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ABC MADRID 26-07-1998 página 88
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88 ABC (viene de la página anterior) REPORTAJE mas. El sospechoso, al verlas, se desploma en el suelo. Se llama al médico, quien certifica que su pulso es normal y su corazón está en perfecto estado. Los policías están tranquilos. Tal como, consta en las diligencias policiales, sabían que muy bien podía ser una estratagema usada ya por él en distintas ocasiones para eludir los pagos de DOMINGO 26- 7- 98 Otra copa de vino aparece rota en el suelo. En un sillón moderno está colocado un cabezal sin funda, que había servido a alguien para dormir. Hay una camisa muy nueva, con restos de sangre, en el dormitorio del matrimonio. El asesino, sin duda, se ha cambiado de ropa. Ya entrada la tarde, se lleva a Ángeles Mayoral a la Brigada de Seguridad Ciudadana para que preste declaración. La mujer habla de ese tal Morris a quien conoce sólo de vista, que el sábado anterior había quedado citado con Emilio para recuperar unos efectos que había empeñado, si bien finalmente no había acudido. Dice que Félix le había comentado que era un tipo peligroso, que llevaba pistola, que no se fiaba de él. Una noche entre los muertos Jarabo reveló que pasó la noche del sábado, 19 de juüo, en el piso donde había cometido tres de los asesinatos. El criminal se bebió una botella de anís, durmió en un sillón del salón y borró las huellas. Además, Él la golpeó para que se callara, hasta que perdió el sentido. En ese momento llegó la esposa. Se hizo pasar por agente de aduanas. Mantuvo una charla con ella, pero oyó a la criada que intentaba abrir la puerta de servicio. Fue á la cocina y la acuchilló, sin que se enterara la señora de la casa. No obstante, ésta finalmente sospechó e intentó huir. Por eso la asesinó. Al día siguiente, domingo, sanó de la casa. Tras tomar copas y consumir drogas todo el día, esperó al lunes a que abriese la tienda. Le pidió a Félix la carta y la joya. Se pelearon y lo mató. En 1959, el Supremo confirmó la pena de muerte para Jarabo. Este es descrito como un psicópata. Uno de los acusadores, tal como recoge Cayetano Luca de Tena en un inolvidable reportaje publicado en Blanco y Negro, dice en la Sala, citando a Schneider: El mejor tratamiento para un psicópata desalmado es el cadalso Jarabo, quien ya conoció la cárcel en EE. UU. donde fue condenado por trata de blancas, -regentó una casa de tolerancia en Puerto Rico- estuvo en el juicio sereno, frío. Era muy inteligente y sensible aunque violento. Su madre, que lo adoraba- le llamaba Cuqui se arruinó por mandarle dinero, que él derrochaba. Su pasión eran las mujeres. En la mañana del 4 de julio de 1959 fue ejecutado. Un veterano agente de la Brigada recuerda aún que el día anterior hubo un sorteo para ver quién iba a la ejecución. Nadie quería. Le tocó a él- siempre tuve mala suerte para eso -pero un compañero le evitó el mal trago. Jarabo se derrumbó en el pasillo que lo Uevaba hasta el garrote. Su verdugo, como era preceptivo, fue arrestado por causar la muerte a un hombre. Sólo 48 horas después, el juez le aplicó la eximente completa de cumplimiento de obligaciones en su oficio o profesión Cosas de la época. narse todo. Jarabo afirma que ese día se citó a las nueve y media de la noche con los socios en la tienda para recuperar la joya por 6.500 pesetas, pero que se encontró a una chica en el Metro con la que trabó amistad por lo que llegó tarde. Por ello, decidió ir a casa de Emilio, pues pensaba que él podía tener la joya y la carta. Cuando éste le aseguró que no era así, y que los negocios los trata en la tienda comenzó su orgía de sangre. P a b l o MUÑOZ Nombre y apellidos Ángeles Mayoral termina de declarar a las 4 de la madrugada del martes, día 22. En ese momento, los responsables del caso ordenan identificar, localizar y detener a este individuo. Tras numerosas gestiones, a las nueve y media de la mañana se logra poner nombre y apellidos al sospechoso: José María Jarabo Pérez Morris, de 34 años, que utiliza las identidades falsas de José María Pérez Morris y José Manuel Jarábo Morris, entre otras. Su última residencia conocida estaba en la calle Eraso, 8, pero allí, ese día, no había nadie. Poco después, ya se tiene su fotografía. Está fichado. A las once de la mañana el dueño de la tintorería del número 49 de la calle de Orense Una de las colas que se formaban acude a la Policía. Se ha enterado de la noticia por la Prensa sus francachelas en salas de fies- el país está conmocionado por el tas Cuando recupera el habla, suceso- y exphca que el día ante- niega los hechos que se le impurior un hombre ha acudido a su tan. Pero las pruebas son conclulocal con un traje manchado de yentes y acaba por derrotarse. sangre. La descripción que Tres de la madrugada del 23 de aporta del cliente coincide con julio. El inspector jefe Sebastián los datos de Jarabo. Fernández Rivas y los policías De inmediato, se monta un dis- Pedro Herranz Rosado y Ramón positivo de vigilancia en la caUe Monedero Navalón son los enOrense. Los agentes están acom- cargados del interrogatorio. Japañados por una mujer que co- rabo explica que desde hace años noce a Morris A las doce del lleva a la tienda de Félix y Emimediodía, llega a la tintorería un lio numerosos objetos para emhombre que, de inmediato, es peñar. En 1956, acude al local identificado como el sospechoso. con Beryl Martin Jones, con El hombre, que lleva un DNI quien vive un apasionado rofalso, se resiste al arresto. Se le mance a pesar de estar ambos interviene una pistola FN del 7,65 casados La mujer pignora un con cargador, una pulsera y un brillante, aunque la operación se omega, ambos de oro, y dos jue- hace a nombre de su amante. Les gos de Uaves, uno de la vivienda dan cuatro mil pesetas. Pasado el y otro de la tienda, entre otros tiempo, llega a España el marido efectos. Ángeles Mayoral reco- de Beryl, quien echa en falta la noce posteriormente esos objetos alhaja. como propiedad de Emilio. Según la versión del detenido, Jarabo es trasladado a las de- la mujer ve que puede ser descupendencias de la Dirección Gene- bierta, por lo que le pide que reral de Seguridad, al despacho del cupere la pieza. Él lo intenta, jefe de la Brigada de Investiga- pero siempre se encuentra con la ción Criminal. Sobre la mesa, actitud dilatoria de los socios, hay unas fotografías de las vícti- que le exigen el consentimiento para asistir al juicio de Jarabo trató de simular un crimen sexual en el caso de la asistenta. Sobre las muertes, Jarabo reveló que al Uegar al piso llamó al timbre con el codo, para no dejar huellas. Le abrió la puerta la criada. Emilio le recibió en el salón. Le pidió la carta y el anillo, pero él le dijo que no los tenía y que no era sitio para hablar de negocios. Discutieron, se enzarzaron en una pelea y lo mató de un disparo. La asistenta lo vio y comenzó a gritar. de Beryl, algo innecesario porque ella no figura en la operación. No obstante, finalmente accede y les entrega una carta de su amante que, al margen de su contenido íntimo, da su consentimiento para recuperar la joya. Jarabo añade que a partir de ese momento, los dos socios, ambos con antecedentes, comienzan a extorsionarle con la amenaza de hacer llegar la carta al marido de Beryl. En una ocasión, llegan a las manos por este motivo. No obstante, parecía que el 19 de julio, sábado, iba a solucio-

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