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ABC MADRID 06-08-2000 página 13
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC DOMINGO 6- 8- 2000 OPINIÓN 13 BREVERÍA depila. U MM C ¿VV 5 e ¡ImL V U u vu debe Alfonso Alonso pa fó víe se Gc? w previtó, StiM? Un alcalde leal Sólo elogios merece la decisión del alcalde de yitpria, Alfonso Alonso, de invitar a representaiites del Ejército, la Guardia Civil y la Policía Ijíácibpal a la recepción que, con motivo de la fiestas de La Blanca, se celebró ayer en el Ayuntamiento. Su presencia en el acto fue vetada durante veinte años de Gobiernos municipales del PNV, en una demostración de sectarismo aplaudida a rabiar por los que prestan cobertura política a ETA. La sensatez parece haberse impuesto eñ Álava, donde el Gobierno, del PP, con el apoyo del PSOE, ha asumido sus funciones con objetividad y siii venganzas, dando ejemplo de estabilidad y de lealtad á la Constitución y al Estatuto. La salida de los nacionalistas de las corporaciones alavesas ha traído la moderacióh y la tolerancia, que se reflejan en la presencia, ayer, en el Ayvmtamiento de Vitoria, de los representantes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Quienes rechazaron acudir al Ayuntamiento fueron los representantes de EH, o sea, los que añiparan la violencia de ETA, que pretende a balazos imponer su. macabra ley en contra de las reglas de la dérnocracia. No estuvieron porque; rió quisieron. Se excluyeron de la celebrációii para alivio de los que si acudieron a una recepción qué en los últimos años del Gobierno mxmicipal del PNV no pudó, ni siquiera celebrarse. Durante el acto, la viuda de Fernando Buesa, secretario general de los socialistas alaveses, asesinado por ETA, recibió la medalla de oro de la ciudad de manos del alcalde del PP. Natividad Rodríguez agradeció emocionada la distinción e hizo im llamamiento para defendier los valores de la paz y de la libertad, la. misma paz y libertad que combaten a balazos los compañeros de viaje de los representantes de EH que no estuvieron ayer en el Ayimtamiento de Vitoria. De haberlo hecho, los edües batasunos hubieran oído decir a la viuda de Buesa que hay que derribar el odio y el rencor. Por eso no fueron, para ahorrarse la himiiUación de mirar a la cara a una mujer tan admirable. MANUEL A Reina Madre de Inglaterra ha cimiplido im siglo de vida. Dicen que es el personaje más querido de la FamUia Windsor, y los ü eses no han olvidado sus actitudes firmes durante los bombardeos nazis sobre Londres. Se mantuvo en su sitio y se ganó el respeto de todos. Desde que su hija fiíe coronada, ha desempeñado un papel fundamental en las bambalinas, dejan- do ubre el escenario. Sólo cuando los protagonismos sobrepasaron los lími- tes de la tragicomedia hizo uso de su autoridad moral. El mayor disgusto de su vida se ío proporcionó su nieto, el Príncipe de Gales, cuando, se casó con Diana Spencer. La cazó al yüeío desde el primer inomento, y vaticinó el desas- tre. También ella, de origen burgués, tuvo qué adaptarse a su papel de reina, y lo desempeñó con una naturalidad y sentido del deber. extraordinarios. Lo contrario que Diana Speñcef, que rompió con la tradición. Si a la Corona se le humilla la tradición, sU ftmdamento se va al garete. Cuando Diana Spencer se prestó a contar sus turbulencias matrimoniales en una entrevista por televisión, la Reina Madre le retiró el saludo, que nó la confianza, que nunca la tuyo. Ha llegado a los. cien años con la cató za viva, la piel sana y el hígado en perfecto estado de funcionamiento, a pesar de su afición a los gin tonic más cargados de gin que de tonic Los ingleses siempre han sido maestros en él arte de beber, que no es fácü de dominar. Su salud, en contra de las normas de la Medicina, ha demostrado que avin bajo las condiciones más rigurosamente controladas de presión, températiira, volimien, humedad y más variables, el organismo hace lo que le da la gana. Jamás tomó el sol y nunca hizo L ALFONSO USSÍA Cim años Ha sido una Reina Madre impecable, guardando una calculada distancia con los políticos y ganándose su aprecio ejercicio. Por eso ha cumpMo los cien años. tan ricamente. Como buena inglesa, come fatal y gusta de la cocina de su país, tan insípida como sana. La definió un refinado cocinero francés: La cocina inglesa consiste en poher los ingredientes en agua caliente y sacarlos después de un rato Por eso, según el gran Fierre Dañinos, los ingleses inventaron la sobremesa. Para olvidar su comida. Lo comentó en cierta ocasión, refiriéndose a su nada querida Diana: ¿qué se puede esperar de una it esa que no se cansa de comer macarrones? Detrás de su. sonrisa, de su aparente buen hvunor, hay todo im carácter. Se mueve apoyada en dos bastones, pero nadie se ha atrevido todavía a averiguar si el segundo le sirve para sostenerse o para Uarse a bastonazos. Cviando recorría aquel Londres destrozado por las V- 1 dé Hitler, y ayudaba a encontrar entre los escombros a sxos compatriotas heridos, la Reina Madre no pensaba en los fotógrafos ni en los periodistas ni en su imagen. Cuándo su nieta política Diana Spencer, le redamó a su marido cuatro mil millones de pesetas en compensación a su divor- cio, fue la primera en llamar a su nieto para recomendarle que fumara cuanto antes el talón. Si nb lo haces, mañana te pedirá ocho mU Se va a Calcuta a fotografiarse con la hermana Teresa, pero no ha tenido cuajo todavía para visitar á im pensionista inglés Se le concede un lugar muy respetable en el ejercicio del sentido del humor. Nada más conocer la relación entre su hija Margarita y. el fotógrafo Tony Amstrong Jones se puso inmediatamente del lado de éste. No sabe dónde se ha metido y, si lo sabe, no seré yo quien se lo explique. En su dimensión, institiicional, ha sido una Reina Madre impecable, guardando una calculada distancia con todos los políticos y ganándose su aprecio. La Monarquía inglesa es capaz de resistir, como se ha demostrado, a lina Diaria Spencer, a una Sarah Férgusson y a ima acoplada como CamUla Parker, pero se sentirá gravemente herida cv do esta anciana decida, cualquier día, renunciar a su aperitivo. El pueblo, que lo sabe, la mima y rodea, y eUa corresponde con ló único que puede hacerlo una soberana en la reserva. Con cei- canía y naturalidad. La distancia que siempre esta- bleció entre su persona y los políticos, la borró de un plimiazo cuando del pueblo se trataba. Recibe mües de cartas diarias, y dicen que dedica más de cinco horas al día en contestarlas. O sea, que además trabaja sin que eUo se note demasiado. La vieja Reina Madre nació en el último año del siglo XIX, y ha vivido desde la ruina y el esplendor toda la dureza del XX que ahora termina. Pero como buena inglesa no lo aparenta. Que le queden muchos gin tonic le deseamos con lejano afecto.

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