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ABC MADRID 05-08-2000 página 72
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72 SÁBADO 5- 8- 2000 ABC gente de verano Los clásicos de ABC Muerte y exequias del farol l gran poeta montañés José del Río Sainz- -estupendo de Florencia? ¿Que marcaban la entrada a los barrios de cronista de temas madrileños bajo el pseudónimo de las mujeres malas, cabe los puertos de Marsella o de Am El peatón -ha dicho ya algo, muy peregrino, sobre beres; y pintados de verde, anunciaban las casas del pecalo que motiva estas líneas. Es natural que los faroles do en los portalillos viciosos? Fácües evocaciones, que tú atraigan a los poetas. Por eso yo también me siento conoces bien, y que asaltan los puntos de mi más vulgar atraído por ellos, como hacia la luz los abejorros. Pueril pluma. Pero también te diré que nada hay tan señorial objeto el de esta somera divagación. Pero cuando son tancomo un gran farolón de bronce repujado, colgando de. tas y tan graves las preocupaciones del ihimdo sirve de una bóveda sobre la escalinata de un palacio. Y que el alivio y sedante refugiarse a ratos en las pequeñas cosas. farol cuadrado, escueto y liso, con rebordes de azófar que Viene todo eUo a cuento de que se anuncia para pronto llevaban los acólitos, acompañando a los Viáticos de la un solo y prodigioso pimto de luz, capaz de üimiinar por aldea, me imponía un solemne respeto y una congojosa Luis entero la plaza del Callao. Será como un día permanenemoción. Que el Día dé Difuntos se llenaban los camposante se asegura. No proyectará la más pequeña sombra tos de faroles, los cuales ardían toda la noche en velatorio Fernández Es decir, que se pretende acabar con la noche y su portensobrecogedor. Que las carrozas reales llevaban cuatro fatoso misterio, con su atractivo singular y su belleza incomroles en los cuatro esquinazos. Que nadie podría ya despoArdavín parable. ¡Perverso propósito! ¡Profanación horrenda, que seer de los suyos al famoso Cristo de los cordobeses. Que no perdonaremos los poetas! No proyectará la más peque- Publicado el 21 de en las procesiones de los pueblos aún se Uevan, de hojalaña sombra Pero ¿hay algo tan profundamente subyugata y latón. Y de soberbia plata, trabajada a cincel, en los febrero de 1961 dor como las sombras nocturnas? ¿Co. Divinos Pasos de la Semana Santa. Y que mo ese contraste de claridad y de penumlos había con aceite d, e oliva en el sepulbra, que tiene algo de grabado a la. pimta cro de Lázaro y en las Cataciunbas de seca o de aguafuerte violenta y arisca? Roma. Y farolas, de vidriados colores, en Quiero la sombra callejera. Y de vez en los mascarones de proa de la Pinta la cuando un farol. Un farol nocherniego, Niña y la Santa María Nada ha prevadesvergonzado, con aires de borracho y lecido en el mundo como el imperio difutristeza infinita. Un farol al. que parezso del farol. ¿Digo bien, Ramón el grecan dólerle los desvencijados huesos ó guerista que tanto le amaste? ¿Tengo caerle una lágrima por los cristales polrazón, Pierre Loti, el trotamtmdos, que vorientos. Ese farol que recorta las entanto fuiste amado en los cortejos nupciacrucijadas y recuadra, hechas luz, las les déUapón y la China entre linternas plazoletas solitarias. Ese que hace más de papel? ¿No fue tu amigo y confidente, suaves las penimibras o perfila el pretildesdichado Lelián traspasado de abde vm puente reflejado en el río temblorosenta? ¿Y de ti, Baudelaire, jardinero en so. el opio de las flores malignas? Y tú, infeliz Nerval, ¿no te ahorcaste, jimto a uno El áspero pintor de Fuendetodos de eUos, en el Callejón de la Vieja Linter- -cascarrabias de suyo y malhablado- -na Y tú, desventurado Edgar Poe, ¿no habría lanzado muy gruesas palabrotas fuiste recogido una noche, al pie de un contra la supresión de la sombra que farol de Baltimóre con un ataque de delisuprimiría, al mismo tiempo, gran parrium tremens Los poetas, que saben té de su obra. Rembrandt, de haber sido mucho de la luna, saben aún más de la madrileño, protestaría también. Y Solasombra, que es el misterio de la muerte. na, el de las máscaras grotescas tiznaY por eso protestamos, en nombre de das de carbón. Y Valle- lnclán, señor de eUos, contra esa maquinación perversa los esperpentos Y Carrére, el de las que se