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ABC MADRID 03-08-2000 página 22
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ABC MADRID 03-08-2000 página 22

  • EdiciónABC, MADRID
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22 NACIONAL AD LIBITUM JUEVES 3- 8- 2000 ABC La teoría del viaje imposible ENGO a la vista, encuadernada en un desvaído color fresa, la guía de verano de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España. Veo, en la página 319, que a las 11,50 sale de Puente Viesgo un tren correo que, prevlsiblemente, llegará a Santander a las 13,08; pero- -la decepción llega pronto- la vía está convertida en m paseo; la estación, en un museo y la edición descolorida es de 1922. Haré el viaje en automóvil a pesar del penoso estado de la carretera Burgos- Santander. Con los nacionalismos me pasa cosa parecida que con el ferrocarril de Ontaneda a Santander. Cuando la idea de una Unión Europea amplía la escasez de quince Estados y mientras el mundo se globaliza en todas las dimensiones de su entendimiento, me resulta cansado tomar la lupa y colocarla sobre el mapa para buscar el detalle de las nostalgias que se alimentan con el interés superviviente de quienes, asustados, buscan en lo inmediato lo que no se atreven a soñar en el horizonte. Como España es la gran patria del retraso, estos nacionalistas nuestros cursan con más de im siglo de demora. No les negaré yo su derecho a sentir y ser como se les antoje del mismo modo que yo no quiero que nadie me impida mi derecho a escribir con pluma estilográfica; pero debemos reconocer ambos, en la plenitud y el ejercicio de nuestras respectivas identidades, que hay otros modos de estar en el mundo y de emborronar cuartillas. Lo que ya sería más cuestionable es que ellos y yo tratáramos de cambiar el ritmo del progreso ajeno imponiendo nuestros criterios antañones. Por temprano que me levante y acuda al recuerdo de la estación de Puente Viesgo, no cambiarán mucho las cosas. El balneario sigue allí- -muy bueno, según creo, para la gota y otros males articulares- a orillas del Pas, pero ya no hay tren. Sólo queda el consuelo de pasear por el solar de la vieja vía y ver a los niños jugar en los columpios que han sustituido a las viejas señales ferroviarias. El PNV, CíU y de: más formaciones que, aún siendo nacionalistas, son democráticas, pueden cocerse en el calor de su propio jugo, pero tienen poco sitió en el siglo XXI. Jordi Pujol quiere jugar al fútbol con su propia camiseta y su hereu, Artur Mas, pretende lo que a mí me gustaría: declararse objetor de conciencia fiscal para hacer fmalistas los impuestos y aplicarlos a causas justas, próximas y conocidas en olvido de las que las justifican. Juan José Ibarretxe intenta sobrevivir en un diseño, el de Sabino Arana, que ya era viejo cuando nació y ansia separarse de la patología violenta que acompaña su causa. Es igual. Todos han ido a esperar im tren en una estación que ya no existe y que, además no tiene sentido. Pretenden un viaje imposible por el solo hecho de haberse vestido de maquinistas y tener en la mano el farol y la banderola que son de rigor. M. MARTÍHFERRAN T NTES de ayer publicaba ABC una carta de don Salvador Miró, exconsejero de turismo de la Generalidad, en la que se tildaba de desafortunado un artículo mío dedicado al parque de atracciones de Benidorm, también llamado por los más optimistas Terra Mítica Me parece natural y muy propio quedon Salvador Miró disienta de mis impresiones y que, allí donde yo vi un secarral aderezado con atracciones horterillas, él vea algo de verdadera categoría Carapoamor ya nos dejó dicho que en este mundo traidor todo es según del color del cristal con que se mira A mí, por ejemplo, Sofía Loren siempre me ha parecido una chacha con hipertrofia mamaria; al común de los mortales, en cambio, se le antoja una mujer de verdadera categoría Seguramente, tanto el común de los mortales como yo estamos en lo cierto; pero el cristal con que observamos a Sofía Loren nos ofrece versiones distintas de ima misma mujer macizorra. Además, aunque nuestras percepciones de la realidad sean confradictorias, don Salvador Miró y yo coincidimos en lo esencial: el parque de atracciones de Benidorm, también llamado por los