Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 05-11-1998 página 3
ABC MADRID 05-11-1998 página 3
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 05-11-1998 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página3
Más información

Descripción

EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA SOCIEDAD ANÓNIMA 5 DE NOVIEMBRE DE 1998 FUNDADO EK 1905 POR DON TORCUATO LUGA DE TENA E cumple este año el centenario de un escritor inglés nacido, como tantos, en Irlanda, cuyo nombre está muy lejos de ser popular: C. S. Lewis, nacido en 1898 y muerto, sin envejecer, en 1963. Mis preferencias entre los escritores de nuestro tiempo en lengua inglesa van a dos nombres no demasiado populares: C. S. Lewis y, en los Estados Unidos, Thornton Wilder. De ambos he leído y releído casi todas sus obras. Al segundo, tuve la fortuna de conocerlo y hablar largamente con él cuando enseñaba yo en la Universidad de Yale. Mi conocimiento de Lewis comenzó de un modo azaroso: en un aeropuerto, creo que en Washington, compré un libro suyo, The Screwtape Letters Lo leí con sorpresa y entusiasmo: uno de los libros más divertidos y profundos que puedo recordar. En 1977 hice que se publicara en la Colección Boreal de Espasa- Calpe, que había empezado a dirigir. Lo tradujo mi hijo Miguel, y le sugerí un título español: Cartas del diablo a su sobrino El libro es una serie de cartas dirigidas por un diablo importante, Screwtape- nombre inventado y que suena áspero y algo siniestro- a otro diablo menor, un tentador de segunda clase, con instrucciones para su misión entre los hombres. Las cartas van firmadas: Tu afectuoso tío, Screwtape El libro es una apologética al revés, escrita desde el punto de vista del demonio. Obra de un teólogo lleno de humor e ingenio. Eso era C. S. Lewis. Hasta hace poco, Lewis era poco conocido fuera de su lengua; en los últimos años se lo ha ido traduciendo a otras, y le ha dado más popularidad que sus libros la película Shadow Lands (en España, Tierras de penumbra que trata de la última fase de su vida, sus amores y su fugaz matrimonio con una americana, Joy, la muerte de ésta y la desolación del marido. El origen de esta admirable y conmovedora película es el libro del autor, A Grief Observed que lo es en grado extremo. Lewis es un escritor muy complejo, un scholar experto en literatura medieval y renacentista, profesor en Cambridge y en Oxford, que escribía una clara y límpida prosa, llena de ingenio pero sin la frivolidad frecuente en autores ingleses de nuestra época. Sobre su especialidad académica escribió importantes libros, pero también novelas de algo así como ciencia ficción o ficción científica, con una veta teológica; relatos biográficos, en que aparece una visión muy negativa de la educación inglesa, sólo mitigada cuando llega a Oxford; cuentos para niños; y, sobre todo, estudios de pensamiento religioso, de extraña profundidad y extraordinario atractivo. Lewis empezó siendo ateo; llegó luego a ABC una fe muy viva; fue anglicano, pero es revelador el título de uno de sus breves libros: Mero cristianismo Creo que un cristiano de cualquier confesión se siente en casa en sus escritos. Escribió además incontables artículos, con inmensa independencia, con una mirada perspicaz y un extraño espíritu de concordia. Lewis no trataba nunca de dividir ni enfrentar, sino de ver las cosas como son, sin engaño, buscando lo verdadero, lleno de tolerancia con las opiniones posibles, pero con enérgica pasión por la verdad. Se enfrentó con cuestiones que son decisivas, que se imponen a nuestra consideración a menos que se aparte voluntariamente la vista, que son por su índole misma apasionantes. El problema del dolor por ejemplo, plantea con singular fuerza esta cuestión ineludible. Los cuatro amores es un espléndido análisis de la gran cuestión. Tiene muy en cuenta los esfuerzos que se hacen por borrar de la mente de nuestros contemporáneos la noción de lo que son, de lo que somos necesariamente los hombres: La abolición del hombre es uno de sus títulos. C. S. Lewis, a quien sus amigos llamaban Jack, era un escritor a quien convendría el calificativo, tan infreicuente, de amistoso Hondamente inglés, supo evitar las tentaciones que suelen acometer a los escritores- acaso a todos los hombres- de un país. A los hombres, y probablemente no a las mujeres; no creo que se haya planteado esta cuestión, que tendría superlativo interés. No está en claro qué virtudes o defectos pertenecen a varones y mujeres DOMICILIO SOCIAL J. I. LUCA DE TENA, 7 28027- MADRID DL: M- I3- 58. PAGS. 208 S CASI UN DESCONOCIDO LFOMBRAS ERSAS y ORIENTALES Tres plantas de exposición- venta. Gran variedad de tamaños, formas y estilos: redondas, cuadradas, pasillos, etc. Precios de excepcional oportunidad. Facilidades de pago. PARSI: Calidad, Seriedad y Precio Horario 10 a 14 h. y 17 a 20,30 h. incluso sábados C PANAMÁ, 10 (Seriiiesquina Dr. Fleming Madrid de cada variedad humana. Alguna vez me he referido a las tentaciones filosóficas de los ingleses, que han perturbado su contribución a esta disciplina- se entiende, desde que dejaron de escribir en latín- y que no han impedido su espléndida creación en otros campos: la política, la física, la filología clásica, la poesía, posiblemente la música- Los artículos de Lewis, en gran parte coleccionados en libros, abarcan asuntos variadísimos, tratados con talento literario, cordialidad y humor. Son lectura gratísima y casi siempre sorprendente. Son parte importante de una obra intelectual que tiene una extraña condición: la coherencia. Quiero decir que Lewis tiene, en la dispersión de sus escritos, en la variedad de sus géneros, un pensamiento consistente. ¿Sistemático? Si se mira bien, sí, porque lá reaüdad es sistemática. Éste ha sido uno de los grandes descubrimientos de la filosofía de nuestro siglo, distinta de lo que fue la voluntad de sistema de otros tiempos, en grado eminente en el Idealismo alemán. La vida humana es, ella de por sí, sistemática, y por eso lo es la reaüdad sin más, que aparece y se constituye en ella. El filósofo, hoy lo vemos claramente, es sistemático malgré luí porque la realidad se lo impone, no por capricho. Otra forma de capricho es la evitación de esa necesidad, por frivolidad, que explica una gran porción de lo que hoy circula como pensamiento. La obra de C. S. Lewis, en otras lenguas que el inglés, no es muy conocida. Ni siquiera en su lengua tengo la impresión de que sea poseída como un conjunto que puede ser enriquecedor. Ahí está, a disposición de los que quieran acercarse a ella. Es muy frecuente que la fama esconda una decepción; se habla interminablemente de algunos autores, que ingresan en el circuito de la fama, son editados, traducidos y comentados interminablemente, y cuando los lee uno encuentra muy poca cosa, tal vez im repertorio de errores que se generalizan. El caso de C. S. Lewis es más bien el opuesto. Lejos de ser un nombre que está en todas las bocas, en todos los periódicos y en todos los canales de televisión, al cumplirse un siglo de su nacimiento empieza a alcanzar un conocimiento aceptable, todavía insuficiente. Siempre se está a tiempo. Esta fecha puede ser una buena ocasión para volver los ojos a este autor sin gritos ni polémicas, que se hmitó a mirar, pensar sobre lo que veía y comunicarlo a los demás en atractiva prosa. Julián MARÍAS de la Real Academia Española I Tel. 91 344 02 81

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.