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ABC MADRID 06-08-2000 página 92
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ABC MADRID 06-08-2000 página 92

  • EdiciónABC, MADRID
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12 TRIBUNA N un número reciente de la revista Noticias Médicas el investigador español Manuel Perucho se indignaba ante los rumores de un posible recorte presupuestario para el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas que dirige el doctor Mariano Barbacid, uno de los buques insignia del anterior Ministerio, noticia desmentida a continuación, en la línea de lanzar a la opinión pública noticias poco meditadas que son contradichas con la misma ligereza con que se concibieron. Noticias Médicas es una interesante revista de ámbito restringido por lo que no tiene una repercusión demasiado amplia fuera del medio sanitario; el doctor Manuel Perucho es un prestigioso biólogo molecular que trabaja en el Bumham Intitute La Jolla Cáncer Research Center en California, y, finalmente, el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) nos fue vendido hace tan sólo irnos meses, como el decisivo intento de incorporar a nuestro país a alguna de las lineas de investigación que, hoy en día, se desarrollan en la mayoría de los denominados países del Primer Mundo. El triste que inventen ellos... sigue plenamente vigente en nuestro medio. Los escasos, esporádicos y desorganizados intentos de crear ima política de investigación en España están motivados por razones electorales o, al menos, populista, sin conseguir luia continuidad que produzca resultados. La investigación en general y la médica en particular, no pueden ser concebidas como acciones aisladas a las que se le exigen resultados a tiempo concreto. Por el contrario, los resultados serán consecuencia del trabajo mantenido durante largos periodos de tiempo por parte de equipos formados y motivados, exentos de esa mentalidad funcionarial que preside buena parte de la cosa pública en España. Si a la investigación se dedicaran los entusiasmos (y dineros) que se dedican a otros campos más rentables publicitariamente, como, por ejemplo, al de los trasplantes, la situación de nuestro país no sería la actual, sino que se aproximaría a la que realmente le corresponde ocupar. La investigación tiene algo de locura controlada; nadie sin ella es capaz de aproximarse a los límites del conocimiento para robar una pequeña parcela que contribuya al bienestar de la Humanidad; y, a cambio, el investigador está lejos de pedir la décima parte de lo que cobra un futbolista por j i a r en un equipo de Primera División, un actor conocido i) or repetir frente a las cámaras lo que otros han escrito, ni tan siquiera, cualquiera de los famosiUos de la Prensa del corazón por contar sus miserias privadas. No, aquí, el científico se contenta con firmar un artículo en una revista con un cierto factor de impacto totalmente desconocida para el gran público, poder vivir decentemente y contar con los fondos suficientes como para que la actividad de su laboratorio no se interrumpa por falta de liquidez como suele ocurrir frecuentemente. Solicitar vai reconocimiento social es un sueño casi imposible como no se acuerden de él los señores de la Academia sueca. Recientemente, un periodista preguntaba al señor a responsable de la Cosa sobre la precariedad dé los sueldos de los médicos al servicio del Estado, a lo que él ella respondía que ello era debido a que se trataba de im trabajo vocacional idea que justifica las diferencias con los colegas de la carareada Unión Eiuropea. Dichos representantes han conseguido hacer realidad la ecuación de tener una medicina con nivel americano (del Norte, se entiende) con sueldos subsaharianos. Así van las cosas. Si ésto ocurre en la actividad asistencial, imaginemos qué piensa sobre la invest ación. No nos vale el recurso de decir que existe el DOMINGO 6- 8- 2000 ABC MADRID E RAFAEL RAMÍREZ CAIMACHO JEFE DE OTORRINOLARINGOLOGÍA DE LA CLÍNICA PUERTA DE HIERRO Que inventen ellos, El investigador está lejos de pedir la décima parte de lo que cobra un futbolista por jugar en un equipo de Primera División Consejo Superior de Investigaciones Científicas o la Universidad para investigar. Ambas son organizaciones admirables y esclerosadas en las que existen grupos esforzados que realizein una labor callada y meritoria; pero también son reductos donde una buena parte de sus componentes han perdido cualquier ilusión, se limita a cumplir ma labor funcionarial, olvidados de cualquier locm primitiva de robar parcelas a la ignorancia, con un endogámico sistema de selección de los menos molestos, a menos a menos que medien lazos de sangre en cuyo caso se produce una mutación que facilita que los nombres familiares se perpetúen en las cátedras en sucesivas generaciones (oh, el tiempo del (Jenoma) El fracaso de los métodos de