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ABC MADRID 07-08-2000 página 41
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ABC LUNES 7- 8- 2000 ESPECTÁCULOS 41 CRÍTICA DE MÚSICA CLÁSICA Gran noche de Neville Marriner y Xavier Montsalvatge en Cadaqués O b e r t u r a II barbiere d i Siviglia de R. C a m i c e r Séptima Sinfonía de L. Beethoven. Cinco canciones negras y Al legoria (estreno m u n d i a l) de Xavier Montsalvatge. Intérpretes: Orquestra de Cadaqués. M. J. Montiel, soprano (en Montsalvatge) Director: N. Marriner. Lugar y fecha: Festival de Cadaqués, 5 de agosto. La dama de Mozart vuelve a conquistar Nueva York NUEVA YORK. Lourdes Feans corresponsal veces se tiene la impresión de que asistir a un concierto es parte de una rutina soporífera, pero, afortimadamente, existen ocasiones en las que esa sensación desaparece gracias a una magia indescriptible que provoca la íntima comunicación entre público e intérpretes. Eso sucedió el sábado en el marco del Festival de Cadaqués, una iniciativa pionera en Cataluña y que por estas fechas celebra su XXIX edición. Los culpables de esa noche memorable y emocionante fueron la Orquestra de Cadaqués- -uno de los conjuntos sinfónicos de más alta calidad de la Península- la soprano María José Montiel, el experimentado director sir Neville Marriner y un público atento, entusiasta y entregado. Si la Orquestra de Cadaqués demostró el viernes en el foso del Festival CasteU de Peralada- -en el estreno de la producción firmada por Caries Santos de la rossiniana El barbero de Sevilla -sus amplias posibilidades desaprovechadas, el sábado la cosa cambió globalmente: el conjunto, como poseído, hizo gala de ima eficacia absoluta, siguiendo impecablemente las órdenes de sir Marriner al pie de la letra. A ABC El compositor catalán Xavier Montsalvatge LA SÉPTIMA MÁS RÁPIDA La versión que se escuchó en la segimda parte del concierto de la Séptima Sinfonía de Beethoven resultó ser la más rápida de todo el oeste como se diría enjerga propia del far west El diapasón del director se aceleró hasta hacer sudar sangré a los músicos, sin olvidarse de matizar, de estructurar el fraseo con una delicadeza absoluta. Marriner se presentó ante sus músicos con las ideas bien claras respecto de esta deliciosa obra maestra, y todos y cada uno de los miembros de este conjimto de fábula- lástima que sólo exista unas semanas al año- -le respondieron con asombrosa devoción. Pero si la noche fue para algunos una loa al padre Beethoven la verdad es que a esa traca final le antecedió una primera parte de auténtico lujo. La Orquestra de Cadaqués, bajo la batuta del mismo Marrüier, estrenó Al legoria la última obra del compositor catalán Xavier Montsalvatge (1912) pieza que llegó al festival gracias a ima iniciativa del Cíentro para la Difusión de la Música Contemporánea. La pieza se complementó con las famosísimas Cinco canciones ne- gras del mismo Montsalvatge, ambas en versión de la soprano madrileña María José Montiel, quien realizaba su debut profesional en Cataluña, aimque ya había ofrecido algún recital de pequeño formato en la ciudad condal. El estreno mundial de Al legoria tma pieza muy difícil que se inspira en la Elegía eterna de Granados según afirma el propio compositor, caló muy profundamente en el público, algo muy raro de presenciar ante im estreno de música contemporánea. La pieza es como una joya engarzada en un soporte de oro. La célebre melodía de Granados aparece aquí armonizada, introducida y degustada por vm horizonte sonoro que, en las cuerdas de la Orquestra de Cadaqués y en la voz de Montiel, pareció lluvia fresca deverano. AGUDOS SEGUROS da una de ellas una atmósfera única, fraseando con absoluto sentido. Su Canción de cima para dormir a un negrito resxütó inolvidable, lo mismo que su propina, xma bellísima versión de El cant deis ocells armonizada también por Xavier Montsalvatge. REDESCUBRIR A