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ABC MADRID 13-06-2003 página 64
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  • EdiciónABC, MADRID
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64 Cultura VIERNES 13 6 2003 ABC Arturo Pérez- Reverte deleita en la RAE glosando el golfaray el habla de los hampones del Siglo de Oro Su Alteza Real el Príncipe de Asturias presidió su ingreso y le impuso la medalla de nuevo académico b El novelista deleitó con la jerigonza de un bravucón rufián jaque de hace cuatro siglos que no está muerta ni es una curiosidad filológica apuntó ANTONIO ASTORGA MADRID. Hubo un tiempo en que un sillón en el Café Gijón era más importante que uno en la Academia, le comentaba un camarero camarada del Gijón a Pérez- Reverte. Ahora el novelista tiene los dos. Y los paladea, los disfruta. Arturo Pérez- Reverte no va a la RAE como agitador ingresan sus novelas y sus lectores. Y no la prosa sonajero que detesta. Yo soy lo que son quienes me leen; si cada libro lo leen 400.000 personas, son ellas las que se sientan en la RAE. La putada de todo esto es que ahora me obliga a ser más humilde confesaba el escritor nada más ser elegido académico en una fría tarde de enero cuando una decena de bravucones valentones jaques o bravos (no del siglo XVII, sobre los que versó su discurso, sino de la harina del XXI) se atrevieron a plantar cara al Capitán Alatriste en las mismísimas barbas de la Academia. Tuvo que acudir hasta la Policía, por si las moscas. En esas, el oficial le dijo al director de la RAE: Mire usted, don Víctor, yo soy lector de Alatriste, ¿les echo a la tropa? A lo que don Víctor respondió: ¡No, no, por Dios! Déjelo, déjelo... Don Felipe felicita a Pérez- Reverte y le entrega la medalla y el diploma como nuevo miembro de la Real Academia pañol en activo con más presencia en los territorios americanos de nuestra lengua. Escribe novelas históricas ambientadas en el XVII para explicar, a la generación de su hija, la España de hoy: Somos lo que somos porque (a menudo más para mal que para bien) fuimos lo que fuimos En ese intento por recuperar una memoria ofuscada por la demagogia, la simpleza y la ignorancia eligió como protagonista a un soldado veterano de Flandes que malvive alquilando su espada. La ambientación histórica le trasladó a los fascinantes vericuentos del habla de germanía, esa lengua marginal en continua interacción con la general, el golfaray argot de los delincuentes y las cárceles Esa germanía del XVI y XVII es un deleite; fuente inagotable de posibilidades expresivas. Pérez- Reverte leyó su discurso- El habla de un bravo del siglo XVII -con soltura, maestría e hizo reír a Don Felipe y a los asistentes en varios momentos, como al rescatar, por ejemplo, una letrilla satírica de Quevedo para ilustrar las fieras maneras de los mendigos, que en España hasta dicen aquello de: Entre nobles no me encojo; que, según dice la ley, si es de buena sangre el rey es de tan buena su piojo Su discurso atesoró a Cervantes, Lope, Calderón... y fue pura delicia. Tomen nota de un resumen libre El bravo se levanta tarde. Su zorra (borrachera) está a medio desollar. Se lava poco y tras mirarse en el azogue la zanja que le santigua la cara (recuerdo de una cuchillada, o jiferazo de seis puntos, porque a veces es uno quien madru- ERNESTO AGUDO Entre nobles no me encojo... Este anecdótico episodio viene muy a cuento porque ayer lo rescataba Gregorio Salvador en su discurso de contestación. Se citaron por internet: diez bravos acudieron. Con sus pancartas, ruidos de hojalata y ese desangelado fondo acústico de charanga, pandereta y cencerrada se celebró la votación. Y bastó una, la primera. Ayer, seis meses después, no había rastro de tamaños bravucones Tarde de gala en la RAE. Don Felipe abre la sesión a las siete de la tarde. Le acompañaban en la mesa la ministra Pilar del Castillo y el director de la RAE, Víctor García de la Concha. Cineastas, actores y escritores arropan al escritor en un salón repleto que aplaude a rabiar cuando Luis Ángel Rojo y Margarita Salas introducen al nuevo académico. Estar aquí es favor altísimo y honra siempre codiciada comienza sus palabras, con profundo respeto y admiración, el nuevo académico. Ocupará el sillón T vacante desde la muerte de Manuel Alvar, a quien rindió un emotivo tributo. Desde El húsar (1986) su primera novela, la crítica española (que no la extranjera) le negó el pan y la sal que Pérez- Reverte se ha ganado con limpieza de sangre, sudor a raudales, precisión documental, buen humor y eficaz prosa. Hoy, Pérez- Reverte es el escritor es- ga y otras veces nos madrugan otros) se compone los bigotes, que son fieros, que entre la gente de la carda o de la hoja la valentía se estima según el tamaño de los bigotes. El valentón se pone una lima (camisa) y enfunda luego las gambas en las cáscaras, las medias. Mira por la ventana. El tiempo no es malo; mejor capa que herreruelo. Requiere el chapeo (sombrero) cruza la plaza y su ojo advierte los trajines de la vida que late alrededor. El sitio es de posadas: bullen foranos, buscavidas, daifas de medio manto, acechonas encubiertas que traen dueñas para florear a incautos, ociosos y mendigos o capachas con mutilaciones. Llega hasta una taberna porque el vino es turco (no ha sido bautizado con agua) Entra el rufo en la bayuca retorciéndose los bigotes, piando de la bufia (bebiendo) y se sienta con otros dos matachines que, como él, viven a lo de Dios es Cristo y cargan sobre el hígado más hierro que la cárcel de Sevilla. Los tres bravotes garlan de la vida y de sus cosas. Y hablan de Nicasio Ganzúa, prestigioso archimandrita de la Heria, azote de garitos y pinares (mancebías) que despachó a su propio padre y a dos que pasaban por allí, sólo porque el padre le dijo mientes por la barba Nuestro Roldán decide que peñas y buen tiempo. Y le dice al mozo de la puerta: ...Por vida del rey de espadas que no hay bastantes hombres aquí para quien, como yo, ha reñido cien veces y matado a quinientos, y eso en ayunas. A fe de quien soy, y no digo más. Y quien dijese lo contrario, miente ...Y luego, encontinente, caló el chapeo, requirió la espada, miró al soslayo, fuese y no hubo nada

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