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ABC MADRID 15-07-2003 página 48
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  • EdiciónABC, MADRID
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48 MARTES 15 7 2003 ABC Cultura y espectáculos Muere Compay Segundo, vive la Trova La música cubana pierde a su artista más universal, que falleció ayer a los 95 años en La Habana LUIS MARTÍN VITORIA. A Compay Segundo, fallecido en el barrio Miramar de La Habana a la edad de 95 años, le asiste un valor incontestable: haber sabido recuperar en el otoño de su vida una consideración como primera figura de la música popular cubana que, diluyendo su talento en un sinfín de trabajos alejados de la creación, Fidel Castro y su revolución le arrebataron. Nacido en 1907, Máximo Repilado (su verdadero nombre) pronto se sintió fascinado por la música, detalle que rentabilizaron los legendarios Sindo Garay y Miguel Matamoros, incorporándole a sus grupos. Pero Compay quería probar otros caminos y pronto trabó contacto con Benny Moré, otro de los iconos fundamentales de la música cubana. Su afán investigador le llevó, incluso, finalizando la década de los años veinte, a inventar el armónico, un nuevo cordófono (pariente del tres isleño) que, desde ese momento, se convirtió en la única vigilancia rítmica que el cantante precisó para llevar a cabo envites como los que encandilaron al gringo Ry Cooder hace, aproximadamente, un lustro. Cooder, productor y responsable de la excelente acogida registrada por el fenómeno Buena Vista Social Club, ofreció a Compay un protagonismo en la formación, que, junto a la publicación de sus discos Lo mejor de la vida (1998) Calle Salud y Antología (2000) contribuyó a alimentar aún más la leyenda del cantante cubano. Con la desaparición de Compay Segundo desaparece también uno de los últimos supervivientes de un mundo que se desmorona. Era el último de los auténticos, el refugio que- -para ser justos- -todavía habitan personajes como Ibrahim Ferrer o Bebo Valdés. Sobre su persona reposaba un conocimiento de la arquitectura del son y del bolero que todavía asombra a las numerosas cuadrillas de jóvenes músicos del país, que tantas alegrías suministran a los aficionados últimamente. Por si fuera esto poco, el empuje lírico que Compay imprimía a sus presentaciones en directo tenía un fuelle infatigable, dando cabida siempre a lo no sobresabido en su repertorio y a una concepción del espacio sonoro muy diferente de la que, a menudo, muestran otras pequeñas orquestas llegadas desde Cuba. Portes cercanos a la guajira y al punto, por parte española, e híbridos como el danzón, el cha- cha- cha, la Compay Segundo saboreando uno de sus últimos cigarros, que él mismo lió en una fábrica de La Habana AP Fidel Castro le envía una corona de flores y Cuba llora a su último trovador La isla caribeña guarda duelo por uno de sus artistas más destacados. El mundo del arte y la cultura recuerda ahora su música, su talento; pero también su incomparable valor humano: Compay poseía la belleza de los grandes manifestaba ayer el compositor Richard Egbes. Un músico definido por Jose María Vitier, hijo del poeta y ensayista Cintio Vitier, como el último trovador que, en palabras de Omara Portuondo, cantante y compañera del Buena Vista Social Club significa para la música cubana lo mismo que para todos los cubanos la bandera nacional Fidel Castro envió una corona floral que rezaba: A Compay Segundo, del comandante en jefe Compay deja un vacío en la música tradicional cubana que será difícil de llenar por su carisma y su amor al pueblo cubano señalaba la nota divulgada por la Prensa oficial en Cuba. Decenas de personas, familiares y amigos, acudían ayer a la funeraria habanera de El Vedado, donde Omara Portuondo y otros músicos y compañeros de Compay ejercían como guardia de honor. El creador del Chan chan será enterrado hoy en su ciudad natal, Santiago de Cuba. La bandera cubana y su inseparable sombrero blanco serán los últimos acompañantes de este autodidacta de traje impecable y sonrisa permanente. rumba, la habanera, la guaracha o el son y el bolero referidos, por parte de África, recorrían zigzagueantes los espacios que visitaba. Y, hablando de espacios, Vitoria y su Festival de Jazz- -cuyo desarrollo se encuentra cubriendo, paradójicamente, quien esto les cuenta- -siempre recordarán el recital que, hace tres años y ante varios miles de almas, ofreció Compay en la escena grande de Mendizorroza. Compartía cartel con el trío del excelente pianista Gonzalo Rubalcaba. Sin embargo, la afición a quien aguardaba expectante era a Compay Segundo. Cuando sonó Chan- chan pieza convertida ya en himno por el Buena Vista Social Club, todos supimos que la propia existencia de este cantor era una auténtica celebración de la existencia, como la más rotunda de las bellas artes. De haber escrito sus memorias, nadie hubiera acusado de plagio a Compay Segundo si, como Neruda, hubiera colocado el título Confieso que he vivido Chucho Valdés, pianista: No sólo fue un gran innovador, sino que descolló como uno de los grandes músicos populares de todas las épocas. Inventó el armónico, un instrumento de siete cuerdas que facilitaba sus experimentos sonoros y vivirá siempre porque su Chan chan ha logrado una popularidad tan grande como la de Guantanamera Hugo Garzón, vocalista del grupo Compay Segundo: Era nuestro padre, para nosotros vivirá siempre en nuestros corazones y esperamos seguir representándolo en el mundo. Nuestro grupo acompañaba al patriarca del son y grabará un nuevo disco con temas de Compay en los estudios creados por el cantautor Silvio Rodríguez en Cuba Abel Prieto, ministro de Cultura cubano: Es una gran pérdida sin duda, aunque va a seguir con nosotros su obra, su talento. Me confieso impresionado por esa mezcla muy particular de autenticidad, de sentido del optimismo, de fe en la vida, una especie de cómo envejecer de que hacía gala Compay. Uno siente que murió realizado

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