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ABC MADRID 05-06-2003 página 12
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ABC MADRID 05-06-2003 página 12

  • EdiciónABC, MADRID
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12 JUEVES 5 6 2003 ABC Nacional Bomberos y personal sanitario trabajaron intensamente durante todo el día para rescatar los cuerpos DANIEL G. LÓPEZ La veintena de víctimas del Talgo quedaron atrapadas en un horno que ardió a 1.800 grados Algunos cadáveres estaban carbonizados y sufrieron horribles mutilaciones b Los trabajos de rescate conti- nuarán durante toda la noche con equipos especiales. Se da por seguro que hay diecinueve muertos y siete personas desaparecidas PABLO MUNOZ CHINCHILLA (ALBACETE) El día después de la tragedia de Chinchilla, en la que podrían haber perdido la vida más de veinte personas, amaneció triste, frío, en un silencio apenas roto por palabras dichas a media voz que evocaban recuerdos de unas imágenes que nadie quiso haber visto jamás. Allí, sobre la vía, ocho horas después de la catástrofe, permanecían los restos aún humeantes del Talgo MadridMurcia- Cartagena y los del mercancías que se dirigía desde Murcia a la estación madrileña del Abroñigal. Lo peor es que todo había sido producto de un terrible error humano cometido por el jefe de circulación de la localidad albaceteña que había puesto el semáforo en verde para que el convoy de pasajeros saliera de esa estación sin darse cuenta de que ese tramo de vía, todavía única como muchos miles de kilómetros en España, ya estaba ocupada por otra unidad. Para mayor desesperación, el protagonista del error estaba bien considerado profesionalmente y nadie se explica lo sucedido. Nada más llegar al lugar de los hechos es fácil imaginarse la violencia del impacto: la máquina del mercancías, que a punto estuvo de dar con los cables de alta tensión que hay en la zona, cayó sobre los primeros cuatro vagones del Talgo la máquina, la cabeza tractora y los dos de clase preferente- -y todo el conjunto quedó en llamas, que también afectaron al restaurante del tren de pasajeros. Todo eso se había convertido en un montón de hie- rros retorcidos, sí, pero cuando los expertos explican las circunstancias del choque frontal a nadie puede extrañar tanta destrucción: el impacto se produjo cuando los convoyes circulaban a más de cien kilómetros por hora, que en el caso del tren de pasajeros no puede considerarse excesiva. Incluso, algunos dicen que dentro del atroz suceso ha habido algo de suerte: finalmente no hubo nube tóxica si el primer o segundo vagón del mercancías hubiese llevado un líquido inflamable todo habría quedado arrasado en 500 metros a la redonda- -la máquina no tocó el cable de alta tensión, el lugar del suceso es accesible y, finalmente, el hecho de que el Talgo no descarrilara aminoró la gravedad de lo ocurrido. Desde el primer momento, por tanto, se temió que el número de víctimas fuera muy elevada, y según avanzó la negra madrugada se confirmaron los malos augurios. Había mucha gente atrapada entre los vagones afectados y, desde luego, era imposible que salieran vivos de aquel infierno. Una vez más, los técnicos arrojaban luz sobre el particular y el jefe del Cuerpo de Bomberos de la Diputación de Albacete, Antonio Peinado, explicó que pruebas realizadas en laboratorios para comprobar las temperaturas que se alcanzan en estos incendios indican que poco después del suceso en los vagones en llamas se llegó a los 1.800 grados centígrados. Prácticamente, un horno crematorio en el que es imposible, salvo milagro, la vida. Precisamente, esa certeza fue la que llevó al juez de guardia a decidir paralizar el salvamento aproximadamente a medianoche, una vez extinguidas las llamas. Las condiciones de visibilidad eran malas, los trabajos peligrosos y ya nada podía hacerse por las víctimas. La hora fijada para el reinicio de los trabajos fue las seis y media de la mañana, al alba, aunque lo cierto es que ya desde media hora antes expertos de la Policía Judicial de la Guardia Civil intentaban adelantar algo el trabajo y con sus linternas buscaban entre los vagones destrozados a posibles víctimas. El silencio, al igual que a lo largo de toda la noche, era por momentos sobrecogedor. Las potentes grúas aguardaban el momento de comenzar a funcionar, mientras en helicóptero llegaba a la zona un equipo de especialistas en identificación de personas de la Di-

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