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ABC MADRID 04-10-2000 página 3
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ABC MADRID 04-10-2000 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MIÉRCOLES 4- 10- 2000 EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA SOCIEDAD ANÓNIMA FUNDADO EN 1903 POR DON TORCUATO LUCA DE T E N A Yo soy danés E imagino que son muchos los españoles que han pensado ésto, a la ma- ñera de John Kennedy, an- te el anuncio de la derrota del euro en un referéndum en Dinamarca. Y que esta desconfianza sé extiende, para muchos, a todo el mecanismo de la Unión Europea. Solo que aquí los euroescépticos nunca han sido contabilizados, sin duda por miedo a conocer su número; Pienso que habría sido bueno convocar un referéndum: habría clarificado las cosas, en un sentido o en el otro. No estoy formulando opiniones mías, sino exponiendo un tema en que hay dos partidos y otro, seguro que el más amplio, que está en medio, dudoso. Los políticos y economistas es seguro que tienen sus razones. Pero, perdónenme, apenas se han explicado. Se ha presentado lo europeo como algo mirífico, que nos redime de Felipe II y del franquismo, nos quita el complejo de inferioridad. Esto no es suficiente, sin contar lo que nos hicieron sufrir para admitirnos (el precio de las naranjas y las verduras parece que era, al final, el, principal obstáculo) Y es más irritante eso de ya somos europeos que gritan algunos ignorantes. Somos europeos desde siempre. Y con UE o sin ella, con euro o sin él, somos innumerables los españoles que hemos recorrido Europa en misiones culturales o económicas y nos hemos hecho respetar. Y hemos hecho respetar a España. El problema es, entonces, que la posición favorable a las instituciones europeas, que sin duda es evidente por si misma para políticos y hombres de negocios, apenas ha sido explicada. Y que ello es necesario, porque todo salto a lo desconocido provoca miedo. La gente ve, en primer término, otros hechos, quizá de importancia secundaria, quizá mal interpretados, pero hechos que la condicionan. El euro, por ejemplo. Es ya una sombra que se infiltra en la documentación bancaria y en toda la económica. Es, para muchos, un molesto baUe de cifras, algo peor que innecesario. A veces no acabamos de ver, al primer golpe de vista, qué nos ingresan o qué ingresamos. ¡Y volvemos a los céntimos, que ya creíamos propios de la prehistoria! Es como la grande, presunta ventaja de usar la tarjeta de identidad en vez del pasaporte. No vemos la ganancia. Si acaso, ponernos en una cola y no en otra en los aeropuertos: a veces es rtiás larga la de los subditos de la CU. Como tampoco parece tan molesto el cambiar pesetas por dólares o francos. ¿Qué ve el público más amplio en la Comunidad Europea? Ve, por ejemplo, que nuestros ministros tienen que regatear y aun mendigar a encumbrados personajes austríacos o italianos para defender nuestra pesca o nuestro olivar. Que en un momento en que el Estado pierde terreno, dentro, ante las autonomías, lo pierde fuera ante auto- M ridades que a lo mejor nos ponen multas por producir demasiada leche. Y que algunas autonomías aprovechan la ocasión para comerle terreno al Estado yéndose a Estrasburgo o intentando llegar directamente a Bruselas. Por supuesto que ésta es una imagen parcial: pero existe. Como existe la imagen de la burocracia de Bruselas, bien pagada entre avión y avión. Sin duda eUo es inevitable: ¿quién, si no, viviría en Bruselas, con aquel mal tiempo, aquellos precios? Hace Somos europeos desde siempre. Y con UE o sin ella, con euro o sin él, los españoles hemos recorrido Europa años me llevaron a un jurado de un premio científico (yo iba más bien de adorno, estaba todo hecho) y me hospedaron en el