optimistas Terra Mítica está destinado al éxito. Huelga decfr que a don Salvador Miró este éxito presentido lo enorgullece y encandila, mientras a mí me abochorna, pero en lo esencial, que es la certeza de ese éxito, coincidimos. Ambos conocemos perfectamente las preferencias del turismo gregario. Pero la razan que me ha impulsado a glosar la carta de don Salvador Mfró nada tiene que ver con estas nimiedades. Si he de ser sincero, el parque de atracciones de Benidorm; también llamado por los más optimistas Terrá Mítica me la suda; ciertamente, me solivianta que el dinero público se invierta en espectáculos de barraca, con la excusa de que proporcionarán tropecientos puestos de trabajo, pero es que yo soy un antiguo y un cascarrabias. Lo que quisiera comentar aqm son A EL ÁNGULO OSCURO Mitologías Visitar Terra IVIítica no es lo mismo que leer a Homero, por muy pedabobos que nos pongamos ciertas afirmaciones descacharrantes que don Salvador Miró desliza con solemnidad en su carta, nada más que por desenmascarar ciertas paparruchas que abastecen la mvmición dialéctica de nuestros políticos. Escribe don Salvador Miró: ¿Eso o sea, el parque de afraccioñes está mal, si se apoya en la historia y la mitología, que ayudan al niño a interesarse por la lectura y los hechos históricos? ¿Sería mejor que el parque se basase en matar marcianitos, en la violencia de los personajes de series de televisión o en los importados de Estados Unidos y Japón? Pasemos a analizar la acimiulación de topicazos. El primero, muy nocivo además, consiste en afirmar que unas atracciones de barraca mueven a la lectura y a la ciu iosidad intelectual. Quizá sin pretenderlo, don Salvador Miró acaba de enunciar una de las más nefastas máximas sobre las que se asienta nuestra depauperación educativa. Hemos olvidado que educación es sinónimo de esfuerzo y sacrificio, afán de superación y espíritu inquisitivo; la estvdticia contemporánea, interpretando a la ligera aquello de instruir deleitando ha querido suplantar la verdadera educación por un sucedáneo lúdico y tontorrón, banal y exento de contenidos. Según nuesfros modernos pedabobos, digo pedagogos, al niño no hay que exigirle nada, no hay que incitarlo al esfuerzo, no hay que inocularle conocimientos; de lo que se trata es de que se lo pase bien, que se divierta. que su inteligencia no se fatigue, no sea que le vaya a crecer un tumor cerebral. Al niño hay que llevarlo a Terra Mítica que luego él ya se interesará por su cuenta por la mitología ypor la cultiura clásica. Pues no, don Salvador Miró: la mitología se aprende leyendo a Hesíodo, a Homero, a Ovidio, lo demás son imposturas y falacias. ¿Qué dice usted de que visitando el parque de atracciones nadie se vaya a interesar por la lectiira y los hechos históricos ni qué niño muerto? ¿A quién intenta engañar con esas zarandajas modelnasl Si a lo que aspira es a engañarse a sí mismo, me parece estupendo, pero, por favor, no divulgue sus piadosas mentfras, que nos enfra la risa floja. Don Salvador Miró completa su falacia insinuando que, del mismo modo que Terra Mítica propiciará el advenimiento de una nueva generación de latinistas y expertos en Antigüedad clásica, los parques que se basan en matar marcianitos y en las violencias televisivas importadas de Estados Unidos y Japón propician la formación de psicópatas en serie. Aparte el tüSüo pafriotero afeo rancio que exhala esta afirmación (lo autóctono es lo bueno, frente a las influencias yanquis o niponas) don Salvador Miró se apunta a esa tesis, tan resultona en ciertas tertulias televisivas de encéfalograma plano, según la cual la violencia tiene im origen imitativo. Se supone que viendo películas violentas el niño se va a agenciar una pistola y se va a üar a tiros con el personal. ¿Y quién le dice a don Salvador Miró que, después de visitar Terra Mítica los niños no van a asesinar a sus enemigos, para después atar su cadáver a un carro y arrasfrarlo en tomo a las murallas de su ciudad, a imitación de lo que Aquiles hizo con Héctor? Pero don Salvador Miró sabe que no lo harán, porque visitar Terra Mítica no es lo mismo que leer a Homero, por muy pedabobos que nos pongamos. Juan Manuel DE PRADA fi kmfKMiíh

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