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ABC MADRID 06-08-2000 página 63
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ABC MADRID 06-08-2000 página 63

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC DOMINGO 6- 8- 2000 63 gente de verano Estatuas de espuma Fotos Ernesto Agudo Eugenio sonriendo en un gesto insólito, a la izquierda. A la derecha con su esposa Isabel en Can Juanito MALLORCA ta recorro las terrazas de los hoteles. Y compruebo, una vez más, que la suerte sólo va en pos del que con mas ahínco la persigue En el hall del Meliá Palas Atenea, el hotel que lleva el nombre de la diosa de la mitología helénica que porta como señas de identidad un escudo y una espada estaba Eugenio. Le abordé con el talante de im salteador de caminos, es decir con las disculpas por delante. En seguida me di cuenta que tiene el corazón a flor de piel, que lo quiere a mano para darlo fácil. Lleva su perpetuo antifaz de cristales negros no para ver sin ser visto sino para mirar hacia denfro como el remordimiento. Me dice que ha superado una racha dé depresión fras un latigazo que le laceró por dentro. Tendría que inventar una palabra porque lo que yo cuento no son chistes, son relatos que encadenan ima seríe de ¿Puedo Uamar al fotógrafo? Quiero gags (Es verdad: es como si echara y hacerte una foto sonriendo le digo. Y al agua una caña de pescar y tirara del me responde: Me vas a tener que con- hilo, poco a poco, hasta que desata la tar un chiste muy bueno hilaridad del público una vez que ha No encuentro a Ernesto Agudo, que picado en su cebo. Le digo: ¿Y por qué está siguiendo la regata en una lancha. no los llamas Eugeniadas Escribe (Luego supe que un golpe de mar estu- a mano, Es el camino más corto enfre vo a punto de arruinar su digestión y el pensamiento y el papel. A mi me su equipo) Al ver mi frustración me afrae lo artesanal. Estuve frabajando- consuela: Si no lo localizas estaré co- de joyero diseñador desde los dieciomiendo en Can Juanito en la cáUe cho años. Y eso no se olvida Joan Miró, enfrente del Bésame Acaba de lanzar im disco con sus meMucho fré con Isabel, mi esposa jores cincuenta y cuafro golpes de hu, (Arriesgado cómo un solo de trompe- mor. Y está preparando ofro. Le pre- e pido que me cuente su último chiste y me dice: ¿Sabes aquél que diuque estaban unos amigos jugando al tute en im bar de La Almimia de Doña Godina mientras daban en la tele, en La 2 un reportaje del comandante Costeau? Unos buceadores se tiraban de espaldas al mar. Uno de los jugadores dice: Siempre me he preguntado por qué los buceadores se tiran desde el barco de espaldas al mar Y el Calixto, que estaba al loro, contesta: Yo te lo voy a explicar. Porque si no se tiraran de espaldas, el impacto del agua contra las gafas les. podría romper el cristal y dañar la visión Y dice el Galludo: ¡Que va, hombre, que va! Se tiran de espaldas porque si lo hicieran de frente, el peso de las botellas les impulsaría. debajo del barco y podrían ser absorbidos por la hélice Entonces tercia el Ambrosio: No tenéis ni puñetera idea. Se tiran de espaldas por aquello del principio de Arquímedes que también era buzo. Porque todo cuerpo que se simierge en el agua sufre un desplazamiento igual al volumen zambidlido El Aniceto, que estaba en lá barra liando, im cigarro, dice: Sois unos catetos; sois la vergüenza de la Aknunia de Doña Godina. ¡Se tiran de espaldas porque si se tiraran de frente caerían denfro del barco, cono! L El día que Eugenio sonrió gunto si ha leído El chiste y su relación con lo inconsciente de Freud. Claro. Y también el Tratado sobre la risa de Bergson. Por eso sé que un chiste debe reunfr un poco de fantasía, un poco de absxu- do, algo de ambigüedad, surrealismo, confusión de personalidad, juego de palabras... (Me acordé de que Bergson, al final de su fratado, ponía im ejemplo de chiste que cumplía todas las condiciones para hacer reir. Pero añadía: Sé que no es divertido. Me temo que además de cimiplir todas las condiciones, el que cuenta un chiste debe tener gracia En la Facultad de Ciencias de la Información se estudia una de sus eugeniadas como ejemplo de distorsiones en la difusión de im mensaje. Sabes aquél que diu que un día en un cuartel el coronel le dice al comandante: Mañana a las nueve y media habrá un eclipse de sol, hecho que no ocmre todos los días. Que formen los soldados en fraje de campaña para presenciar el fenómeno. Yo les daré las explicaciones necesarias. En el caso de que llueva, que formen en el gimnasio Sí, mi coronel El comandante da la orden al capitán y le diu: Por orden del coronel, mañana a las nueve y media habrá m eclipse de sol. Según el señor coronel, si llueve no se verá nada al afre libre. Entonces, en traje de campaña el eclipse tendrá lugar en el gimnasio, hecho que no ocu- rre todos los días El capitán da la orden al teniente y le diu: Por orden del señor coronel, mañana a las nueve y media, en fraje de campaña será la inauguración del eclipse de Sol en el gimnasio. El. señor coronel dará, las órdenes oportunas sobre si debe llover, hecho que no ocurre todos los días. Si hace mal tiempo y no llueve el eclipse tendrá lugar en el patio A sus órdenes, mi capitán El teniente da la orden al sargento y le dice. Mañana a las nueve y media, por or- den del coronel deberán formar todos los soldados. El señor coronel en fraje de campaña dará las órdenes en el gimnasio para que el eclipse se celebre en el patio Diu: A sus órdenes, mi teniente El sargento da la orden al cabo y le dice: Mañana a las nueve y media tendrá lugar el eclipse del se- 1 ñor coronel en traje de campaña por efecto del sol. Si llueve en el gimnasio, hecho que no ocurre todos los días, se saldrá al patio Diu: Vale tiu Por fin, el cabo le dice a los soldados. Mañana, a eso de las nueve y media, parece ser que el Sol, en fraje de campaña, eclipsará al señor coronel en el gimnasio si llueve. Lástima que esto no ocurra todos los días El humor de Eugenio se apoya en columnas jónicas, como el templo de la diosa Palas Atenea. Y nos ataca con la lanza de su gracia mienfras se protege con la. coraza de sus gafas negras. Me desafía en Can Juanito a contarle un chiste que le haga reir si quiero una foto con gracia. Le cuento imo suyo que no se sabía y esboza ima sonrisa. Ahí queda su regalo para los lectores de ABC: conio una joya de las que diseñaba cuando empezó a frabajar a los dieciocho años, cuando en este país sólo se reían los suicidas. Gracias, tiu Luis Ignacio PARADA

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