selección en la Universidad española están siendo pregonado por diversos voceros en estos días con nula repercusión sobre los sucesivos responsables del desastre que pasan rápidamente sobre las páginas de los periódicos que los denimcian, no queriendo reconocerse responsables ante quienes los acusan sin necesidad de citar nombre o cargo. Recientemente, el Profesor Joan J. Guinovart, de la Universidad de Barcelona decía en un periódico de ámbito nacional que, o la Universidad investiga, o deja de ser Universidad, en im artículo totalmente i- ecomendable por su clarividencia. Nadie puede explicar aquello de lo que no tiene experiencia, sin riesgo de convertirse en un repetidor de doctrinas bendecidas por el uso y la tradición en un retomo a la Universidad medieval basada en la autoridad de los antiguos. Señores responsables: Han pasado muchos años tras la formulación de las bases de la medicina experimental por parte de Claude Bemald; no insistan en perseguir a GalUeo por desmentir que el sol gira alrededor de la tierra. En un momento en que se observa el encaje de bolillos que los responsables de lá Sanidad Pública hacen diariamente para intentar ahorrar (medicamentos genéricos, disminución de márgenes de los farmacéuticos, copa- go, cambios de medicamentos por parte de los dependientes de las farmacias por otros más baratos... sorprende el desperdicio de la posibilidad de generación de reciursos que suponen las nuevas generaciones de investigadores que existen dentro y fuera del país. Como dice el doctor Perucho en la entrevista a que me refería: En España se hace investigación de primera línea, en los temas más diversos, pero funcionan pocos grupos por motivos presupuestarios. Y también hay muchos investigadores españoles desperdigados por el mundo que se han formado fuera, y no encuentróui sitio aquí ¿No existe nadie capaz de canalizar los esfuerzos de investigadores conocidos y modestos, para conducir una política de patentes que enriquezca al sistema público, ahorrando la sangría económica que suponen his compras continuas en los mercados exteriores? ¿No existe el i) olítico capaz de afrontar el hecho de reducir y mejoríU la formación de. los futuros médicos, dirigida a fines de interés general (la investigación, entre ellos) en lugar de mandarlos a una bolsa de no trabajo, ya que no es paro, a sabiendas de que el precio de la formación de im especialista vía MIR se calcula en irnos 40 millones de pesetas que son tirados por la borda, si ese médico no es aprovechado en los cinco años siguientes a los de su especialización? Por supuesto, sabemos que la reducción del número de las personas que acceden a la Universidad tiene un coste político que, ni UCD en la prehistoria, el PSOE ayer y el PP hoy, han querido asumir. Una de las situaciones incomprensibles de España es que exista una multitud de universitarios, formados a precio de oro por los Presupuestos Generales del Estado (es decir, del bolsillo del confribuyente) y del esfuerzo familiar, totalmente desaprovechados y frustrados, mientras que faltan técnicos de grado medio y es necesario importar obreros cualificados y no cualificados desde el Tercer Mundo. Como responsable de un modesto pero fructífero equipo de investigación dedicado a la sordera, reclamo desde aquí una política coherente y mantenida de apoyo a la investigación y a las nuevas tecnologías, para evitar que España pierda una vez más el tren de esa modernización tan cacareada a diario en los medios de comunicación. He sufrido las justas protestas de familiares de sordos por la escasa atención hacia su problema, cuando una de mis interlocutoras decía ser cuñada del responsable para la i n v e s t c i ó n (ya cesado) del Instituto Carlos DI, que no me recibió nunca para mantener una solicitada entrevista para tratar precisamente este tema. O cuando me ha sido otorgada una beca del Fondo de Investigaciones Sanitarias, de cuyos fondos no dispongo aún en el mes de agosto, cuando en octubre tendré que redactar una obligada memoria sobre los logros alcanzados con instrumental y reactivos que no han podido ser adquiridos, contando con el trabajo de un becario que no ha podido ser pagado. Señores políticos, sean serios. Dejen de vender una imagen superficial de la España actual, porque por el camino que vamos, nos estaanos convirtiendo en un ávido comprador de tecnología desarrollada por los vecinos europeos con los que nos encontramos tan satisfechos. Extendamos por una vez una mirada de suficiente profundidad como para evitar los localismos, el clientelismo político y la propaganda del momento, para convocar un verdadero pacto por la innovación en este país donde no faltan las ideas y las personas necesarias para llevarlas a cabo, que permita a España ocupar el lugar que le corresponde, alejada de autopropagandas complacientes y mentirosas.

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