ABC MADRID 25-05-2000 página 5
- EdiciónABC, MADRID
- Página5
- Fecha de publicación25/05/2000
- ID0002227710
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Miguel Berrocal Durante toda la jornada, París fue una inmensa fiesta española. Decenas de miles de aficionados del Real Madrid y del Valencia compartieron el triunfo del deporte español No se puede pedir más yer París fue una fiesta del fútbol español. Real Madrid y Valencia, y viceversa, midieron sus fuerzas con una elegancia que permite confirmar que, a pesar de los pesares, el deporte cumbre está habitado por caballeros que saben competir, ganar y perder con el ánimo altivo y atlético de quienes se saben elegidos para la gloria. Ayer París fue una fiesta del fútbol en la que no se pudo pedir más: pasión, esfuerzo físico descomunal, técnica, nobleza, talento, fe y experiencia: inteligencia en movimiento. Se unieron en Saint Denis destinos encontrados, el del Real Madrid, con una carga histórica y legendaria que acrecienta su leyenda, y un Valencia único, cuyo conjunto demostró también que no fue una casualidad llegar hasta París y convertir la Ciudad Luz en una fiesta de color, llena de emociones encendidas. Ayer triunfó el fútbol español en París y todo el mimdo pudo verlo, en Saint Denis o por las hermosas pantallas de televisión que nos acercaron el milagro casi inverosímil: dos equipos españoles luchando cara a cara, golpe a golpe, partiéndose el pecho cada minuto de juego, sabedores de que la suerte no es precisamente una A casualidad porque el destino, lo dejaron escrito los clásicos hace siglos en letras doradas e intemporales, premia siempre a los audaces. Ayer triunfó el fútbol, que tantas veces disgusta con tanta razón a tantos, el fútbol que tantas otras veces emociona y salva a otros tantos que nos sentimos atraídos por la inteligencia en movimiento, es tan atrevido y armónico el destino del atleta que trata de resolver el problema antes incluso de enunciarlo. Mñagro de la ñesta, espectáculo deportivo por encima de otras consideraciones nada superfinas. Estética singular la del fútbol, mundo múltiple, pasional y vitalista del que Albert Camus Uegó a decir que todo lo que le había enseñado la vida se lo había enseñado el fútbol. Ayer fue la fiesta. Ahora siempre nos quedará París, una vez más en el recuerdo. El triunfo del fútbol ayer en París fue español. No se puede pedir más. Enhorabuena, porque valió la pena tanto esfuerzo. JJ. ARMAS MARCELO