CARNICER La cantante se entregó por entera, exhibiendo una voz de atractivo color, de personalísimo timbre, amplia tesitura y agudos seguros. La estructura de la breve pieza saca el máximo partido del conjunto de cuerdas, sección que encontró en la percusión im aliado magnífico. A Marriner también le cabe gran parte de responsabilidad en él excelente recibimiento brindado a Al legoria tal y como sucedió con la impecable sonoridad alcanzada en las Cinco canciones negras una de las obras maestras de Montsalvatge, que Montiel bordó, creando para ca- Pero esta fiesta melómana comenzó con mía obra desconocida de im compositor español prácticamente olvidado: Ramón Carnicer (1789- 1855) en cuyo extenso catálogo resalta, a modo anecdótico, el Himno nacional de Chüe Si en ese país hispanoamericano Camicer es casi de la casa, en su Cataluña natal brilla por su ausencia en las programaciones. Su Obertura para II barbiere di Siviglia fue escrita en 1818 porque, al dirigir el estreno de El barbero en Barcelona, el músico se encontró con que Rossini había utilizado para su Barbero la obertura de una ópera estrenada por el propio Camicer hacía pocas semanas. La pieza- -olvidada hasta la reciente edición de Josep Dolcet- -mantiene plenamente el espíritu rossiniano e incluso posee el típico crescendo que identifica al maestro belcantista. La versión enconfró en el podio de Marriner nervio y fuerza, convirtiéndola en ima pieza muy atractiva, algo esencial en una exhumación del patrimonio español como éste. Pablo MELÉNDEZ- HADDAD Alicia de Larrocha toca en el Festival Mostly Mozart de Nueva York, que se celebra en el Lincoln Center, con tanta regularidad que los neoyorquinos ya la conocen cariñosamente como la Dama de Mozart No en vano la pianista catalana, que hizo su primera actuación en público cuando tenía apenas 6 años de edad, celebró su debut en Estados Unidos hace 45 años, con la Filarmónica de Los Ángeles. Desde entonces, De Larrocha ha tocado en este país una media de tres veces al año desde que volviera en 1965, cuando tuvo su segundo debut. Su nombre está tan vinculado a Mostly Mozart, el festival que se celebra estos días en el Lincoln Center de Nueva York, que uno no podría imaginar el evento sin su presencia. Incluso para alguien que haya seguido a Alicia de Larrocha desde que se convirtiera en una figura de culto al final de los años 60, el concierto que realizó el sábado por la noche en el Lincoln Center de Nueva York fue una nueva y agradable sorpresa. Por aquel entonces, sus pequeñas manos derrochaban talento y vigor. Nada ha cambiado 40 años más tarde. De Larrocha interpretó el Concierto Num. 9 para Piano, K. 271 de Mozart Jexmehomme que se le debe a ima joven pianista francesa, de la cual poco más que su nombre, ihademoiseUe Jeunehomme, se conoce. Y es una lástima, porque el concierto que Mozart completó p tra eUa en enero de 1777 después de que la joven hubiera visitado al compositor en su ciudad natal de Salzburgo, en el invierno de 1776, es realmente extraordinario. Pero lo más asombroso del concierto del sábado fue la presencia de la genial pianista, esperada ansiosamente por el público que abarrotaba la sala. De Larrocha, Uégó, se acomodó, tocó y se fue. No necesitó miradas de complicidad con el director de orquesta ni ojeadas al público. La Orquesta del Festival, bajo la batuta de Gerard estuvo correcta acompañando a la ar tista. No tanto lo estuvo el Cuarteto de Cuerda de Tokyo, que interpretó el Concierto para Cuarteto de Cuerda y Orquesta de Schoenberg, una pieza bastante inusual compuesta en 1933 en la que se echó de menos una mayor cohesión por parte del cuarteto japones, fundado hace mas de 30 años. Hemos llegado a nuestra 34 edición, así que ya podemos decir que somos parte del paisaje musical neoyorquino declaro Gerard Schwairz, el director de la Orquesta de Mostly Mozart

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