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ABC MADRID 29-12-2001 página 74
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  • EdiciónABC, MADRID
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74 ESPECTÁCULOS SÁBADO 29- 12- 2001 ABC CLASICA SOMBRAS DE NUEVA YORK Un meritorio Pauius I- XII Ciclo de la U. Politécnica. Sinfónica de Castilla y León. Coro de la U. Politécnica. Dir. S. Más. Oratorio Pauius de F. Mendel ssohn. Auditorio Nacional. Madrid. Transformación del alma En concierto que asumía la doble condición de serlo de Navidad y de cubrir una fecha más del duodécimo ciclo de la Universidad Politécnica, ha habido ocasión de oír el primero de los dos grandes oratorios de Félix Mendelssohn, Pauius su opus 36; muy poco frecuentado, por lo menos entre nosotros. Y las impresiones, siempre interesantes y enriquecedoras, le han resultado a quien firma un punto contradictorias también. En cuanto se refiere a la- Í obra en sí, siguió pareciéndome un mendelssohn un poco amazacotado, pero como no faltan en ella sentidas y elegantes incrustaciones del verdadero y auténtico, el conjimto ofrece tantas dosis de heterogeneidad que lo hacen harto difícü de explicar y de acomodar desde el podio. Con la casual coincidencia- -y admítaseme la digresión- -de que en im concierto reciente concurría parecida cuestión, en cuanto a singularidad del carácter de la página en él ofrecida en relación con las características generales de su creador- -y me refiero a La Infancia de Cristo de Berlioz- pero en la dirección exactamente opuesta. Si La Infancia representa en Héctor Berlioz excepcionales modos de serena apacibilidad, la energía expresiva y el talante poderoso que predominan en el curso del Palus no son tampoco las señas de identidad capitales del músico alemán, aunque tampoco falten pasajes en los que sí se refleja su auténtica faz. Por eso, si oportuna ha sido la r programación de este oratorio, no lo ha sido menos para demostrar cómo el director barcelonés Salvador Más sabe adecuar una línea discursiva de continuidad no del todo limpia en su origen. Y obtener una respuesta exacta en los ataques, con buen sentido general del fraseo interno y con excelente aprovechamiento de los contrastes dinámicos, de dos conjuntos: la Orquesta Sinfónica de Castilla y León y el Coro de la propia Universidad Politécnica en el que tan espléndida labor de- sarroUa José de Felipe. En la más que meritoria versión de obra tan diñcil de ahormar, colaboraron corno solistas, en prestaciones en todo caso musicales e integrados en suficiente medida en sus personajes: la soprano MajeUa Cullagh, la mezzo Raquel Pierotti, el tenor Hans Peter Blochwitz y el barítono Detlef Roth. Leopoldo HONTAÑÓN Un momento de Metamorfosis la mejor obra del año, según Time de la cartelera neoyorquina In nova fert animus mutatas dicere formas corpora: di, coeptis (nam vos mutatis et illas) adspirate meis primaque ab origine mundl ad mea perpetuum deducite témpora carmen ary Zimmerman tuvo su particular encuentro con la verdad del teatro a la edad de cinco o seis años, cuando en los bosques cercanos a la casa de Londres donde jugaba se dio de bruces con una compañía que ensayaba El sueño de una noche de verano y lo que desde im primer momento le fascinó fue ver adultos haciendo como si fueran otros. Esta estadounidense de Nebraska ha vuelto una y otra vez sobre ese instante de su infancia, que de alguna manera ha recreado en sus muchas aproximaciones al mundo clásico y que esta temporada ha cuajado en el oíf- Broadway uno de esos espectáculos que a uno le reconcilian no sólo con el teatro como el arte más emocionante sino acaso ima de las llaves maestras capaces de darle sentido a la existencia tan atribulada y escasa de sentido que arrastramos. La revista Time tuvo menos dudas para celebrar Metamorfosis como la mejor obra del año de la cartelera neoyorquina que para descartar a Osama bin Laden frente al alcalde Rudolph Giuliani como figura del año Es importante hablar acerca de lo incomprensible, de lo ambiguo... YJhacerlo tanto pública como íntimamente dice uno de los personajes de esta recreación de los mitos de Ovidio que Mary Zimmerman, a quien le gusta llegar a los ensayos sin texto y escribir después en casa las escenas, a partir de las improvisaciones de los M actores, ha concebido y dirigido en torno a ima piscina de agua verdadera en Second Stage. Tal ha sido el éxito de Yjesta Metamorfosis deslumbrante Y que el montaje pasará a la cartelera de Broadway el próximo marzo. A partir de una serie de mitos reconocibles unos y más oscuros otros (el rey Midas, Orfeo, Faetón, Mirra, Eros y Psique, o Baucis y Füemón, cuyo máximo deseo es completar su amor muriendo al mismo tiempo) Zimmerman sazona con elegancia y humor ingredientes tales que parecen fabricar un sueño ante los ojos perplejos de los espectadores, que se vuelven niños en la inocencia de ver por primera vez y adultos en la capacidad de comprender que lo que ven es ficción y sin embargo verdadero es decir, teatro que maneja soplos de vida cuando xm cigarrillo sirve para escenificar cómo Dios creó la luz, o un actor hace olas con sus brazos para mostrar ima tormenta en el mar. UNA CATARSIS OPORTUNA Y nada más elocuente que esa piscina creada por el escenógrafo Daniel Ostling e iluminada con esquirlas de sueño por T. J. Gerkens, que en un principio pudiera parecer una ostentosa boutade neoyorquina y que sin embargo es aquí lecho y metáfora palpable de las transformaciones que los actores realizan ante los espectadores, pero sobre todo con su complicidad, mientras pasan de narradores a sumergirse en las aguas de su propio destino, para demostrar cómo las consecuencias de haber vivido son el sufrimiento y la luz, el dolor y la experiencia, el placer y la desdicha. Acaso, como señalaba en su fervoroso comentario Ben Brantley en The New York Times esta forma de catarsis ha llegado a Manhattan en el momento en que más la necesitaba, con todos los poderes transportadores de la narrativa y de la técnica teatral cuando la ciudad trata de sobrellevar las heridas de un terror ciego e indiscriminado. En la escena final, cuando Y después de haber desdeñado todo tipo de señuelos, Y Baucis y Füemón abrazan la muerte simultánea que ambicionaban, los actores llenan el estanque de candelas flotantes mientras un murmullo de palabras musitadas sirven de contrapunto verbal a la luminosidad del alma: el momento es tan hermoso e irrepetible que parece como si el amor hubiera vencido verdaderamente a la muerte y una noche de teatro nos hubiera transformado para siempre. Las lágrimas que brotan al mismo tiempo que los aplausos son la prueba más elocuente que podemos aportar de que el misterio del teatro, esa extraña forma de vida, puede darnos pistas preciosas del lugar donde se manifiesta y deposita la experiencia. O en las propias palabras de Ovidio en el proemio (traducido por Consuelo Álvarez y Rosa María Iglesias) que abre los casi 12.000 hexámetros de su poema narrativo que nos sigue subyugando siglos después de que fuera escrito y de que sus amigos lo salvaran de las llamas: Mi inspiración me Ueva a hablar de las figuras transformadas en cuerpos nuevos: dioses, sed favorables a mis proyectos (pues vosotros mismos ocasionasteis también esas transformaciones) y entrelazad mi poema sin interrupción desde los albores del origen del mundo hasta mi época Hasta nuestra época de penumbra, palabras huecas y angustiosa necesidad de luz. Alfonso ARMADA

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