ABC MADRID 28-06-2002 página 3
- EdiciónABC, MADRID
- Página3
- Fecha de publicación28/06/2002
- ID0004809014
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ABC VIERNES 28 6 2002 LA TERCERA SEGÓBRIGA N mayo del 95 y en mayo del 97 escribía yo en ABC sobre Segóbriga. La gran maravilla, el festival de teatro griego y latino de los profesores y los estudiantes de Bachillerato, miles y miles, y luego muchos más, siguiendo esa iniciativa, en toda España. En medio del páramo, en la ciudad de la victoria primero celtíbera, luego romana, cristiana también, está el hermoso teatro. Bajo la lluvia y, a veces, la tempestad, oíamos el lamento de Jerjes o de Fedra, la burla tan seria de Lisístrata, las travesuras de Plauto. Y oíamos a Séneca, a Menandro y a Terencio. Piezas que no se veían en otros lugares. Los chicos venían en sus autocares desde trescientos o cuatrocientos kilómetros con sólo un bocadillo, reían, jugaban y lloraban, daban vida a las viejas piedras. Y las respetaban. Era un tiempo fuera del tiempo, una verdadera fiesta, yo diría que casi una venganza de viejos, ilustres dramaturgos cuya voz taladraba las centurias y que se mostraban vivos tras tantos intentos de acabarlos. Yo no era allí nadie especial, aunque, amistosamente, se me invitaba a cerrar el festival con unas palabras que eran de pura emoción deslumbrada. Lo patrocinaban la Junta de Comunidades de Castilla- La Mancha, la Diputación de Cuenca, la Caja de Ahorros de Castilla- La Mancha, la Sociedad Española de Estudios Clásicos y no sé cuántas instituciones más. Se podía encontrar presidiéndolo a Esperanza Aguirre, cuando era ministra, o saludar al consejero de Cultura de Castilla- La Mancha. Pues bien, todo está en riesgo. Este año el festival, disminuido, ha transcurrido sin pena ni gloria. Se había decretado que sólo hubiera en el teatro tres representaciones. Las demás se intentó hacerlas bajo una carpa. Como si fuéramos el circo. Para una carpa no hace falta ir a Segóbriga. Carecía, además, de condiciones mínimas. Profesores y alumnos- -Fuenteovejuna, todos a una- -se negaron. Y al fin, bajo presión y en el último momento, hubo un acuerdo y se pusieron las obras en el teatro. Pésimo ambiente. Aun así, un público de millares y millares. La situación se salvó como se pudo, pero queda el problema del futuro del festival. Muchos no fueron porque nos les atraía la idea de la carpa, y los que fueron vivieron momentos de esos que estropean una fiesta. Y todo por una decisión puramente local. Ya habíamos sufrido antes otras, cuando alguien plantificó en mitad de la escena, estorbando la vista, una estatua romana que había errado el camino. Aparte del terrible abandono que supone no tener ni siquiera instalaciones higiénicas. En fin, las instituciones autonómicas y del gobierno que deberían remediar todo eso. El mal está ya hecho por este año: espero que el próximo algún dios del Olimpo o algún político sensible haga volver las aguas a su cauce y procurar tranquilidad y decoro a un festival que es importante para toda España. El presidente de Castilla- La Mancha, Bono, es un hombre sensible a la cultura, lo mostró con la gran biblioteca que asentó en el Alcázar de Toledo. Y lo es Luis Alberto de Cuenca, secretario de Estado de Cultura, que editó y tradujo EN RIESGO actuales. Revestidos de la letra antigua, de los mitos antiguos, llegan al público. Hay un hilo, un contacto. Ha evitado Segóbriga contaminaciones a la moda. Porque de cuando en cuando se ponen en escena en España y otros países de nuestro mundo piezas de teatro griego y latino que sólo son salvadas, a veces, por actores o actrices excelentes. Los textos suelen ser mediocres, por ignorancia o por los miríficos efectos del diez por ciento o por las dos cosas. O por creer que el texto no interesa, sólo el juego escénico. Tenemos en Segóbriga los puros textos antiguos. Nadie va de creador. Nadie planta su ego en la escena para meter en una pieza