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ABC MADRID 16-08-2000 página 23
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MIÉRCOLES 16- 8- 2000 INTERNACIONAL 23 Los demócratas recurren a los Kennedy para impulsar la candidatura de Gore Clinton escenifica un simbólico traspaso de poderes a su segundo en Los Ángeles Cuando los republicanos quieren animarse, recurren al icono de Ronald Reagan, el Cid Campeador de los conservadores norteamericanos. Y cuando los demócratas necesitan un empujón emocional sacan a relucir a los Kennedy. La gran saga política de EE. UU. -inasequible a desgracias y escándalos- -mantiene el valor de la marca inaugurada precisamente hace cuarenta años en Los Ángeles. LOS ÁNGELES. Pedro Rodríguez enviado especial a primera imagen que han visto los delegados durante el lanzamiento de la convención demócrata de Los Ángeles, ha sido la de John F. Kennedy, que tras un durísimo pulso logró hacerse en 1960 con la nominación presidencial de su partido en esta ciudad californiana. Con sólo proyectar la foto de JFK, los aplausos han retumbado en el estadio Staples Una cerrada ovación que se ha multiplicado anoche hasta el paroxismo cuando los últimos eslabones de la dinastía de origen irlandés han aparecido en cadena sobre el escenario. DESFILE DE TODO EL CLAN L El presidente de EE. UU. Bill Clinton, abrazaba durante la Convención Demócrata a su mujer Hillary y a su hija Chelsea Acaparando asiento de primera fila en la actualidad de Estados Unidos desde hace 45 años, por aquí han vuelto a desfilar los Kennedy qué han hecho de la vida política una especie de negocio familiar. No importa que Los Ángeles- -que ahora cumple las veces de capital de la cultura de masas sin fronteras- -haya sido también escenario en 1968 de una de las grandes tragedias del clan de Massachussets: el asesinato a tiros de Robert Kennedy en los pasülos del hotel Ambassador Con el fin de aupar en lo posible la titubeante candidatura de Al Gore y conjurar las dudas sobre sus credenciales progresistas, los Kennedy, tanto viejos como jóvenes, se han subido al podimn sirviendo como cheques certificados para garantizar el capital político del vicepresidente. En este sentido ha destacado la aparición del senador Edward Kennedy, que a pesar de sus legendarios problemas con Baco y Venus mantiene el tipo como patriarca de la familia y campeón de causas izquierdistas. Con su voz profunda e inconfundible acento bostoniano, Ted ha bendecido al vicepresidente insistiendo en que es la mejor alternativa para asegurarse que los beneficios de la buena fortuna económica de Estados Unidos alcanzan a todos sus ciudadanos, sin excepción. Este histórico personaje de los demócratas- -que en 1980 le hizo ima fatal sombra a Jimmy Cárter- -se ha visto acompañado por los jóvenes miembros del clan que aseguran que el apellido Kennedy no va a ser un fenómeno transitorio en las xu- nas de Estados Unidos. En papeles secundarios han aparecido el hijo del senador, Patrick Kennedy, que con mínimo esfuerzo se ha convertido en diputado por el minúsculo Estado de Rhode Island, además de ser xm experto en recaudar donaciones para su partido. También ha tenido su correspondiente turno Kathleen Kennedy Townsend, la hija del malogrado Robert, con una prometedora carrera que por el momento le ha permitido colocarse como teniente- gobernadora de Maryland. LA HIJA DE JFK Con todo, la aparición más sentimental, melancólica y nostálgica de la noche ha sido la de Caroline Kennedy Schlossberg. La única hija de John F. Kennedy ha recibido el tratamiento real, con discurso en la disputada franja de máxima audiencia, para recordar a su hermano John John, fallecido hace un año en un accidente de aviación frente a las costas de Nueva Inglaterra. Tragedia que privó a la incuestionable dinastía de su más fotogénico heredero. El emocionado discurso de Caroline ha reflejado su especial personali- dad. A los 42 años, la hija de JFK es un Kennedy apolítico, relativamente poco famosa y con muchas más pasiones intelectuales que el resto de la famUia. Casada con el diseñador Edwin Schlossberg y con tres hijos, destaca conio especialista en la Constitución de su país y ha colaborado en dos libros sobre libertades civiles y el derecho a la privacidad, del que tanto ha carecido su familia. En este desfüe nostálgico de Los Ángeles no ha importado que ima buena parte de los asistentes estuviera muy ocupada aprendiendo á andar y hablar cuando el presidente Kennedy u n t o a su inolvidable primera dama- -encandilaban al mundo en los años sesenta. La edad media de los delegados demócratas es de 41 años pero la ingente memoria de aquel mandato, conocido con la mágica etiqueta de Camelot, se resiste a terminar en el baúl de los recuerdos del Partido Demócrata. Junto a esta interesada mirada al pasado, los organizadores de la convención han convertido este martes en xma especie de válvula de escape para los sectores más izquierdistas del partido que no ociütan su frustración con el ticket Gore- -Lieberman, archi- conservador para los estándares demócratas. Por eso el mensaje de la noche ha sido una sucesión de plegarias sindicalistas y solidarias, con énfasis en la defensa del aborto y los derechos de los gay Cerrando filas ha intervenido BiU Bradley, el ex senador demócrata que ha intentado sin éxito adelantar por la izquierda a Al Gore durante las primarias del partido. Al igual que John McCain ha hecho con George W. Bush, el ex senador por Nueva Jersey ha respaldado al vicepresidente con todo el entusiashio que su lánguida ñgura es capaz de trasmitir. TRASPASO SIMBÓLICO La intensa jomada se ha completado con una simbólica trasmisión de liderazgo político escenificada por Bul Clinton y Al Gore en la plaza central de Monroe, un pueblecito de Michigan que desde 1992 ha visto su tasa de paro reducida de un 8,8 por ciento a un simbólico 2,2. Los dos han vuelto a repetir el baüe político que ya realizaron en 1988 Ronald Reagan y George Bush padre. Tras poner por las nubes a su segimdo calificándole como un líder excepcional el presidente se marcha de vacaciones y a Washington, abandonando definitivamente el centro del escenario demócrata. En este medido rendez vous electoral. Bul ha destacado cómo su leal socio Al Gore siempre ha estado ahí, en los días más difícUes, cuando nos hemos enfrentado a los problemas duros, de guerra y paz o de ir contra intereses organizados Destacando la preparación y sensibilidad tecnológica del vicepresidente, Clinton ha recordado que EE. UU. necesita alguien que entienda el futuro

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