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ABC MADRID 31-08-2000 página 11
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ABC MADRID 31-08-2000 página 11

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC JUEVES 31- 8- 2000 11 Objetivo presupuestario AS cuentas públicas de los siete primeros meses del año revelan una eje ¡cutoria más que razonable, un buen trabaja Según la contabilidad nacional, al concluir julio, el Estado obtuvo un pequeño superávit. No obstante, en términos de caja (ingresos menos pagos) el déficit rozó los 900.000 mülpnes, en buena medida por la celeridad en las devoluciones de renta. En cualquier caso, lo evidente es que el Estado no tiene problemas parafinóinciarsus actividades, los ingresosfiscalesdan de sobra para PE ar los gastos e incluso abonar los intereses de la deuda y mejorar su estructura me- diante la amortización de los traüios más caros y su sustitución por deuda más barata y a plazos más largos. El objetivo de un déficit inferior al 1 por ciento del PIB, seguramente la mitad, es viable y razonable. Y ese objetivo hace posible pretender equilibrio presupuestario e incluso superávit para el próximo ejercicio. El presidente del Gobierno ha señalado y reiterado que el equilibrio presupuestario es un objetivo irremmciable en esta legislatura, y todo indica que cumplirá lo prometido. Si entramos en el detalle de las cuentas públicas, aunque la información disponible es insuficiente para análisis finos, hay zonas de sombra. La buena ejecutoria se basa más en el incremento de los ingresos +8 por ciento) fruto de un crecimiento mayor de lo previsto qué en la estabilización del gasto, que crece im 6 por ciento, unos puntos por encima de lo estimado. Hay que concluir, por tanto, que si el gasto se hubiera contenido en los términos previstos (tarea nada fácU por otro lado) el superávit presupuestario podría haberse alcanzado este ciño. Y en este asimto de las cuentas púbücas conviene andar despierto. La Administración norteamericana sabe lo que es el superávit presupuestario desde hace varios ejercicios y algunos países europeos y de la OCDE están en ese camino. La moda ahora, lo correcto, es no sumar déficit, no engordar la deuda pública. Más aún, la doctrina más común, lo que aprecian los mercados y califlca a los países de serios y creíbles, es precisamente reducir su masa de deuda. En España algunos empiezan a incomodarse ante el superávit presupuestario y conspiran contra él, buscan con celo motivos y causas para incrementar el gasto, destinos para el dinero que, aparentemente, sobra. Otros, recelosos del Estado, sugieren que lo mejor es reducir inmediatamente impuestos y encoger la bolsa 4 el Estado. Ni unos ni otros tienen toda la razón. Dado qUe el déficit acimiulado no es otra cosa que impuestos diferidos, facturas aplazadas que se presentarán al cobro a los contribuyentes antes o despenes, amortizar deuda es lo mismo que reducir impuestos. Y en ese sentido hay que animar al Gobierno para que dirija sus pasos. El recorte de impuestos debe plantearse desde la óptica de mejorar la administración ñscal, simplificarla, ganar en equidad y eficacia. Dos asimtos que tienen mucho que ver con elfisco han despertado la máxima sensibilidad de los ciudadanos durante las últimas semanas: los precios de los carburantes y el canon pagado al Estado por el uso del espectro por parte de las concesionarias de telefonía móvil de tercera generación (UMTS) Sobre ambos temas convendría conocer con más detalle, mejor en sede parlamentaria, las explicaciones del Gobierno. Las petroleras han dado muy pocas explicaciones sobre sus costes y sobre la factura de los carburantes que hoy agobia a varios sectores productivos (transportistas, E icultores... y su süencio justifica que se aprieten algunas tuercas al sector. En este campo cabría esperar un gesto del Gobierno para aliviar la presiónfiscala algunos de los consumidores finales de carburantes. Y respecto a las licencias de telefonía, donde tampoco han brillado las explicaciones, cabe también imaginar que el Estado tendría que optimizar sus ingresos. En cualquier caso, el objetivo del equilibrio presupuestario, o mejor del superávit presupuestario, debe ser irrenunciable y ambicioso. Y sobre el destino del mismo conviene abrir debate y acimiular argumentos. En principio parece más sugestivo y eficaz que lo que sobre se destine a amortizar lo que antes faltó. La