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ABC MADRID 03-05-2001 página 149
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ABC MADRID 03-05-2001 página 149

  • EdiciónABC, MADRID
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Desde la fe 3- V- 2001 29 L ace algo más de un año, uno de los autores de este nuevo libro de la colección Studia Semítica Novi Téstamenti, fruto especialmente valioso del espléndido trabajo que, sobre el trasfondo arameo de los evangelios, viene realizando el profesor Mariano Herranz y sus discípulos- -la llamada Escuela de Madrid- ya adelantaba en estas páginas (Alfa y Omega n. 200, de 17- 112000) el sorprendente hallazgo de un testimonio singular a favor de la antigüedad y del valor histórico de los relatos evangélicos, que constituye el objeto del volumen que ahora ve la luz. El lector encontrará en este libro dos cosas que le sorprenderán fuertemente: que san Pablo no escribió sus cartas en griego, sino- como en éstas mismas se descubre- en arameo; y que él mismo atestigua la utilización por parte de las comunidades cristianas, como lectura sagrada en la Eucaristía del domingo, de escritos evangélicos, es decir, escritos en que se narran los hechos y dichos de Jesús, los que posteriormente serán llamados evangelios. To aiESWWSIODESAÍíPABI. O do parece indicar- el testimonio está en la segunda Carta a los Corintios (escrita entre tos años 54 y 57) -que el evangelio según san Lucas era proclamado por todas las Iglesias. La fecha de composición de los evangelios, por tanto, hay que retrotraerla y situarla necesariamente dentro de los diez primeros años después de la muerte y resurrección de Jesús, y muy probablemente de los cinco priLos evangelios, meros. Ante las cosas nuevas que, ciertamente, le sorprenderán proclamados y a en las al lector en este Ubro, y hasta le resultarán incomprensibles comunidades paulinas en un primer momento, los autores, Juüán Carrón, profesor titular de Nuevo Testamento en la Facultad de Teología l ulo: Cuándo fueron escritos los evangelios. San Dámaso, y José Miguel García, asimismo profesor en dicha Facultad, le invitan a que no se desaliente a las priEl testimonio de Pablo Autor: Julián Carrón Pérez y José Miguel meras páginas, sino que siga adelante, ofreciendo el sabio consejo que ya diera en el prólogo de la Subida del Monte García Pérez Editorial: Ediciones Encuentro- Fundación Carmelo san Juan de la Cruz: Ypor cuanto esta doctrina es de la noche oscura por donde el alma ha de ir a Dios, no San Justino se maraville el lector si le pareciere algo oscura. Lo cual entiendo yo que será al principio; mas, como pase adelante, irá entendiendo mejor. BROS H P U N T O jbE V I S T A La educación en valores C J A N CARRÓN PÉREZ JOSÉMGllGáRCÍAÉE uéntase que en un teatro de Atenas se celebraba una representación teatral a la que habían sido invitados los embajadores espartanos. Cuando el teatro estaba lleno, entró un anciano y trató inútilmente de hallar sitio libre. Unos jóvenes atenienses que velan los esfuerzos del anciano por acomodarse comenzaron a reírse de él irrespetuosamente. Al ver esto, los embajadores de Esparta, acostumbrados o venerar a sus mayores, se levantaron y ofrecieron sus sitios al anciano. Todo el público del teatro, al presenciar la e cena, aplaudió a los embajadores. Es curioso- d i j o el anciano- los atenienses aplauden las virtudes, mientras que los espartanos las ejercitan. El trato a las personas, en lo que tiene precisamente de numano, no puede reposar solamente en la adquisición y aplicación de unas pautas aprendidas en un manual. Si lo hiciera, vendría a caer en lo impersonal. Un trato digno, por el contrario, ha de fundarse en un modo de contemplar y considerar a las personas que reconozca en ellas uno dignidad intangible que las hace únicas e irrepetibles. Y na de traducirse en gestos y acciones efectivas. Pero tal cosa, ese mocío de mirar y ese modo de obrar, no se improvisa ni se aprende en un manual de instrucciones, sino mediante el cultivo ético personal. Eso que ahora se llama lo educación en valores. Los valores son las distintas modulaciones y facetas del bien. Un valor es un bien que atrae. Asumidos en la vida personal, se traducen en actitudes o disposiciones positivas; son los valores humanos, que incluirían los ideales, los criterios y los hábitos positivos o virtudes. En su sentido más profundo, los valores asumidos configuran (a personalidad humana, es decir, la urdimbre psicológica y moral, y la orientación fundamental de la vida. N o son un barniz decorativo, un condimentó accesorio de la educación, políticamente correcto. Valores y actitudes éticas son la parte de la educación llamada a persistir siempre, incluso en una sociedad pragmótica como la nuestra. La educación en valores es mucho más que una asignatura, pero también es rhucho más que un tema transversal de los que están al uso. Se trata de formar a hombres y mujeres en quienes se pueda confiar. Si un maestro o maestra, un profesor, un padre o una madre, por ejemplo, poseen personalidad, atractivo y conciencia clara de su valor, los hacen presentes en todas partes. Los valores se suscitan. Se educan en y desde la práctica. N o basta con aplaudir las virtudes, hay que ejercitarlas. Los valores se aprecian cuando se viven y dejan de apreciarse cuando dejan de vivirse. Para ello se hace preciso el trato frecuente y habitual con personas que hagan brillar la virtud en su ser y en su obrar. Sólo las personas ricas en valores humanos pueden transmitirlos a través de lo educación. Esas personas son los verdaderos maestros, hombres y mujeres que viven lo que enseñan y que enseñan lo que viven. Andrés Jiménez Abad Alfonso Simón o es políticamente correcto sentirse orgulloso de haber exportado a las tierras colonizadas la cultura occidental, mucho menos la religión catóUca. Eso hay que silenciarlo... y vaya que si lo silencian los negros que escriben los discursos de nuestros mandatarios cuando viajan al otro lado del Atlántico: la religión ni se menciona en los viajes oficiales. Por un complejo de inferioridad, Occidente se siente avergonzado de su cultura y de su religión y ha dejado de creer en ellas. Así es que, negados los principios del bien y la verdad, para el relativismo ético, cultural y estético todo es igual. Todo son manifestaciones culturales: el tam- tam y la Novena Sinfonía, el tótem africano y la Venus de Milo... ¿Que exagero... Recientemente una antropóloga americana ha escrito textualmente: El canibalismo es una manifestación intrínseca y auténtica de una cultura, y por tanto digno de nuestro absoluto respeto. Y, como la manipulación donde inejor arraiga es en la ignorancia, los imperios coloniales se pasan por alto en los programas de Historia, y ya casi nadie sabe qué hicieron nuestros antepasados durante el siglo pasado en África, Asia o Australia. Por eso la publicación del libro de Cornelias, por la editorial Rialp, es todo un acierto. Primero, porque Cornelias es uno de los grandes historiadores- sus últimos libros son todos obras maestras- y, segundo, por el enfoque que hace este mismo autor, pues, a la a vez que describe lo sucedido, es capaz de realizar todo un certero diagnóstico de la crisis cultural en la que nos ha hecho embarrancar el relativismo. Javier Paredes N lüSÉlüISCOMElUS LOS GRANDES IMPERIOS COLONIALES i i! La colonización, a examen lítulo: Los grandes imperios coloniales Autor: José Luis Cornelias Editorial: RIALP L

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