propone asesinar las sombras con canciones malditas. Todos habrían lleirnos criminales hachazos de luz deslumnado inmensos pliegos de cordel le- yantándose, airados, contra la muerte de la sombra, en la que tan a bradora. ¡Dejad un sitio al sueño! No ya, solamente, al sueño de dorgusto se desenvolvían. Por eso no tengo más remedio que entonar las mir. jAl de soñar también, que pide a voces- para eUo la penvmibra i exequias del farol. Del farol que agoniza y se muere por momentos. Le divina de la noche! ha matado ese blanco livor fluorescente, con palidez siniestra de Un farolito humilde, pequeño y caminero, anunciaba el carricoche o sudario, encerrado en cilindros de cristal. Le han matado esas altas la tartana que avanzaba hacia nosotros, dando trancos, por el polvopantallas que, iluminando anchiu- osas avenidas, hacen arriesgados riento camino de herradura. Ahora los dos ojos saltones y amarülos de juegos icarios encaramadas al extremo de larguísimas pértigas. Ya sé un dragón infernal se precipitan vertiginosos en la delantera de un que son muy prácticas. Ya sé que todos alabamos el acierto edilicio de ostentoso CadiUac, por la ancha ruta asfáltica de una gran pista de quienes van modernizando la ciudad. Pero cada imo tiene su alma en tiu ismo. No irá el viandante con su linternita a la cintxira para alumsu armario, y yo en el mío tengo un pequeño huequecito para las brar las piedras del sendero. Ni el sereno de la urbe Uevará su farol en almas del farol. De aquel viejo farol que hoy se desmonta a toda prisa el chiizo para aliunbrar cerraduras cuando abre los portales. El viany se arrincona entre las cosas inservibles o se malvende como chata- dante va en bicicleta, por lo menos, y lleva en ésta una, especie de rra. De aquel viejo farol, tan despreciado ahora, que todos le apedrean esparadrapo fosforescente en rojo con el que Uama la atención. Y el y le ofenden. Porque hasta con la Luna- prodigioso farol por excelen- vigilante callejero, su buena lámpara eléctrica, que saca del bolsillo en cia- -se atreven sin respeto los granujillas de la Tierra, y disparan cada caso. Y es que hasta el minúsculo farolillo de los usos minúsculos contra él sus tiradores de goma, tratando de romperle los cristales. ha desaparecido como todos. Sólo en la maraña que forman los espinos Porque tiene cara de payaso y los rusos dicen haberle atinado con una y zarzales a entrambas veras del camino permanecen inalterables esos de sus postas y haberle estropeado las narices. Y porque ya pendo- microscópicos farolitos de Dios que fingen las luciérnagas en los pazos nean por el espacio unos pequeños globos luminosos que ha. puesto el galaicos, los brillantes cocuyos en los países tropicales y los gusanos hombre en órbita valiéndose de unas cerbatanas gigantescas. Los de luz de los jardines granadinos. Sólo esos farolitos eternos no morifaroles del mundo entero pasaron al rincón de las antigüedades o rán nunca. Aimque si Uegaran, tan audaces, a presentarse en la ciuadonde anidan los ratones, y no puedo cantar sus excelencias, que dad, el gran punto de luz capaz de iluminar por entero la plaza del parecerían anacrónicas. Pero sí puedo entonarles un canto funeral. O Callao los absorbería y borraría por completo, fundiendo su insignifimejor todavía, escribir ima extravagante y lírica balada, de las que ya cante resplandor con la inmensa y deslumbradora potencia del alto sol están en desuso, sobre este artüugío luminoso, tan universal y tan artificial colgado por el hombre. Como nuestros sueños y nuestras antiguo. Tópico imperdonable, ¿quién lo duda? Pero aún así, Ueno de quimeras de poeta quedarían desvanecidos también en la arrogante embrujo. petulancia de esa noche sin sombra, con que se nos amenaza para ¿Qué te diré, lector, en honor suyo? ¿Que era el nidal de un pájaro o pronto. ¡No y mil veces no, señores magos de la luz! ¡Dejadnos el el bulbo de ima flor? ¿Que protegía a los enamorados en las rinconadas refugio de la sombra nocturna! ¡Acaso sea el solo cobijo verdadero que propicias a Eros? ¿Que alumbraban torvas imágenes en lais hornaci- aún les quede a las almas de los hombres, al que acogerse puedan en nas de cien callejas medievales de Toledo y de Brujas, de Nuremberg o süencio! E

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