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ABC MADRID 10-08-2000 página 11
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ABC MADRID 10-08-2000 página 11

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC JUEVES 10- 8- 2000 OPINIÓN U BREVERÍA i Sr- V Joe Lieberman Oportunismo electoral Un viejo tópico de la vida norteamericana- -la pretensión de que la comunidad judía se siente más cómoda tras los bastidores de las finanzas, la cultura y el espectáculo, y huye en cambio. de los primeros planos de la políticaha caído con el nombramiento del senador Joe Lieberman como candidato a la Vicepresidencia en los próximos comicios de noviembre. La elección hecha por el candidato demócrata a la Presidencia, Al Gore, ha sido como un disparo con cañones recortados en la campaña electoral estadounidense, acaparada hasta ahora por el bando republicano de George W. Bush, y así lo muestran las encuestas. Nadie como el senador Lieberman, considerado por algunos como un liberal de derechas, ofrecía tanto a Gore: lo políticamente correcto, por no hablar de lo económico, tiene en él una maravillosa simbiosis. Miembro de una minoría cultural- religiosa, que nunca ha llegado tan alto en las instituciones, látigo doméstico de las torpezas del presidente Clinton en el caso Monica Lewinski Lieberman ofrece a Gore la inyección de moralidad y de ruptura con el pasado que necesita para tutear a Bush en su campaña por recuperar la dignidad perdida en la Casa Blanca. Las críticas a la ortodoxia religiosa de Joe Lieberman tienen, por otro lado, escasa consistencia. John F. Kennedy, el único católico que ha llegado a ocupar el despacho Oval, también con él Partido Demócrata, demostró muy pronto lo falaz de las presuntas incompatibilidades venteadas por la élite anglosajona protestante. Además, la ortodoxia judía de. Lieberman se encuentra muy matizada por. su posición favorable al aborto, algo que sin duda ha facultado la decisión final de Gore. Lieberman reúne, sin duda, excelentes cualidades personales para el cargo al que aspira. Pero su nombramiento a dedo rezuma oportunismo electoral, y despierta la sospecha de que ha pesado más el oropel de sus circunstancias personales que sus propios talentos. O- pocos metros de Altamira, una obra descomunal puede estar causando daños que quedarán ocultos: cerca de la entrada de lo que pedestremente se ha dado en llamar la Capilla Sixtina del neolítico gigantescas taladradoras y grúas han hecho una obra subterránea. Se han removido enormes sillares a unos metros de las pinturas prehistóricas. La exigencia científica de cerrar las cuevas por el deterioro creciente, en 1981, llevó al Ministerio a la perplejidad. No sabían cómo enfrentarse con la opinión pública local, hasta que surgió una feliz ocurrencia: edifíquese al lado de las cuevas una gran instalación que acoja a cientos de miles de visitantes, con un museo y una réplica exacta. ¿Y por qué allí mismo? ¿Por qué tamaña obra subterránea en im lugar que debía estar arqueológicamente protegido? ¿Por qué los vecinos, cien metros más arriba, tienen limitado incluso el abono de sus campos y sin embargo la obra ha removido impunemente sillares descomunales? La irresponsabilidad con que se han acometido los trabajos ha alarmado a algunos expertos de la Comisión Europea, personados discretamente en Altamira para verificar lo que se está haciendo. Si aparecen daños en la cueva, o si algún vestigio arqueológico ha desaparecido, nunca se sabrá. Cuando el poder no sabe cómo resolver xm problema o hacer frente a la opinión pública, surge la ocurrencia. Fruto de asesores de imagen, la ocurrencia precede a toda reflexión o debate. Luego es fácü racionalizar A DARÍO VALCÁRCEL Altamira, alerta roja Expertos de la Comisión Europea vigilan discretamente: la fuerza bruta amenaza a las Cuevas de Altamira a posteriori. Libros blancos, consensos, debates huecos sobre lo irremediable. Como ocurrencia política surgió, por ejemplo, la ampliación del Museo del Prado: no sabemos todavía hoy cuál es el objeto de ese proyecto. Si existe el Casón, el museo del Ejército y el edificio Aldeasa; si no es real el misterioso Prado oculto ¿Para qué convocar conciu sos faraónicos, sin presupuestos ni plazos? Rafael Moneo, como Juan Navarro en Altamira, es sin duda el mejor de los arquitectos posibles. Pero, ¿cuál es el objeto real de la ampliación? El Louvre, en su monumental dimensión- -nueve veces El Prado- -necesitaba liberar espacios, abrir grandes vestíbulos, dirigir a las masas hacia tres pimtos de atracción. Pero el problema del Prado es distinto: se necesita una sala de exposiciones temporales y xm guardarropa. Como las ocurrencias siempre surgen con gran aparato medático, tienen difícil vuelta atrás. En Altamira coinciden la autonomía- cántabra, las autoridades estatales y locales, xm buen arquitecto y un gran Banco privado. El resultado final será un gran museo y un buen director. La réplica de la cueva será insuficiente para los 600.000 visitantes esperados, pero será tan admirable como el Titanic que reprodujo Cameron o los efectos especiales de Spielberg. El daño al lugar prehistórico ha sido incalculable y se camuflará con prados y floreciUas sUvestres. La prepotencia que caracteriza a la nueva era cabalga de nuevo: lo que ocurra no importa, lo que cuenta es la imagen resultante. Con todos sus problemas, Estados Unidos es la primera democracia del mundo no por su PIB ni por su fuerza müitar sino porque cuenta con un sistema de filtros, desde los pequeños Consejos Municipales hasta el Senado, que cierran el paso a las ocurrencias. En el panorama político español, la ocxurencia ha vagado a su antojo. Se inventa ima solución peor que el problema existente. Y se inventa sin análisis, sin debate público, sin estu dio de alternativas. Atraídos por los beneficios a corto plazo o los problemas que pueda esconder, la ocurrencia se pone en marcha. Entonces, hay que inventar argumentos de apariencia racional que expliquen la irracionalidad. Escribimos cuando las taladradoras siguen perforando suelos, creando vibraciones a ocho metros de la entrada de Altamira, mientras los especialistas del jardinaje ocultan los sillares removidos con tierra vegetal. Y aquí no ha pasado nada.

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