tierra, un cruce de culturas, sonidos, instrumentos, acentos y palabras de distintas procedencias que se mezclan para alegría del aficionado a las experiencias que van más allá de las omnipresentes músicas anglosajonas o latinas. Hace pocos días salió a la venta un disco que reúne parte del repertorio de Cesaria Evora pasado por los remixes de varios afamados dj s. Una forma de compaginar la fría electrónica moderna con la música de raíces y mucho corazón de la artista africana. El experimento no acaba mal, sino más bien lo contrario. Pero también fue lo contrario lo que apareció en escena. Nada de aditamentos. Sobriedad formal, porque la chispa nace sola de los instrumentos orgánicos y de la voz ronca de Cesaria. Una extraña mezcla de alegría y melancolía sodade que es el equivalente de la saudade o morriña que ella sabe distribuir estratégica y sabiamente a lo largo del recital. Música de los puertos, viajera y cosmopolita. La melodía se introdujo con suavidad en las almas allí presentes y estalló definitivamente cuando sonaron los compases de sus trabajos más conocidos, como Miss perfumada o la misma Sodade Músicas como la portuguesa, la brasileña, la cubana y la africana se han juntado por capricho del destino en una isla y en esta mujer que, como siempre en sus actuaciones, apareció descalza. En mitad del recital se fumó un cigarrito sentada, con tranquilidad, dominando el tiempo y el espacio. Mientras, flotaba en el ambiente el recuerdo de Compay Segundo. Para terminar, una sorpresiva versión de Bésame mucho que acabó finalmente por meterse al público en los bolsillos de la diversidad. E

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