antigua aquello que, a su juicio, habría debido decir el autor- -que no era, imaginan esos adaptadores, tan inteligente como ellos- El caso es que el teatro estudiantil, en Segóbriga y fuera, pues la semilla ha prendido, es una brisa de aire fresco, una unión de los tiempos y de los países, una reflexión solidaria. Y ya ven lo frágil que era esta fiesta, Autonomías y Gobiernos y patrocinadores de títulos sonoros parece que ni son consultados. Las representaciones de teatro clásico son raras en España y con frecuencia mediocres o menos. No hay tradición de teatro clásico grecolatino: debería haber una Compañía Nacional, como la del teatro clásico español. Se lo sugerí a Miguel Ángel Cortés cuando era secretario de Estado de Cultura. Segóbriga es lo mejor que tenemos. Y ya ven. En tanto, Mérida es cada vez más ajena al teatro clásico. Este año riza el rizo anunciando una cosa a base de la acrópolis y el 11 de Septiembre. Mil extravagancias he visto allí, ya no voy (pero hay también allí, me dicen, un festival estudiantil que merece la pena) Alguien debería conseguir que el teatro clásico volviera a tomarse en serio en todas partes. Yo sufro oyendo los textos que se ponen en escena. O echando de menos los que no se ponen. No así en Segóbriga. Pero ahora todo está en el aire. ¿Qué pasará el año que viene? Harían falta decisiones rápidas y, sobre todo, información precisa, para evitar sorpresas. Tengan en cuenta que la preparación del festival empieza en Octubre. Desde ahora mismo deberían intervenir los que tengan autoridad para tomar decisiones. No es un tema local, es mucho más que eso. Si hay algo que retocar en el teatro mismo o en la organización del festival, que se prevea desde ahora. Que se cree la infraestructura que falta. Pero que Segóbriga reciba, desde ahora, la atención que merece. Desde los tiempos ya lejanos en que visité Segóbriga con Martín Almagro, su excavador, hasta los de su hijo también Martín, excavador también, y en todo el tiempo de la dirección del festival por Aurelio Bermejo, que es el de tantos profesores amigos que no nombro porque me dejaría a muchos fuera, y cada año en el momento de las representaciones, a lo largo de todo lo que es ya una época, a través de Segóbriga ha pasado la vida de miles y miles de amigos del teatro clásico. Intranquilidad e improvisación como la de este año no pueden repetirse. E El teatro estudiantil, en Segóbriga y fuera, pues la semilla ha prendido, es una brisa de aire fresco, una unión de los tiempos y de los países, una reflexión solidaria conmigo a Eurípides. Pues ahí están Medea e Hipólito pidiendo amparo. Claro está, como siempre, se alegará que las representaciones estropeaban el teatro. No lo creo y tampoco aquellas gradas son las de los Propileos, sólo unos modestos asientos. Si hay un deterioro será mínimo, como el de las sillas de mi casa, algo reparable. Y si hay que reforzar algún contrafuerte, que lo refuercen. Vean Mérida, que es mucho más. Y vean docenas de teatros romanos en torno a todo el Mediterráneo: se ha hecho alguna reparación indispensable, pero los teatros se iluminan todos los veranos con las piezas antiguas. Aquí seguimos improvisando, ¿No compensa de todo con creces esa vuelta a la vida, esa continuación, hoy, del juego sacro y eterno para el que fueron creados los teatros? No seamos tan exquisitos, la vida y el arte tienen sus derechos. No tiremos por la ventana lo que tenemos. Yo, si digo verdad, y no hay motivo para no decirla, disfruto con las representaciones de estudiantes, que yo mismo en un tiempo dirigí por toda España, más que con las de los profesionales. Tienen, sin duda, a veces, los defectos del aprendiz que no ha madurado. Pero esos aprendices, con los profesores que los dirigen, vienen honradamente a traernos el mensaje antiguo, que es actual también. El amor, el odio, la venganza, la paz, hasta la barbarie, son siempre FRANCISCO RODRÍGUEZ ADRADOS de la Real Academia Española