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ABC MADRID 03-09-2000 página 75
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ABC MADRID 03-09-2000 página 75

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC DOMINGO 3- 9- 2000 75 Entrevista con Esperanza Roy En esta profesión tienes que encontrar a alguien que se enamore de ti y comprenda que apenas tienes un hogar. No puedes dedicarte a nada. No puedes ser una maruja do bailar con la más fea porque no voy con el glamo ur. Me encanta el glamour, pero yo, que comencé en la revista, glamour piu- o, quería saber que había- nacido para desenvolverme eri la vida y aprender más. UNA ACTRIZ DE REVISTA ¿Cómo puede mantener su vida personal sin involucrarla en el trabajo? -En esta profesión por fuerza tienes que encontrar alguien que te entienda, que se enamore de ti y comprenda que apenas tienes im hogar. No puedes dedicarte a nada. No puedes ser una maruja, y eso que me encanta ir a la compra y para mí casi es un lujo, ima válvula de escape. En mi vida hay personas que me ayudan a agrandarme. Personas que cuando era bailarina me dijeron que aprendiese flamenco. Y aprendí y estuve cinco años por Europa ganando muchísimo dinero, porque era una primera figura del music- hall. Gané ese dinero para venirme a España, comprarme un piso, tener un coche y, con unos cuantos amigos, tener mi propia compañía. Esto fue una lucha, porque aquí sólo se me abrieron las puertas de la revista: me consideraban vma loca bailarina que quería hablar, y eso no estaba de moda. Pero la revista fue para mí la escuela de arte dramático más interesante de todas; primero porque trabajaba y podía seguir estudiando; segundo, porque te enseña lo que tiene que hacer cualquier actor: dominar la escena. Tienes que estar en la escena como en el cuarto de baño de tu casa, sabiendo que los que están aUí van a aceptar todo lo que hagas. Cuando estuve en el TEC con WiUiam Layton, Miguel Narros, José Carlos Plaza y Aniold TaraboreUi, no me enseñaron dominio de escena, sino otras cosas. Por ejemplo a estudiar; yo era muy pere- zosa, y ellos me enseñaron que no sólo tienes que estudiar el papel que te toca, sino qué autor es, por qué escribió eso, en qué época le tocó escribir, qué psicología le puede dar a los personajes para que no estés engañada, porque si lo escribe otro autor en otra época tendrán otra psicología. Me ha apasionado hacer cosas para aprender; hasta cuando estaba haciendo cine comercial tremendo, sabía muy bien que tenía que hacerlo. No me ofrecían otro, pero te da la pauta de aprender el cine por dentro. Aparte, todos los días se acuesta en la cama un señor que, si hay alguien que sabe de cine en este país, se llama Javier Aguirre y es mi marido. ¿Cómo es Javier Aguirre? -Javier Aguirre es un hombre se- Antes las familias temían que les salieáe un l h ¡Jo artista por la inseguridad económica. Hoy se sabe que todos somos irregulares, y que somos como otras carreras i rio. No que sea serio, sino que se comporta seriamente con todo. Como hombre inteligente, tiene mucho sentido del humor; si no, legaría a ahogar mi vida. Pero también es una persona muy introvertida. Me gusta que las cosas que le gustan a Javier hayan coincidido con las mías, y al re- vés; aunque en mi caso sin su rigor. Me explico: él necesita tres días en una exposición para regodearse, pero yo tengo suficiente con vm día. Él va a profundidad y yo le digo: Tú estás aquí y yo voy a imas compras Pero ese único día yo lo disfruto, y me digo que qué suerte tener un hombre que, si no es por él, no sé que eso está. Él ha estudiado música, y yo he hecho ballet, donde te dan una educación musical fantástica. Luego le gusta, para qué te voy a contar, el cine. Tengo con Javier la temiu a de la vida por el ser humano. Hay cosas importantes en la vida que son minúsculas, y él te da una bondad tan gran- de... Luego hay otras cosas en las que discutimos y salimos echando chispas, pero eso es muy bueno para la adrenalina. Empezamos muy recelosos maestra vida íntima, porque creíamos que no íbamos a Uegar a encontrarnos el uno al otro. Yo no quiero preguntarle por qué está conmigo, porque somos inteligentes y sabemos que no es el sexo. Dijimos qué no íbamos a dvirar tres días, y llevamos veinte años. Él, como vasco, le da mucha importancia a la madre; la suya murió muy pronto, y la mía a los noventa y dos años, y él me dijo: Tú vas a vivir vma cosa muy importante con til madre, que es el ciclo de la vida; naces, necesitas de los otros, caminas a gatas, todo te lo tienen que hacer, subes al cénit, y vuelves a necesitar de los otros, a que te ayuden a andan Eso que me dijo él, y que he vivido con mi madre, es imo de los regalos más grandes que me ha hecho Dios. Pedro Manuel VÍLLORA

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