violencia como método L calado de la dimisión del ministro del Interior de Francia, Jean- Pierre CheU vénement, supera con mucho un simple cambio ministerial achacable al berrinche de im político encastillado en su postura personal, irreductible, sobre el proceso autonomista abierto en Córcega. El dimisionario ha abieilo im debate que alcanza a toda la sociedadfrancesa, dividida casi a parles iguales entre los partidarios de conceder la autonomía a la isla y los que, como Chevénement, se oponen a la más leve descentralización legislativa en la República. Éstos últimos, incluso, son mayoría, al menos según las últimas encuestas, que aseguran que un 57 por ciento de los franceses están descontentos con la manera en que el primer ministro, Lionel Jospin, ha decidido iniciar el complicado proceso corso. PaiHendo quizás de esos sondeos, Chevénement se muestra dispuesto ahora, ya fuera del Gobierno, a formar un foro republicano que evite la deriva del Estado francés hacia el esquema autonómico. Con severas palabras, intenta capitalizar este movimiento cxjntrario a la descentralización, al considerar la senda abierta en los Acuerdos de Maitignon como im ataque a la definición misma de Francia como comimidad de ciudadanos Para él, la capacidad legislativa que podiía obtener la isla mecliterránea, aimque limitada, viene a profanar los principios esenciales de la V Repúbñca. Chevénement, que es considerado como uno de los referentes de la izquierda francesa- -quizás por el innegable afecto que aún despieirta en este sector su indeleble barniz jacobino- intentará una extraña peripecia supraideológica que aglutine también en torno a sú causa a la derecha y al nacionalismo. En síntesis, su marcha del Ejecutivo no significa m adiós, ha sido im placer sino, que tiene más pinta de ser un hasta luego, ahora nos vemos El pulso a Jospin está servido. El inevitable torbellino que su marcha provocará tanto en el, debate sobre el modelo de Estado como en el seno de la coalición gubernamental, se ve aderezado además por sus últimas reflexiones como ministro del Interior: Las minorías violentas que quieren imponer por la fuerza su leya la demcxiracia plantean un grave problema. Sobre eso hay que ser firmes Lo que podría resultar ima obviedad no lo es en absoluto. Chevénement ha tenido, en función de súcargo, tres años para mirar atentamente al otro lado de los Pirineos y darse cuenta de cómo la excesiva complacencia con los violentos ofrece nvQos réditos. La democracia facUita la más vasta gama de mecanismos que imo pueda imaginar para conseguir cualquier objetivo político que quepa en la ley, que, en su última ejqjresión, es el reflejo de la voluntad de la mayoría y el único camino posible pai lograr algo. En im sistema de libertades, la violencia como método no es más que un burdo chantaje, por mucha ideología, mucha raza y mucha historieta c n que se quiera vestir. PRESIDENTE DE HONOR GUILLERMO LUCA D E T E N A PRESIDENTE NEMESIO FERNÁNDEZ- CUESTA EDITORA CATALINA LUCA DE TENA DIRECTOR JOSÉ ANTONIO ZAHZALEJOS DIRECTOR ADJUNTO: José Luis González- Besada SUBDIRECTORES: S a n t i a g o C a s t e l o Rodrigo Gutiérrez, Carlos Maribona, José A n t o n i o Álvarez- Gundín. José Alejandro Vara JEFES DE R E D A C C i á N V. A. Pérez. A. Puerta (C o n t i n u i d a d) L. I. P a r a d a (O p i n i ó n) S. G u i j a r r o (N a c i o n a l) M. S a l v a t i e r r a (I n t e r n a c i o n a l) J. Fernández: Cuesta (S o c i e d a d) J. G. Calero (Cult u r a) J. A. Navas (Economía) E. O r t e g o (Deportes) A. L so (IVIadrid) F. Álvarez (TV- Comunicación) F. Rubio (Ilustración) A D J U N T O S AL D I R E C T O R I. Sánchez Cámara, R. Pérez- Maura S E C C I O N E S P. Duran (Continuidad) J. González (Opinión) A. Collado (N a c i o n a l) A. Pérez (I n t e r n a c i o n a l) R. M a e s t r e (Soc i e d a d) N. P u l i d o (C u l t u r a) F. C o r t é s (E c o n o m í a) J, C. Diez (D e p o r t e s) G. M u ñ o z (M a d r i d) A. G a r r i d o (D e l e g a c i o n e s) R. Rey (Diseño) J. Romeu (F o t o g r a f í a) PRENSA ESPAÑOLA, S. A. DIRECTOR GENERAL ABC: Víctor Niharra DIRECTOR GENERAL COMERCIAL: Ángel Doménech DIRECTORES: C. C o n d e (P e r s o n a l) J. Q u e s a d a (P u b l i c i d a d) J. M. Cea (Financiero) A. de Onís (Compras) M. G. Garzón (técnico y Producción) I. Sanz (Tecnología y Sistemas) J. Marina (Distribución)

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