Hilton. Pero tenía que comer y me quedé horrorizado ante el precio de un bocadillo. Disculpen este desvío: pero también las minucias y lo inevitable y los simples resentimientos dejan huellas. Hay ya tantísimas instancias políticas en España, ¡y está, una más! ¿Y las ventajas? No hay duda de que las hay, si no, no habría habido tanto nivel de acuerdo en la clase política. Pero no tan claras que alguien se atreviera a llevar el tema de im referéndum. Menos prudentes han sido los daneses. En fin, no hablo aquí de esas ventajas, sino de las que ve el hombre de la calle, ÑOR EDREDÓN Placer en el dormir 11 ¡NOTICIA BOMBA! DEL DÍA 4 AL 21 DE OCTUBRE SENSACIONAL LIQUIDACIÓN de 5.000 artículos FUNDAS DE SOFÁS Y SILLONES- FUNDAS NÓRDICAS- VOLANTES CUBRESOMIER Y CANAPÉ COLECCIÓN ANTERIOR AL 5 0 NUESTROS EDREDONES NÓRDICOS Y FUNDAS NÓRDICAS COL, ACTUAL incluso él profesional. Muchos se han enterado, en el campo, de que pueden pedir subvenciones prometiendo talar vides o plantar olivos o lino o cebollinos: palabra que a lo mejor no cumplen. Pues bien, incluso esos listos, que benefician sus bolsillos, se quedan con mala idea de Europa: una vaca lechera que se deja engañar. Porque la posibilidad de subvenciones es lo que más atrae. Esto es verdad, también, en el sector científico y cultural. Sin duda son, muchas veces, beneficiosas. Pero dejan el peso del calvario burocrático que hay que superar, de los pequeños trucos a que hay que acudir: colaboraciones europeas más o menos fantásticas, a veces. Todo poder se convierte en objeto de críticas: y más cuando es nuevo y no se ve hasta qué punto necesario, cuando encumbra a nuevos grupos y sectores. Cuando no es pedido claramente por la mayoría del pueblo, cuando se ve como un dios lejano que ya nos aplasta, ya nos trae el maná. Para mí- -y ahora hablo en nombre propio- -lo más frustrante de la Unión Europea es su inexistencia en el terreno cultural. Utiliza los antiguos símbolos- -Roma, Carlomagno, Erasmo, Sócrates- -pero no pasa de ahí. Parece que lo económico es lo suyo. Y, a partir de ahí, poco a poco lo político, que muchos ven como una amenaza. No lo eS lo cultural. Me limitaré a contar una anécdota. Por dos veces, en el 96 y el 99, siendo yo presidente de la Sociedad Española de Estudios Clásicos, logré que firmaran conmigo las cuarenta o cincuenta Sociedades europeas de estudios clásicos (y el presidente de la Federación Internacional) una carta al presidente de la Comisión Europea (primero a Santer, luego a Prodi) pidiendo que interesaran a los Gobiernos europeos en la enseñanza de las Humanidades Clásicas. Argumentábamos que Europa era una creación del espíritu griego y del romano, trasvasados a todos sus pueblos. Pues se salieron por la tangente. No tenían autoridad para ello ¡y no se les pedía una imposición, sólo un apoyo! Su reino terminaba, parece, en las sardinas, los olivos y las vacas. Algo así le escribí a un director de la Directioñ Genérale XXII, Education, Formation et Jeunesse al que Santer me había peloteado. En fin, a los que nos hemos pasado la vida haciendo Europa de aquí para allá, esta Europa nos parece un poco estrecha y sus ventajas no del todo claras. ¡Qué no será en el caso de muchísimos otros! Habría que explicarles, explicarnos bien el tema, no sólo con eso de ser, ahora, iguales que los demás, europeos Si no, me temo que haya muchos que se sientan daneses. O integrados más en el mundo que en Europa. Si hubiera un referéndum, temo que nuestros euroescépticos dejarían atrás el 53 por ciento de sus ocasionales compatriotas, los daneses. FRANCISCO RODRÍGUEZ ADRADOS 20 DTO. C Blasco de Garay, 36 Tel. 91 593 39 39 P de la Esperanza, 3 Tel. 91 517 34 11 de la Real Academia Española

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