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ABC MADRID 07-03-2003 página 14
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  • EdiciónABC, MADRID
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14 El conflicto de Irak CONTROVERSIA EN LA ONU VIERNES 7 3 2003 ABC Blair, dispuesto a atacar, incluso con un veto Tony Blair, afirmó ayer que está dispuesto a ir a una guerra contra Irak aunque uno o más países de la ONU veten una segunda resolución para autorizar una intervención militar. Si uno o varios países aplicasen su derecho a veto y yo pensase que lo están haciendo de forma no razonable, entonces, en esas circunstancias, yo apoyaría un ataque, dijo Blair en un debate con jóvenes de diez países, entre ellos de España, organizado en Londres por la cadena musical MTV. Pero estamos luchando muy duro- -precisó el primer ministro- -para obtener la aprobación a una segunda resolución, y yo aún creo que lo conseguiremos. No quiero hacer las cosas al margen de la ONU Blair indicó también que una forma de evitar un nuevo conflicto en el Golfo Pérsico podría ser el abandono del poder del presidente de Irak. Kofi Annan y Jeremy Greenstock, embajador británico ante la ONU, durante su intervención ayer en la sede en Nueva York AP Inglaterra, EE. UU. y España modifican su resolución en busca de un compromiso Días y no semanas a Sadam para que se desarme o afronte la guerra ALFONSO ARMADA CORRESPONSAL NACIONES UNIDAS. Las posibilidades de parar el reloj de la guerra se extinguen por momentos y lo que ahora tratan británicos, estadounidense y españoles es lograr el máximo apoyo legal en un Consejo de Seguridad que sigue extremadamente dividido. Para intentar atraer al menos nueve votos entre los seis países que aún no han tomado una decisión, el eje Inglaterra- España- EE. UU. pretende presentar una enmienda a la resolución 1441 que dé a Sadam Husein días, no semanas para que pruebe su total cooperación con el desarme antes de abrir la caja de los truenos. El Consejo de Seguridad celebra hoy una nueva sesión al límite para escuchar los nuevos informes del jefe de los inspectores de armas, Hans Blix, y del director de la Organización Internacional de la Energía Atómica, Mohamed el Baradei, aunque después de que el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, diera el miércoles por fracasada la misión, parece harto difícil que los once ministros de Asuntos Exteriores, un viceministro y tres embajadores que se sentarán hoy a la mesa en forma de herradura del órgano con más poder de la ONU logren articular las palabras necesarias para alcanzar un acuerdo común sobre qué hacer con Irak. Fuentes diplomáticas europeas confirmaron ayer que después de la cumbre franco- ruso- alemana celebrada en París el miércoles, y en la que quedó claro que los dos países con derecho a veto en el Consejo (Francia y Rusia) no dejarán que triunfe una resolución que cancele las inspecciones de armas y autorice el uso de la fuerza contra Irak, se trata por todos los medios de minimizar el daño tanto para quienes tratan de vender la guerra como inevitable y para la ONU y la quiebra, probablemente fatal según The New York Times, del sistema de seguridad colectiva creado al término de la Segunda Guerra Mundial. Invasión y cambio de régimen Mientras España trata de disimular el malestar creado por la decisión de la Casa Blanca de dejar en la recámara el desarme que establece la resolución 1441, y proponer abiertamente invasión y cambio de régimen, la cuestión no es ya tanto evitar la guerra como contar los efectivos a favor de las respectivas posiciones para la batalla de la legalidad internacional y la opinión pública. Aunque las presiones han sido irresistibles sobre México, Chile, Pakistán, Guinea Conakry, Angola y Camerún (los seis miembros no permanentes que todavía no se han decantado por ningún bando, aunque han dejado caer siempre que han tenido oportunidad su posición favorable a que las inspecciones sigan adelante) y todo lo que se tenía que ofrecer ya ha sido ofrecido lo cierto es que nadie se mueve sin observar con el rabillo del ojo a los otros. Hay días en que parecen haber optado por la posición anglo- hispano- estadounidense, y de repente los que habían prometido el voto se vuelven atrás cuenta un diplomático. México se considera una figura clave, ya que de su deshoje dependería el de Chile y el de algún titubeante africano. Tanto el embajador mexicano, Aguilar Zinser, como su colega chileno, Valdés, han pedido a los P- 5 (los cinco miembros permanentes y con derecho de veto) que les eximan del agrio cáliz y se pongan de acuerdo entre ellos, pero el diálogo entre París y Washington está hecho pedazos. México cree que las inspecciones están funcionando y que se debería dar meses, no semanas a los inspectores para que siguieran trabajando en Irak. Aunque las presiones del vecino del norte, su principal socio económico, han sido fortísimas, la opinión pública mexicana sigue mayoritariamente en contra de la guerra, y las promesas de revisar las condiciones de los tres millones de trabajadores mexicanos sin papeles caen en terreo desconfiado: si el presidente George W. Bush prometiera tal cosa- -que no se ha producido- -faltaría el voto del Congreso para darle carta de naturaleza. Otras fuentes cercanas al Consejo indicaron que si EE. UU. Reino Unido y España no lograran amarrar el voto mexicano (y por lo tanto el chileno) ca- si con toda seguridad retirarán una resolución que en cualquier caso no tiene prácticamente ninguna posibilidad de prosperar tras la promesa franco- rusa de hacerla descarrilar. Preguntado ayer a la entrada en la sede de la ONU por si pensaba utilizar sus buenos oficios para aproximar enemistades en el seno del Consejo, Kofi Annan, el secretario general de la organización que corre el riesgo de caer en la irrelevancia, dijo ayer: Estoy trabajando muy duro, encareciéndole a la gente para que busquen un compromiso, alcancen un terreno común Posiciones muy duras Annan, que calificó de muy duras las posiciones existentes hoy día en el Consejo (por un lado EE. UU. Reino Unido, España y Bulgaria, consideran que el tiempo de Sadam se acabó; por el otro, Francia, Rusia, Alemania, China y Siria, creen que las inspecciones funcionan y sirven para desarmar a Irak) tenía previsto conversar con cada miembro permanente en privado. Aunque el propio portavoz del secretario general negó que la ONU trabajara con algo más que planes de evacuación para sus 800 empleados en Irak en caso de guerra y de emergencia para la catástrofe humana que el bombardeo y la invasión desencadenarán, lo cierto es que altos funcionarios han esbozado, como mera hipótesis escenarios de reconstrucción física y política del país del Eúfrates y el Tigris. En los pasillos se vuelve a evocar el caso de Kosovo, cuando la OTAN, con Washington al mando, orilló al Consejo para evitar el veto ruso, y tras la guerra pidió a la ONU que se hiciera cargo del país. Pero el envite, la división y las consecuencias son esta vez infinitamente mayores admiten en la oficina del portavoz del secretario general, mientras se niegan a pensar que el organismo esté en peligro de muerte.

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